Movilización social y política del PC

Movilización social y política del PC

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Las democracias representativas procuran interpretar el sentir de la población por medio de representantes electos por aquella. En Chile, estos ejercen el poder a través de instituciones: la Presidencia de la República, el Parlamento, las Gobernaciones Regionales y las alcaldías municipales. La existencia de elecciones regulares permite que la ciudadanía exprese su conformidad o disconformidad con el estado en que ellas se encuentren, y, así, preservar una cierta sintonía entre representantes y ciudadanos. Pero, además, en las sociedades democráticas y abiertas los ciudadanos tienen, en todo momento, el derecho de dar a conocer sus puntos de vista, en manifestaciones públicas o en debates orales o escritos, utilizando la multiplicidad de medios disponibles, digitales o físicos.

La movilización social, en cambio, es una herramienta utilizada por los partidos políticos para presionar las decisiones de los representantes electos en la dirección de sus particulares ideas. En otras palabras, es una expresión sesgada de la sociedad, de ciertos grupos de personas, cuyas motivaciones son canalizadas por esos partidos, pero que no necesariamente representan lo que la población en su conjunto desea, a pesar de que eso es lo que se quiere hacer creer.

El PC basa gran parte de su actuación política en lo que ellos denominan “movimientos sociales”, muchos de ellos impulsados por militantes o simpatizantes del Partido, por lo que su pretensión de que estos interpretan a la sociedad en su conjunto dista de ser genuina o real. El fallecido expresidente del PC Guillermo Teillier decía que su Partido, como miembro de la coalición gobernante, lo haría “con un pie en el gobierno y el otro en la calle”, es decir, presionando para que el gobierno hiciera lo que “la calle” pedía. Sin ir más lejos, sugirió que la fallida Convención fuera “rodeada” por “movimientos sociales” para forzar la redacción de la nueva Constitución en la dirección por ellos deseada.

Ahora, el diputado Luis Cuello, jefe de la bancada PC, ha dicho que el Gobierno no ha logrado avanzar en las reformas de su programa, porque las movilizaciones sociales bajaron en intensidad, sugiriendo que, si se hubieran mantenido, el programa original hubiese tenido mayores avances. Ese es un planteamiento profundamente antidemocrático. Las movilizaciones sociales decayeron porque perdieron sintonía con la población —el rechazo a la Convención y la posterior elección del Consejo Constitucional así lo muestran—, por lo que haberlas mantenido hubiese sido un ejercicio de manipulación no representativo de los anhelos de la sociedad.

La población haría bien en distinguir entre las manifestaciones ciudadanas genuinas y las movilizaciones sociales manipuladas con intencionalidad política. (El Mercurio)

Editorial El Mercurio

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