A raíz del reciente accidente que costó la vida a un suboficial de Carabineros, quien en una moto trataba de interceptar a un delincuente que también iba en moto y que había asaltado a un transeúnte, surge nuevamente una reflexión: ¿Hasta dónde es exigible que un carabinero arriesgue su vida?
Entonces habrá quienes no tengan reparo en que los carabineros arriesguen su vida, sin límite alguno. Sin embargo, otros con mayor sensibilidad, dentro de los que me incluyo, no estarán de acuerdo con esta exigencia. Me parece que la persecución de policías para detener a delincuentes que huyen, especialmente en vehículos, debe tener un límite, para no exponer la vida de los primeros mencionados y la de terceros, pues puede darse el caso de que ese vehículo, finalmente, esté asegurado a todo evento, incluyendo el robo.
El juramento de todo carabinero, de «rendir la vida, si fuese necesario, en defensa del orden y la patria», debe tener una justa interpretación, en la que el primer bien jurídico a proteger sea la vida e integridad física de las personas, y a continuación la del carabinero. Por supuesto que la defensa del orden y la patria seguirá teniendo el mismo rango de importancia que siempre ha tenido. (El Mercurio Cartas)
Alberto Cienfuegos B.
