Inflación, crecimiento y política monetaria. ¿Dónde estamos?

Inflación, crecimiento y política monetaria. ¿Dónde estamos?

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Los bancos centrales han estado trabajando para reducir la alta inflación causada por las políticas y los cambios de conducta de los consumidores y la fuerza de trabajo durante la pandemia y eventos posteriores. Se adoptaron apoyos fiscales y crediticios otorgados a empresas y hogares, restricciones a la movilidad impuestas por las autoridades, reducción de tasas de política y aumento de los balances de los bancos centrales para mitigar los efectos de la pandemia en la actividad económica. Los cambios de comportamientos incluyeron alteraciones en la composición de la demanda desde servicios hacia bienes, perturbaciones en el mercado laboral, problemas en las cadenas de suministro y aumento en los costos de transporte.

Posteriormente, frente a altas inflaciones que mostraron ser más persistentes, iniciaron un proceso de alzas de las tasas de interés para intentar controlarlas y llevarlas a sus metas. Aunque las políticas monetarias restrictivas y la normalización de las cadenas de suministro y el mercado laboral han contribuido a reducir la inflación, aún queda trabajo para que converja a las metas de los bancos centrales. Además, existe el riesgo de que el conflicto en el Medio Oriente impulse tanto los precios del petróleo y otros productos primarios, dificultando la tarea.

En este contexto, la Reserva Federal (Fed), con una inflación subyacente del 3,7% anual en septiembre, decidió mantener la tasa en su reunión de noviembre. Junto con la desaceleración en la creación de empleo y el crecimiento de los salarios en octubre han contribuido a una baja en las tasas largas y a una depreciación del dólar. Según los precios de mercado, el escenario más probable ahora es mantener la tasa actual hasta el segundo semestre del próximo año. Sin embargo, como señaló el presidente de la Fed este jueves, no se pueden descartar nuevas alzas en la tasa si la inflación no avanza claramente hacia la meta de 2%. Con la disminución de la inflación y la contracción del PIB en el tercer trimestre, la zona euro (ZE) también estaría completando el proceso de alzas de tasas.

Es sorprendente que, a pesar de los shocks recientes y las pronunciadas alzas de tasas, el crecimiento económico global de este año ha disminuido menos de lo proyectado. La principal sorpresa ha sido la continua resiliencia de Estados Unidos. En contraste, la ZE, que estaba recuperándose gracias a los servicios, se contrajo en el tercer trimestre. Mientras tanto, Japón sigue creciendo gracias a la recuperación de los servicios con la apertura de la economía a los flujos de personas.

China también se ha estado recuperando gracias al levantamiento de su política de tolerancia cero al covid-19, alcanzando un crecimiento anualizado de 5,3% en el tercer trimestre, superando las proyecciones. Sin embargo, enfrenta varios desafíos y riesgos que afectan sus perspectivas de crecimiento futuro y con efectos en la economía global. Estos desafíos incluyen la deflación, una crisis inmobiliaria que puede afectar a su mercado financiero, problemas en los gobiernos locales para servir su deuda, la exposición del sistema bancario a los gobiernos locales y al sector inmobiliario, y la caída de la inversión extranjera directa resultante de los conflictos con Estados Unidos.

Por su parte, la economía chilena también ha enfrentado desequilibrios macroeconómicos que surgieron durante la pandemia y los shocks posteriores. Se manifestó en una importante alza de la inflación, que alcanzó 14,1% anual en agosto de 2022, y déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos (brecha entre el gasto interno e ingreso nacional) de 10% del PIB en el año, terminado el tercer trimestre de 2022. En los últimos dos años, las políticas monetarias y fiscales han contribuido a corregir estos desequilibrios.

La caída de la inflación se ha intensificado en los últimos meses, con una tasa anualizada de inflación subyacente (IPC sin volátiles) de 1,7% en los últimos 6 meses y del 0,4% en los últimos 3 meses. Al mismo tiempo, el déficit en cuenta corriente se redujo al 4,6% del PIB en el año, terminado el segundo trimestre de 2023.

Las medidas de ajuste han resultado en varios trimestres de crecimiento del PIB por debajo de su potencial, lo que ha reducido la brecha entre PIB efectivo y potencial. Como resultado, el PIB se contrajo 2% entre el cuarto trimestre de 2021 y el segundo trimestre de 2023 y se estima un modesto crecimiento de alrededor de 0,3% del segundo al tercer trimestre de este año. Esta desaceleración también se vio influida por un menor crecimiento global y condiciones financieras externas más restrictivas.

Con el progreso en la reducción de inflación y déficit en cuenta corriente, la suspensión de la política de acumulación de reservas y de no renovación de derivados cambiarios, y una baja de la tasa menor a la esperada, se redujo la presión depreciativa del peso chileno por factores internos. Sin embargo, los movimientos en la paridad internacional del dólar siguen dominados por la evolución de la inflación de Estados Unidas y las políticas de la Fed.

Con una economía que ha reducido en forma importante sus desequilibrios, una tasa de política sobre el 6% real —considerando expectativas de inflación a 12 meses— es muy restrictiva para esta etapa del ciclo. Por lo tanto, las condiciones están dadas para que el Banco Central continúe reduciendo la tasa y contribuya a impulsar el crecimiento.

No obstante, dado el bajo crecimiento potencial de la economía chilena, estimado en no más del 2% anual, es difícil crecer en forma sostenida sin abordar su aumento. Intentar un crecimiento por encima del potencial con políticas monetarias y fiscales expansivas solo podría generar problemas en balanza de pagos y acelerar la inflación.

Recuperada la estabilidad, condición necesaria para un ambiente más propicio para el desarrollo, es importante abordar otros factores que limitan el crecimiento potencial, como bajo nivel de ahorro, incertidumbre interna y asfixiante “permisología” que afectan la inversión, deficiencias en educación pública y capacitación laboral, deterioro en seguridad y escasa expansión de la productividad. (El Mercurio)

Vittorio Corbo