«Cuando sistemas de misiles estadounidenses casi pueden alcanzar Moscú desde territorio ucraniano, para Rusia es hora de emplazar algo más potente cerca de ciudades de Estados Unidos«. Triunfalistas sonaron las palabras de la presentadora de TV rusa Olga Skabeeva cuando anunció la noticia el pasado jueves (08.06.2022): tropas, barcos y aviones rusos serán enviados en el segundo semestre de este año a Nicaragua, «naturalmente», para realizar tareas humanitarias, según dijo.
La noticia causó sobresalto de inmediato en Costa Rica, que desde 1948 no dispone de un Ejército propio. «Obviamente, Costa Rica, siendo el país pacífico que es, que tomó la decisión histórica de no tener Ejército, fuerza aérea armada, marina, etcétera, ve con preocupación que vecinos empiecen a construir una fuerza militar al otro lado de la frontera», declaró el presidente Rodrigo Chaves al ser consultado al respecto, tras un evento oficial.
REACCIÓN DE EE.UU.
También en Estados Unidos el asunto tuvo impacto. En conversación con DW, el subsecretario del Departamento de Estado para asuntos hemisféricos, Brian Nichols, criticó el jueves duramente la decisión nicaragüense: «Nicaragua invitó a fuerzas rusas para hacer ejercicios, aunque sean humanitarios, en un momento en que ese país está invadiendo a un vecino y cometiendo violaciones a los derechos humanos en Ucrania. Nos parece una provocación por parte el régimen nicaragüense y peligroso para nuestro hemisferio».
Nichols insinuó que podría haber una reacción de parte de Washington. «Hemos exigido la liberación de los presos políticos, el respeto de las normas democráticas y que se abstengan de provocar a sus vecinos. Sin embargo, ellos no respetan eso. Obviamente, tenemos que usar las palancas y herramientas en nuestro poder para expresar nuestro desacuerdo con sus acciones», indicó en la entrevista, realizada en el marco de la Cumbre de las Américas, en Los Angeles.
¿UN PELIGRO REAL?
Analistas estadounidenses como Stephen Blank, del Instituto de Investigaciones de Política Exterior, con sede en Filadelfia, temen que Rusia pudiera verse tentada a ampliar su presencia militar en Nicaragua, precisamente debido a la guerra de Ucrania.
El permiso transitorio para que barcos de guerra rusos atraquen en puertos nicaragüenses podría derivar fácilmente en la creación de una base naval permanente. Eso ocurrió ya en Siria, Sudán y Birmania (Myanmar), escribió Blank en un artículo para el portal The Hill. Según este especialista en Europa del este, el Gobierno de Washington debe reaccionar.
En 2016, Nicaragua compró 50 tanques rusos T-72, como este, que fue fotografiado en la República Checa.
Carolina Jiménez, presidenta del think tank Oficina en Washington para América Latina (WOLA), considera que «el decreto de Ortega es una provocación innecesaria. Se trata de una autorización periódicamente renovada con ritmo anual, pero ahora aparece en un nuevo contexto: el del Gobierno no legitimado de Ortega y la guerra de Ucrania».
En su opinión, las preocupaciones de Costa Rica y otros países del área están plenamente justificadas. Pero considera que, en semejantes situaciones, los países no deben dirigir siempre la mirada hacia Washington, sino actuar por sí mismos, incluyendo a México.
«América Latina debe activar sus propios canales diplomáticos», dijo a DW la presidenta de WOLA: «No hay que olvidar que la crisis política de Nicaragua también tiene efectos en México, donde llegan cada vez más nicaragüenses que dejan su país, sacudido por las violaciones de derechos humanos». (DW)