Aunque Manuel José Ossandón busca en ciertos espacios no hacerlo notar, su apoyo no ha sido indiferente para la candidatura de Sebastián Piñera. En su apoyo, el piñerismo ve una importante posibilidad de dar vuelta el resultado del 19 de noviembre y, con eso, poder llegar a La Moneda. Tanto así, que se comprometieron con el senador a una serie de reformas y propuestas que han dado bastante que hablar: elección de intendentes con atribuciones en las próximas elecciones, compromiso en avanzar en gratuidad poniendo énfasis en la postergada educación técnica, un sistema de transporte que sea integrador y que no se olvide de las zonas históricamente postergadas, una nueva Ley de Pesca y el compromiso de reactivar el programa de demoliciones de blocks, «Segunda Oportunidad».
El Mostrador habló con el ex alcalde de Puente Alto sobre su visión de cómo debería ser la derecha y la candidatura de Piñera.
-A muchos extrañó que le haya dado su apoyo a Sebastián Piñera. En esta campaña, se preocupó de mostrar que una derecha social era muy superior a una derecha económica, pero los resultados fueron claros en favor de la derecha económica.
-La opción de dar mi apoyo al candidato Piñera la he explicado abierta y transparentemente. La elección que se está jugando ahora es otra. Yo ya di mi pelea, sigo fiel a lo que pienso y dije, pero ante la responsabilidad de lo que está en juego, no puedo quedarme de brazos cruzados siendo un espectador. Por eso veo cómo aportar. Mi apoyo y los compromisos que obtuvimos del candidato Piñera apuntan a hacer más social y empática la propuesta de Piñera, a darle corazón y centrarla en las verdaderas necesidades de la ciudadanía.
-¿Por qué la gente habría de creerle a la derecha que ellos se preocupan de la dignidad de las personas?
-Mi testimonio y carrera política han mostrado que la izquierda no tiene el monopolio de preocuparse por los problemas de la gente. Tras años de exitosa gestión en Puente Alto, podemos mostrar con hechos que esto no es así. Y la gente lo reconoce. No por nada obtuvimos el reconocimiento que obtuvimos, siendo que esta comuna siempre se había caracterizado por un voto de izquierda. Y a tal punto, que el reconocimiento se extiende más allá de Puente Alto, llegando a otras comunas de clase media. Con esta trayectoria mostramos que los chilenos no votan por la izquierda o por la derecha, votan por quienes le den la confianza y el respaldo de que se harán cargo de sus problemas.
-En el libro que escribió con nosotros, “Hacia una Derecha Diferente. Diálogo con Manuel José Ossandón”, refiriéndose a la derecha económica, decía: “Tienen que preocuparse no solo de ganar plata, sino que de levantar –por decirlo así– a esa gente que no ha tenido las oportunidades”.
-Parte de la incapacidad que hemos tenido como sector para lograr dar trayectoria a nuestras ideas y propuestas políticas está en que hemos sido presa de una derecha económica, la cual, aprovechándose de su situación aventajada, ha ido desplazando la alternativa de una derecha social. Yo creo que a punta de porrazos esa derecha económica se ha dado cuenta de que no basta con un mensaje centrado solo en el crecimiento. Debe centrarse en la distribución solidaria de los beneficios, en una mayor red de seguridades, en mejores oportunidades y en condiciones más dignas para todos. Está bien defender el emprendimiento, la libre iniciativa y la capacidad de las personas para salir adelante con esfuerzo. Pero con eso no basta. Debemos ser capaces de empatizar y dar respuesta a quienes no gozan de las mismas ventajas que la derecha económica. Esos que son de ese otro Chile que sí lo pasa mal y que solo espera un empujoncito para salir adelante. Y, en eso, la experiencia de este Gobierno nos muestra que no da lo mismo quién desarrolle las políticas para hacerlo bien.
-¿Le preocupa entonces la gratuidad en el sistema educacional? ¿Por qué ha sido tan importante para condicionar su apoyo a Piñera?
-El acceso a la educación superior hoy es extremadamente costoso. El sueño de dejarles educación de calidad y mejores oportunidades a tus hijos se transforma en una verdadera mochila para la gran población del país. Lo mejor que podemos dejarles a las próximas generaciones es mejor educación, por eso he sido majadero en que nos comprometamos en ir avanzando responsablemente en esta materia. El actual Gobierno de la Nueva Mayoría se deshizo en promesas que no pudo cumplir, jugando con las expectativas de las personas. ¡Hizo una reforma tributaria que paralizó la economía para financiarla y la plata no alcanza! Hoy no tenemos una ley que proteja y garantice el beneficio de gratuidad, el diseño pone en riesgo la continuidad de las instituciones y, además, se ha discriminado a la educación técnico profesional.
-¿Ese es el camino de la derecha socialcristiana, cuando usted dice “mi derecha no está por el crecimiento a cualquier costo»?
-Muchas veces desde la derecha económica se ha negado la opción de avanzar en estas materias que son justas. Lo hacen porque su análisis se reduce solo a la evaluación económica, que hacen en complejas planillas. Pero se olvidan de que detrás de los números hay familias que lo pasan mal, sueños truncados y mucho malestar ante una sociedad que no es capaz de igualar las oportunidades. Como mi trayectoria política se ha centrado en conocer la realidad, en la calle, me indigna que se niegue a avanzar sabiendo que podemos hacerlo. Están los recursos, están los mejores equipos, solo basta la voluntad de hacerlo. Por eso valoro el compromiso del candidato Piñera, porque estoy seguro que con él tendremos una gratuidad mejor.
-Y la extensión del Metro hacia la Pintana, ¿por qué específicamente hacia esa comuna?
-Uno de los signos que muestran que, a quienes diseñan nuestras políticas públicas, parece olvidárseles el valor de las personas, es el nivel de exclusión que muestran muchas comunas periféricas como La Pintana. Mientras nos enorgullecemos de un país con ingresos de países desarrollados, con infraestructura de primer nivel, hay otro Chile que queda a metros de ese Chile exitoso que no queremos ver. El drama que hay en La Legua, la exclusión de La Pintana, entre otros, es algo que tenemos que revertir para demostrar que nos preocupan las carencias de la gente. Mi experiencia como alcalde de Puente Alto da cuenta del cambio sustancial que puede hacer una línea de Metro. Con mejor acceso a transporte pudimos cambiarles la calidad de vida a miles de personas y le cambiamos la cara a una comuna que había sido históricamente estigmatizada.
-El Papa Francisco, en noviembre de este año, sostuvo que hay “muchas caras» de la pobreza marcadas por “la privación de la dignidad”. ¿Usted piensa que en Chile se ha avanzado o retrocedido en dignidad?
-El Papa Francisco ha sido un liderazgo que valoro y admiro precisamente por poner en el centro el valor de la persona humana. Su mensaje no ha dejado indiferente a nadie. Su liderazgo está haciendo cambiar a muchas personas su visión, ablandándoles el corazón y mostrándoles que hay un enorme desafío. El foco debe estar en terminar con esos problemas invisibles que son el Sename, los problemas de los campamentos, la falta de dignidad en los blocks, el flagelo de las drogas en las poblaciones, el problema de la falta de rehabilitación en nuestras cárceles, entre otras cosas. Por eso, hemos hecho ver al ex Presidente y su equipo la importancia de resaltar públicamente que, en su Gobierno, reactivaremos el programa Segunda Oportunidad, en el cual demoleremos las viviendas sociales entregadas por el Estado que, más que un sueño cumplido, se convirtieron en la pesadilla de los que accedieron a una mala política pública.
-También usted ha señalado que otra de las faltas de dignidad que identifica está en la sistemática postergación que han tenido las regiones producto del centralismo que hay en Chile. ¿Cómo piensa que se puede revertir esa situación?
-Las regiones parecen el patio de atrás de Santiago. Siempre en los debates presidenciales escuchamos propuestas para que se avance en más autonomía para las regiones, pero lo contrario siempre se termina imponiendo. Nadie quiere perder poder. En esta materia hay que ir del dicho al hecho. Este Gobierno de la Nueva Mayoría nos ha mostrado su incapacidad de avanzar en un proyecto que permita dotar de facultades al nuevo gobernador regional electo. Por eso, pese a que Guillier tiene esto dentro de su discurso, creo que luego del compromiso asumido por el candidato Piñera podremos avanzar en tener regiones con la capacidad de elegir a sus intendentes en la próxima elección.
-Entre sus críticas más ácidas está esa de que la derecha no ha creído en su propio modelo: la libre competencia. Y que gracias a ello se ha permitido la concentración económica y que los banqueros sean dueños de medios de comunicación social, algo que está prohibido en muchos países del mundo.
-Mi crítica se ha centrado siempre en la falta de coherencia que ha tenido nuestro sector. Nos decimos defensores de la libre iniciativa y del mercado, pero no hacemos nada contra la concentración que termina siendo abusiva contra los más pobres. Queremos las penas más altas para los delitos comunes y corrientes, pero miramos para otro lado cuando se trata de delitos de cuello y corbata, como las colusiones de farmacias o el financiamiento ilegal de la política. Por eso, y porque creo que hay que dar una señal clara de que esto va a cambiar si llegamos a gobernar, es que he puesto el foco en la necesidad de tener una nueva Ley de Pesca, libre de cualquier cuestionamiento ético y centrada en terminar con la concentración de los recursos pesqueros en unas pocas manos. Hace pocos días el mismo ex ministro de Economía Juan Andrés Fontaine reconocía que la ley había quedado con problemas en la asignación de cuotas pesqueras. ¿Por qué tenemos que esperar tanto para actuar? Eso es lo que tenemos que terminar para dar una señal clara y coherente.
-Sobre el menoscabo que tiene la política en la credibilidad pública, usted afirma que el gran culpable es la relación perversa entre el dinero, los negocios y la política. ¿Continúa creyendo en eso?
-Por supuesto que lo sigo creyendo. Si los resultados de este incesto entre los negocios y la política es alarmante. La legitimidad social está en el piso. Y la gente mostró que quiere otra cosa. En las votaciones vimos cómo la mayoría de los que iban a reelección y estaban vinculados en problemas de credibilidad terminaron no siendo reelectos. Esto es muy bueno, pero, al mismo tiempo, ante la incapacidad de algunos de renovarse, genera un problema. Pienso que parte importante del éxito del Frente Amplio está en que son capaces de ofrecer una alternativa novedosa, libre de estos conflictos del pasado. Como la derecha no ha asumido aún que la política cambió y se necesita un nuevo estándar, está sufriendo las consecuencias.
-¿Cómo cree que abordará este desafío un eventual Gobierno de Sebastián Piñera?
-Hay que tener claro que parte importante del éxito del próximo Gobierno se juega en su capacidad de ganar legitimidad. Los desafíos de gobernabilidad del próximo Gobierno son muy grandes y se requerirá de un estándar de tolerancia cero con cuestiones que puedan afectar la credibilidad y la legitimidad. En esto, espero poder cumplir un rol como senador durante el próximo Gobierno, levantando la voz cuando no se esté haciendo todo lo que esté en las manos para garantizar y asegurar la legitimidad que los chilenos esperan.
-Finalmente, ¿cree que su apoyo a Piñera sea suficiente como para que el candidato de la derecha gane en Puente Alto?
-No puedo asegurar que Piñera vaya a ganar en Puente Alto. Bajo ningún punto de vista. Hay mucha gente que va a votar por Piñera porque confía en mí. Históricamente, nunca ha ganado ningún candidato de la centroderecha y la derecha, salvo en la elección municipal y senatorial mía. Que Sebastián Piñera vaya a subir su votación, de eso no me cabe duda, pero que vaya a ganar en Puente Alto, eso, la verdad, es muy, muy difícil. (El Mostrador)