Está a punto de cumplir dos años como consejero del Banco Central. Entró en enero de 2014 en reemplazo del cupo dejado por Manuel Marfán, y si bien ya está completamente integrado al trabajo institucional, todavía le quedan un par de cajas con libros que acomodar.
Pablo García ya había pasado por las oficinas del instituto emisor ejerciendo diversos roles, entre ellos, como gerente de la División de Estudios (2007-2010), así que por varios años fue parte de la “cocina” en la elaboración del Informe de Política Monetaria (IPoM), cuya última versión fue entregada el lunes de la semana pasada.
La mayor polémica que dejó este IPoM es respecto del crecimiento. Pese al recorte en la proyección que hizo el Banco Central para este año, los expertos aún encuentran que el rango de 2% a 3% es optimista. ¿Cuál es su evaluación?
Primero, en realidad no vemos mucha diferencia con lo que muestran las encuestas, en general, que han parecido. Segundo, que por algunas décimas se hable de que tenemos un escenario que es muy distinto a lo que el consenso está viendo es, en mi impresión, un énfasis excesivo. Y, tercero, sí tenemos una proyección más baja para 2016 respecto de la que entregamos en septiembre, fundamentalmente porque el escenario internacional que se ve hacia adelante es menos favorable y eso se nota, por ejemplo, en el precio del cobre y en la situación de la región.
Es que la crítica también apunta a que en tres meses el Banco Central vuelve a cambiar las proyecciones.
Las cifras coyunturales que hemos estado mirando no son muy distintas respecto de las que teníamos en el escenario de septiembre. De hecho, la estimación que teníamos en septiembre para 2015 en materia de crecimiento era entre 2% y 2,5% y la proyección que tenemos ahora es 2,1%, lo que se explica, sobre todo, por los recortes de producción minera que han sido súper grandes. No obstante, el resto de la actividad económica ha seguido bastante en línea con lo que dijimos en septiembre. O sea, no son noticias de corto plazo las que forman la principal razón por la cual estamos colocando la proyección hacia abajo para el 2016, sino que más bien es la constatación completa del escenario internacional que se ve menos favorable que hace tres meses.
¿Cuáles son los factores externos que más complican a Chile?
Hay tres temas. Uno, la situación regional donde, por supuesto, Brasil juega un rol muy importante por su tamaño. Dos, el rebalanceo de China y su impacto en las economías emergentes y, lo tercero, la subida de tasas de la Fed. Los tres factores están sujetos a incertidumbres, aunque tanto Estados Unidos como China están siguiendo caminos más bien predecibles y necesarios, así que es en la región donde uno ve la cosa más compleja. Estamos todos viviendo el hecho de que se acabó el superciclo de commodities, tenemos que adaptarnos a esta nueva realidad, hay que ajustar las expectativas y las políticas. Eso no es trivial y cada país lo enfrenta de una manera distinta.
¿Cuánto hay también de influencia negativa del escenario interno?
Hay un par de cosas interesantes. Por un lado, las perspectivas de la formación bruta de capital fijo para 2015 se ven mejor a lo que teníamos en septiembre, con una revisión de casi dos puntos porcentuales al alza. Y, por otra parte, lo que también mencionamos en el IPoM es que si uno compara los indicadores de expectativas habituales, están en niveles un poco disociados de lo que uno observa en términos de las cifras duras de actividad y empleo.
¿En qué sentido?
Por ejemplo, las perspectivas y la percepción de pesimismo de los hogares se notan más deterioradas de lo que uno observa cuando ve la evolución del mercado laboral. A su vez, uno ve un nivel de pesimismo que, por supuesto, responde al ambiente actual, que si se compara históricamente sería indicativo de una economía en contracción y recesión, y no de una economía que está creciendo.
Creciendo, pero poco…
Sí, claro, creciendo, pero poco. Entonces, ahí uno ve una cierta desconexión, porque los indicadores de expectativas son parecidos a los que teníamos en la recesión de 2009, cuando la economía se estaba contrayendo de manera brutal. Las cifras no nos dicen hoy que la economía esté contrayéndose, al contrario, estamos creciendo.
¿Qué explica esta disociación?
Es difícil extrapolar qué tipo de discusión pública puede estar influyendo en la percepción de la gente. Nosotros, en su minuto, cuando evaluamos el efecto que esto podía estar teniendo en la actividad económica, dijimos que para el 2014 alrededor de un cuarto de lo que le pasó a la inversión podía estar vinculado con ese ambiente de pesimismo y el resto a la inversión minera y el contexto internacional. Ahora, es difícil hacer una cuantificación mecánica de qué es lo que estamos viendo en este momento, pero sabemos que hay conciencia de que el mundo emergente y Chile, en particular, están transitando por un ajuste bastante grande, donde los precios de los commodities han caído a la mitad. A eso se suma la percepción de que el mundo como un todo no tiene mucho espacio para crecer mucho más rápido.
CUESTIÓN DE CONFIANZA
¿En el Central creen que la crisis de confianza va en retirada?
En lo personal, me cuesta pensar que podemos estar indefinidamente enfrascados como sociedad en un ambiente de negativismo y pesimismo, dado que la economía chilena está fundamentalmente sana.
¿Lo que quiere decir el Banco Central es que dadas las actuales condiciones no es malo crecer al 2%?
Estamos creciendo, pero no podemos estar conformes y es bueno que discutamos cómo lo podemos hacer mejor. Pero tampoco podemos negar que hay un cambio de tono en el ciclo mundial que enfrenta Chile que es bien evidente y, a veces, se nos olvida que estamos insertos en un mundo donde las condiciones han cambiado notoriamente. Uno puede mirar el vaso medio lleno y decir que no estamos en una situación como otras economías emergentes con crisis económico-financieras inminentes, o con desequilibrios importantes.
El sesgo a la baja que asignan al crecimiento ¿qué tanta probabilidad tiene de concretarse?
Este sesgo se explica porque vemos más escenarios que podrían hacernos crecer menos que el escenario base, que escenarios que podrían hacernos crecer más.
¿Han visto la posibilidad de que Chile pueda caer en recesión?
Dentro de los riesgos no tenemos un escenario de recesión, pero también hay que decir que estamos bien preparados, con un marco de políticas que nos permite reaccionar con flexibilidad y a tiempo en las diversas circunstancias. Decir que es probable que la economía chilena entre en recesión me parece excesivo.
¿La señal que entregó el gobierno con la Ley de Presupuestos 2016 y el reajuste del sector público es la que esperaban?
Tanto la discusión presupuestaria como el reajuste del sector público son un reflejo de la visión de que el mundo emergente ya no está tan boyante y hay que acomodarse a eso. La política monetaria refleja un poco lo mismo: el grado de estímulo que se puede otorgar en la macro es más acotado ahora y hay que ir retirándolo de a poco, sin que eso signifique que hay que entrar en sesgos contractivos. Eso es muy relevante para dimensionar bien en qué espectro del universo nos estamos moviendo.
¿Qué ayudaría a que la economía chilena no se vaya abajo del 2%?
No hay una cifra mágica aquí, pero tengo confianza en que están dadas las condiciones para que Chile siga creciendo. Ahora, ¿con qué medidas en particular? Por lo que a nosotros nos concierne, debemos seguir manteniendo el grado de estabilidad en los precios y preocuparnos de la estabilidad financiera; ambos son relevantes para conducir nuestras políticas de acuerdo al marco que nos hemos dado. Pero también hay que tomar en cuenta que existen desafíos de largo plazo, reformas estructurales que se están discutiendo en estos minutos y que son debates bien álgidos, que, en todo caso, está bien que se den en democracia.
Lo dice por la educación, Constitución, reforma tributaria…
Por todo el ámbito de discusión que se está dando. Los países que van avanzando en su senda de desarrollo se encuentran con distintos desafíos, no fáciles de resolver. Si hubiera una llave mágica para el crecimiento y las reformas estructurales, ya se habría encontrado.
¿Cómo se mueve el Central en este cuadro para controlar la inflación y no enfriar más la economía?
Nuestra labor es conducir la política monetaria de manera que se logre la meta de inflación, que es que de aquí a dos años esté en 3%. Ese es el paraguas que permite ordenar la toma decisiones. Después uno empieza a ver qué está ocurriendo en el mundo con los commodities, qué pasa en los mercados financieros internacionales, qué pasa en la economía doméstica y al colocar todas esas cosas juntas, calibramos cuál es la trayectoria de tasas de interés que permite que la inflación vuelva al 3% en el escenario base.
¿Pero no pone al consejo en una situación compleja si se considera que para 2015 la proyección de inflación llega a 4,5% y un crecimiento de 2,1%?
Por supuesto que la trayectoria esperada de política monetaria es distinta si partimos con una inflación de 4%, 5% o 2%. En este último informe afirmamos que es correcto que la política monetaria continúe siendo expansiva, o sea, una tasa por debajo de la neutral, pero que esa expansividad se tiene que ir retirando en el tiempo, porque si no se retira el estímulo monetario la inflación no vuelve a 3%, así de simple. Ese es el contexto en el cual se toma la decisión de seguir subiendo la TPM.
INFLACIÓN
¿El Banco Central sigue o no las decisiones de la Fed?
La Fed, en cierta forma, hace lo mismo que nosotros, pero ocurre que hoy opera sobre una economía que está pasando por un crecimiento razonable, con muy poca inflación y parte con una tasa de interés en cero. La lógica conceptual entre bancos centrales es parecida, pero las circunstancias específicas que están determinando que la Fed suba la tasa son bien distintas a las circunstancias específicas que hacen que nosotros estemos subiéndola. Es importante clarificar que no tenemos ninguna regla mecánica para seguir a ningún Banco Central. De hecho, nosotros expandimos fuerte el estímulo monetario después que la Fed en 2013 anunció que iba a comenzar a retirarlo.
Si uno considera que la inflación de 2015 terminará en 4,5% y para 2016 se mantendrá por sobre 4% por varios períodos, ¿el Banco Central no está cumpliendo con su meta? ¿Está reprobando?
La meta de inflación no se evalúa si se cumple en un mes en particular. Hoy tenemos una meta permanente, donde tenemos que preocuparnos de que la mayor parte del tiempo esté dentro del rango meta y, efectivamente, en el último tiempo ha estado fuera de él. ¿Por qué? Porque la presión cambiaria ha sido más grande y más persistente de lo que cualquiera hubiese pensado hace dos años. Esto implica que para efectos de nuestra política monetaria el desafío para que vuelva la inflación a 3% es seguir una senda de alza de tasas, ya llevamos dos, y en el IPoM de diciembre anunciamos que vienen algunas más. Tenemos una coyuntura que es algo más desafiante, eso no lo niego. Lo importante es entenderla y actuar en consecuencia.
Pero el hecho es que la inflación ha estado fuera del rango meta no por un par de meses, sino que por más de un año…
Y aunque fuera más. Déjenme poner un ejemplo: antes del año 2014 tuvimos muchos meses con inflaciones bajo el 3% e incluso bajo el 2%, y ¿por qué? Por la dinámica cambiaria y porque la inflación es volátil en Chile. Ese es un desafío que tenemos y, por tanto, tenemos una política monetaria que es más activa que en otras economías y los precios internacionales realmente se reflejan domésticamente.
¿El Consejo del Banco Central no ha realizado una autocrítica en el sentido de que, a lo mejor, debiera haber comenzado con el retiro del estímulo monetario antes para no terminar este año con una inflación por arriba del 4%?
La meta de inflación no es terminar un año particular con una inflación de 3%. Nosotros proyectamos a dos años plazo y, por eso, hacemos el IPoM cada tres meses y tenemos reunión todos los meses. Nuestro marco de políticas ha sido y seguirá siendo flexible para adaptarse. Es peregrino estarse preguntando bajo qué circunstancias hipotéticas hubiésemos hecho algo distinto o no.
¿Cuál es el mensaje principal del Banco Central para este año?
Estamos enfrentando un deterioro del escenario internacional, pero la economía chilena está bien preparada para aquello, ya que tiene fundamentos sólidos.