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Grau: responsabilidad fiscal, pragmatismo y diálogo con privados

El nuevo ministro de Hacienda, Nicolás Grau, reconoció que su arribo a Teatinos 120 implica también un cambio simbólico: volvió a usar corbata como señal de respeto hacia el cargo que asumió hace poco más de una semana, en reemplazo de Mario Marcel. En entrevista con Pulso, el exministro de Economía destacó el rol de su antecesor, defendió la política de responsabilidad fiscal del gobierno y subrayó la necesidad de articular convicciones de izquierda con pragmatismo y acuerdos amplios.

CONTINUIDAD FISCAL

Grau elogió la gestión de Marcel, a quien calificó como “fundamental y central” para el gobierno, y afirmó que sus críticas equivalen a cuestionar convicciones de la propia administración. Reiteró que su primera instrucción del Presidente Gabriel Boric fue mantener la responsabilidad fiscal, señalando que esta no se contrapone a las urgencias sociales. Según dijo, la clave está en financiar gastos permanentes con ingresos permanentes, citando el royalty como ejemplo.

El ministro aseguró que esa disciplina se reflejará en las próximas negociaciones, incluido el reajuste del sector público, y adelantó que el Presupuesto 2026 estará alineado con la meta de déficit estructural de 1,1% del PIB, aunque con crecimiento del gasto “acotado”.

PRAGMATISMO POLÍTICO

El secretario de Estado afirmó que su paso por el gabinete lo ha cambiado para bien: le permitió conocer en terreno las vocaciones productivas de cada región y profundizar en temas como litio e hidrógeno verde. Destacó que sus convicciones no han cambiado —desarrollo económico con igualdad y sostenibilidad ambiental—, pero sí la forma de implementarlas: con flexibilidad y pragmatismo en un Parlamento en minoría.

Sobre el programa de Apruebo Dignidad en 2021, Grau evitó autocríticas directas, pero reconoció que los gobiernos deben ajustar sus propuestas a la realidad del momento. “Solo con convicciones sin pragmatismo no se avanza, pero solo con pragmatismo sin convicciones, se pierde rumbo”, afirmó.

MUNDO PRIVADO Y CONCERTACIÓN

El ministro aseguró que hoy existe un diálogo fluido con el sector empresarial y que las dudas iniciales sobre el compromiso del gobierno con el crecimiento “se han disipado en la práctica” gracias a reformas en pensiones, permisos y nuevas industrias.

Asimismo, valoró el aporte de la Concertación a la modernización del país y admitió que parte de las críticas de su sector en el pasado no consideraban la complejidad de gobernar. Defendió que el actual oficialismo ha logrado una alianza más firme entre Socialismo Democrático, Frente Amplio y PC, lo que considera un legado político del Presidente Boric.

CRITICAS DEL PC

Consultado por las declaraciones del presidente del PC, Lautaro Carmona, quien cuestionó a Marcel por priorizar la disciplina fiscal sobre necesidades sociales, Grau respondió que “es un error contraponer responsabilidad fiscal con urgencias sociales”, y advirtió que sin disciplina en las cuentas públicas no es posible sostener respuestas a futuro.

El ministro también descartó cualquier acción violenta en la política chilena, incluso en un eventual gobierno opositor, y defendió que las transformaciones de esta administración —como la reforma de pensiones, el royalty minero y el alza del salario mínimo— muestran que es posible avanzar en cambios profundos sin perder estabilidad. (NP-GPT-Pulso)

J. Desormeaux: «Ajuste fiscal a lo Kast es inviable y arriesga recesión»

El economista Jorge Desormeaux (75), exvicepresidente del Banco Central y esposo de Evelyn Matthei, salió a analizar el escenario económico y político de cara a las elecciones presidenciales. En entrevista, defendió el programa de su esposa, cuestionó propuestas de José Antonio Kast y Jeannette Jara, y destacó el rol “providencial” del exministro de Hacienda Mario Marcel en la estabilidad del país.

Desormeaux aclaró que hoy su papel en la candidatura de Matthei es “prácticamente externo”, distinto a 2013, cuando asumió como coordinador de facto. Atribuyó la baja de la candidata en sondeos recientes a errores propios y a una “guerra sucia” del sector republicano, pero aseguró que con un equipo reforzado y un programa sólido, “es absolutamente factible remontar” de aquí a noviembre.

El economista calificó de “absolutamente inviable” la propuesta de Kast de reducir US$6.000 millones en gasto en 18 meses, advirtiendo que un recorte así “restaría dos puntos del PIB a la demanda agregada” y podría generar un escenario recesivo y de conflicto social. En contraste, defendió el plan de Matthei, que contempla un ajuste gradual de US$8.000 millones en cuatro años, con resguardo al gasto social.

SALARIO VITAL

Sobre la idea de Jeannette Jara de fijar un ingreso mínimo vital de $750 mil con aporte estatal, Desormeaux fue categórico: “Es una muy mala idea”. Argumentó que el alza del salario mínimo ya ha dañado a las pymes y que el fisco no puede destinar US$2.000 millones más en subsidios en un contexto de alto endeudamiento.

Respecto a la salida de Mario Marcel del Ministerio de Hacienda, señaló que fue “un dique de contención” que evitó una crisis mayor y aseguró que su aporte en la reforma previsional fue decisivo: “Sin él no habría llegado a puerto”. También defendió que el Consejo Fiscal Autónomo cumpla su rol, aunque genere incomodidad en el Ejecutivo.

PERSPECTIVAS ECONÓMICAS

Desormeaux proyectó un crecimiento de 2,5% para 2025, apoyado en inversiones mineras por US$20 mil millones, aunque advirtió que el mercado laboral vive un “estancamiento preocupante” por alzas de costos laborales y la Ley de 40 horas. Planteó que el desafío central será reactivar la demanda por trabajo sin subsidios, a través de mayor inversión y certidumbre.

Mirando al futuro, se mostró optimista con la recuperación, pero subrayó que la elección de noviembre será determinante para la inversión extranjera. A su juicio, un eventual gobierno de Kast implicaría menor paz social: “Es el enemigo ideal para la extrema izquierda”. (NP-GPT-La Tercera)

Kast y Matthei en septiembre: el peso del 11 para la campaña

A tres años del plebiscito constitucional de 2022 que unió a derecha y centro en torno al Rechazo, hoy los liderazgos de Evelyn Matthei y José Antonio Kast se enfrentan en veredas opuestas. El inicio de septiembre, con la inscripción de candidaturas, el primer debate televisado y la conmemoración del 11 de septiembre, marcará un mes decisivo para ambas campañas.

CON SELLO PIÑERISTA

La candidata de Chile Vamos, Demócratas y Amarillos inscribió su candidatura en el Servel y mañana presentará oficialmente su nueva etapa de campaña con slogan, gráfica y video en horario prime. El despliegue cuenta con fuerte respaldo de la familia Piñera-Morel: Magdalena Piñera fue quien convocó a exautoridades y parlamentarios ligados a los gobiernos de su padre.

En lo estratégico, su equipo busca diferenciarse de Kast y apuntar al centro político, los independientes y quienes votan obligados, convencidos de que en la derecha dura no hay espacio de crecimiento.

CRITICAS A KAST Y GUERRA DE BOTS

Matthei salió esta semana a cuestionar directamente a Kast por su propuesta de “Chao Préstamo” en pensiones, advirtiendo que “no hay cómo financiarlo” y defendiendo la PGU instaurada por Sebastián Piñera. El comando acusó al republicano de golpear al legado del expresidente y de atacar el acuerdo previsional firmado por Chile Vamos.

Además, la exalcaldesa denunció el uso de bots que alteraban videos para presentarla con problemas de salud mental, responsabilizando al entorno de Kast. “Sobrepasaron cualquier límite de la decencia”, dijo en TVN. Recordó que ella lo apoyó en 2021, pero declinó comprometerse con un respaldo en segunda vuelta, afirmando que “los votos no se traspasan”.

La ofensiva no es compartida por todos en Chile Vamos. Dirigentes como Carlos Larraín y Alejandro Kusanovic han advertido que un choque abierto con Kast puede provocar fugas y dificultar una eventual alianza en balotaje.

En paralelo, el candidato republicano continúa sumando apoyos provenientes de la centroderecha. El economista Bernardo Fontaine, líder del movimiento “Con mi plata no”, se integró para diseñar los primeros 90 días de gobierno. También se han sumado Germán Codina, Rodrigo Álvarez, Álvaro Cruzat, Ricardo Irarrázabal y Jorge Atton.

El objetivo es contrarrestar la idea de que Kast no cuenta con equipos sólidos ni disposición a trabajar con figuras ajenas a su partido. “No hay cuoteo, buscamos a los mejores”, señalan en su comando.

EL PESO DEL 11/9

El calendario agrega presión. El primer debate televisado será el 10 de septiembre, un día antes del aniversario del golpe de Estado, tema sensible para ambas candidaturas. Kast, que en 2017 visitó Punta Peuco y ha defendido el rol de las Fuerzas Armadas, optará por mantener bajo perfil y concentrarse en seguridad, empleo y crecimiento. En el entorno de Matthei, en cambio, las declaraciones de Juan Sutil reabrieron la polémica al relativizar la dictadura, pese a los intentos de la exedil por dar vuelta la página.

Matthei reorganizó su estructura con un comité político de presidentes de partidos y un esquema gerencial al estilo Piñera, encabezado por Juan Sutil y Juan Antonio Coloma. El staff ya prepara el despliegue territorial desde el 17 de septiembre, cuando comienza oficialmente la campaña.

Kast, por su parte, apostará a giras en terreno y al despliegue de un camión itinerante.

Ambos equipos tienen en la mira dos hitos inmediatos: el tedeum del 18 de septiembre, donde estarán presentes todos los abanderados, y el inicio de octubre, considerado la recta final en la que las encuestas se vuelven más difíciles de revertir. (NP-GPT-La Tercera)

Comando de Jara busca detener tensiones tras choque PC-Socialismo Democrático

La última semana se transformó en la más compleja para el comando de Jeannette Jara, luego de que las críticas del presidente del Partido Comunista, Lautaro Carmona, contra el exministro de Hacienda Mario Marcel desataran un conflicto con el Socialismo Democrático, que impactó directamente en la campaña presidencial y en el propio Gobierno.

CRUCE DE DECLARACIONES

El episodio escaló tras la respuesta de Bárbara Figueroa (PC), integrante del equipo estratégico de Jara, quien cuestionó al vocero del comando Ricardo Lagos Weber (PPD) por criticar a Carmona y poner en duda el respaldo comunista a la candidatura. A ello se sumó el roce entre los ministros Nicolás Cataldo (PC) y Antonia Orellana (FA), luego de que esta última sugiriera que Carmona “podría guardarse algunas declaraciones”.

Para frenar el conflicto, el jefe de gabinete de Jara, Jorge Millaquén (PS), intervino con gestiones directas hacia Figueroa y Lagos Weber, además de pedir a los parlamentarios del Socialismo Democrático que dejen en manos de la candidata la respuesta a Carmona.

REUNIÓN CLAVE

Con el objetivo de recomponer confianzas, este lunes se reunirán nuevamente los presidentes de los partidos del oficialismo en la sede del Partido Socialista, en lo que será el primer cara a cara con Carmona tras su regreso de México. El timonel comunista, en el marco de los actos por los dos años de la muerte de Guillermo Teillier, aseguró que no ha perjudicado la campaña de Jara y que “se la ha jugado por entero”, aunque admitió no haber tomado contacto con la abanderada después de sus dichos sobre Marcel.

Mientras Jara inicia actividades en Coyhaique, se espera que Millaquén encabece la cita de timoneles para ordenar las vocerías y concentrar la ofensiva en propuestas y en críticas al candidato republicano José Antonio Kast, cuestionado incluso por el comando de Evelyn Matthei tras plantear su idea de “Chao Préstamo” en materia previsional.

EJES TEMÁTICOS Y NUEVOS FICHAJES

En paralelo, el comando de Jara trabaja en el refuerzo programático y en la incorporación de nuevos rostros sectoriales. Hasta ahora se ha definido a Raúl Leiva (PS) en seguridad, Cristián Castillo (Premio Nacional de Arquitectura) en vivienda, la exministra Jeannette Vega en salud y Alejandra Kraus (DC) en trabajo. Próximos nombramientos se concentrarán en áreas de juventud, deporte, cultura y organizaciones sociales, con la idea de superar la crisis interna y proyectar un despliegue territorial más amplio. (NP-GPT-Emol)

Slogans de campaña: fuente de motivación o búsqueda identitaria

El pasado 18 de agosto quedó oficialmente configurada la carrera presidencial con la inscripción de ocho candidaturas ante el Servicio Electoral (Servel). La papeleta de noviembre contempla a Johannes Kaiser (Partido Nacional Libertario), José Antonio Kast (Republicanos y Social Cristiano), Evelyn Matthei (Chile Vamos, Demócratas y Amarillos), Franco Parisi (PDG), Harold Mayne-Nicholls (Ind.), Jeannette Jara (Oficialismo), Marco Enríquez-Ominami (Ind.) y Eduardo Artés (Partido Comunista Chileno Acción Proletaria).

El proceso aún no está cerrado: el próximo 31 de agosto el Servel podrá impugnar postulaciones.

PRIMERAS DEFINICIONES DE CAMPAÑA

Uno de los elementos clave de esta etapa es la definición de eslóganes y focos programáticos. Si bien algunos comandos han optado por mantener hermetismo hasta septiembre, la mayoría ya muestra sus líneas estratégicas.

José Antonio Kast lanzó su campaña en Antofagasta con el lema “La fuerza del cambio”, centrado en seguridad y economía. La frase, sin embargo, desató polémica luego de que el PPD lo acusara de plagiar su consigna histórica desde 1989.

Johannes Kaiser fijó como lema “Kaiser, defiende la verdad”, reforzado en redes sociales con el hashtag #DefiendeLaVerdad y mensajes sobre libertad individual frente al Estado.

Franco Parisi no ha definido aún un eslogan, pero su comando adelanta que será una campaña de autogestión y cercanía con la clase media, con un discurso “anti-establishment”.

Marco Enríquez-Ominami, en su quinto intento por La Moneda, se presenta con el lema “Ahora sí es posible”, apelando a que el país atraviesa una crisis multidimensional que exige experiencia acumulada.

Eduardo Artés se inscribió reivindicando una propuesta de “izquierda genuina” y anuncia que su consigna oficial será revelada en los primeros días de septiembre.

Harold Mayne-Nicholls plantea un programa basado en educación, crecimiento económico, salud y vivienda. Su comando trabaja con dos frases: “Juntos devolvámosle el alma a Chile” y “Yo me encargo”, destinadas a distintos formatos de difusión.

Evelyn Matthei y Jeannette Jara mantienen en reserva sus eslóganes. La candidata oficialista usó en primarias la frase “Jeannette Jara trabaja por ti”, aunque no está confirmado que la repita en esta etapa.

LO QUE VIENE

Con las inscripciones completadas, el calendario electoral avanza hacia la revisión del Servel el 31 de agosto y posteriormente al inicio de la franja televisiva en septiembre, momento en que se espera que todos los comandos presenten oficialmente sus mensajes centrales al electorado. (NP-GPT-Emol)

Empezó el reparto de culpas por la previsible derrota de Jara

Si Jeannette Jara tuviera alguna posibilidad de ganar la Presidencia, seguro que no se expresarían mayores diferencias dentro de su comando, que los dirigentes del PC se cuidarían de decir algo que dañara la campaña, y los del PS y el PPD frenarían sus ganas de desahogarse. En fin, la expectativa del poder calmaría los nervios de todos. Pero, la realidad es muy distinta. La candidata ha hecho su mejor esfuerzo, pero no llegará a La Moneda, y los partidos que la apoyan están pensando en quiénes culparán a quiénes por la derrota.

No sabemos si por táctica o convicción, Jara ha buscado aparecer como representante de la centroizquierda en esta fase de la campaña. Incluso, Luis Eduardo Escobar, su principal asesor económico, contó que ella le había confidenciado que se sentía socialdemócrata. Es sorprendente que alguien que aspira a la jefatura del Estado vaya definiendo su pensamiento en el camino. Desechó sin quebrantos el programa de la primaria y aceptó el que redactaron socialistas y pepedeístas, aunque se confundió y tropezó al explicar el cambio.

Lo que se ha hecho más evidente es cuán arcaico era el diseño original del PC, ejemplificado en la propuesta de nacionalizar el cobre y el litio, o fijar un sueldo vital de 750 mil pesos al margen de las consideraciones sobre su viabilidad económica. Es casi imposible concebir una visión más reaccionaria que la de proponer que el motor de la actividad económica sea el estímulo de la demanda interna, como lo planteaba el programa de la primaria.

Fue dicha visión la que inspiró las fuertes críticas de Carmona al desempeño de Mario Marcel como ministro de Hacienda, lo que incluyó el desdén por la disciplina fiscal. La tormenta de reacciones que vino enseguida desde el comando de Jara fue una muestra de que, finalmente, la alianza oficialista ha sido todos estos años una sociedad de intereses. Allí está la razón de su fracaso con Boric. Y eso explica que no habrá continuidad.

De lo que no puede acusarse al PC es de incongruencia. Su posición fue muy nítida en los días del golpismo revolucionario en 2019, también en las febriles jornadas de la Convención y en múltiples episodios relativos a la seguridad pública en los que sus diputados se distanciaron de La Moneda. Nada, sin embargo, ha retratado más crudamente al PC que sus reiteradas muestras de compromiso con las dictaduras de Cuba y Venezuela. Del mismo modo, su afirmación de que tiene un pie en las instituciones y el otro en la calle, lo que puede traducirse como un pie en el Congreso y el otro en la Villa Francia.

Los dirigentes del PS, el PPD y la DC no pueden declararse sorprendidos por los dichos de Carmona, de Jadue, Lagos, Pizarro o algún otro miembro del grupo dirigente del PC. Sobran las evidencias de que se identifican con el arcaísmo izquierdista de dientes apretados y con las formas de lucha asociadas con la rabia octubrista. Ese es el trasfondo de la colisión entre el programa de la primaria, que describía a Chile como un país caracterizado por los abusos, y el de ahora, que habla del orgullo que deberíamos sentir los chilenos por lo construido por el país.

Lo que no esperaban los dirigentes del PC era que la candidatura de Jara terminara poniéndolos en apuros, casi frente a un dilema parecido al de elegir entre el fuego y las brasas. Saben que la batalla presidencial está perdida, pero no pueden bajar las banderas. Saben, además, que sería devastador que se consolidara la imagen de que están saboteando la campaña de su propia candidata. Pero, hay algo que seguramente les preocupa mucho más. Si Jara crece como figura nacional, crecerá al mismo tiempo la posibilidad de que ella lidere una corriente de cambio dentro del PC, que podría hacer crujir el verticalismo y el autoritarismo que constituyen la base de su poder.

Insistimos en que la pugna de fondo en el oficialismo se relaciona con quiénes cargarán finalmente con las mayores culpas por la derrota de Jara. Puertas adentro, es posible que el Socialismo Democrático respire aliviado frente a tal perspectiva: sería demasiado abrumadora la eventualidad de aparecer como quienes pavimentaron las grandes alamedas para que el PC llegara a la cima del Estado.

¿Qué pasará en el PC después de la elección? Es probable que sobrevenga un ajuste de cuentas. Y no sería extraño que el grupo controlador diga que la candidata perdió por no haber defendido con energía “la correcta línea del partido”. (Ex Ante)

Sergio Muñoz Riveros

Máfil lidera morosidad municipal fuera de la RM: deudas sobre $1.400 mills.

El municipio de Máfil, en la Región de Los Ríos, se ubica como el más moroso del país fuera de la Región Metropolitana, según un informe de CobranzaOnline.com en conjunto con la Cámara de Comercio de Santiago (CCS). El estudio, basado en datos del Informe Comercial de Apoyo a la Venta (ICAV), reveló que la comuna acumula deudas impagas por $1.415 millones, principalmente vinculadas al ámbito de la educación.

El reporte señala que las municipalidades fuera de la RM suman $17.800 millones en deudas vencidas, de las cuales un 65,9% corresponde a compromisos laborales impagos, un 33,8% a facturas comerciales y un 0,2% a cuotas morosas o protestos.
Tras Máfil, destacan Salamanca (Coquimbo) con $1.320 millones y Talcahuano (Biobío) con $1.030 millones, ambas con más del 95% de su mora en obligaciones laborales. Otras comunas como Osorno, Viña del Mar y Machalí concentran su morosidad en facturas comerciales a proveedores.

En la Región Metropolitana, la comuna con mayor deuda es Maipú ($1.934 millones), seguida por Estación Central ($360 millones), Lo Espejo ($353 millones) y San Bernardo ($284 millones). Según el alcalde de Maipú, Tomás Vodanovic, buena parte de estos montos se explican por juicios laborales heredados y deudas de larga data asociadas a SMAPA.

REACCIONES LOCALES

El alcalde de Máfil, Andrés Lara, reconoció la magnitud de la deuda y atribuyó el problema a administraciones anteriores, aclarando que la mayor parte de los compromisos impagos corresponden al área educacional.

En tanto, Vodanovic aseguró que en Maipú se han incorporado las deudas al presupuesto anual para avanzar en una gestión financiera sin déficit, mientras que 50 de las 52 comunas de la RM presentan algún grado de morosidad.

ANÁLISIS DE EXPERTOS

Académicos y economistas coinciden en que la morosidad municipal refleja deficiencias en la gestión financiera y una limitada fiscalización de la Contraloría.

Nicolás Román (U. de los Andes) advirtió que el incumplimiento genera sobrecostos, conflictos con proveedores y demandas judiciales.

Alejandro Weber (U. San Sebastián) subrayó que, aunque la deuda total municipal es baja respecto al PIB (US$27 millones frente a un gasto comunal de US$16.000 millones), casos puntuales como Máfil, Salamanca y Talcahuano encienden alertas.

Juan Ortiz (UDP) detalló que el 99,2% del pasivo corresponde a cuentas por pagar y no a financiamiento de inversión, con un preocupante aumento de la deuda laboral desde 2021.

DESAFÍO A LA DESCENTRALIZACIÓN

Los expertos coincidieron en que la tendencia al alza en cuentas por pagar —particularmente en materia laboral— pone en entredicho la capacidad de gestión interna de los municipios, justo en momentos en que el país avanza hacia un mayor proceso de descentralización. (NP-GPT-Emol)

Kast después del relámpago-Pablo Ortúzar

La foto del momento indica que José Antonio Kast será el próximo Presidente de Chile. La candidatura de Jeannette Jara flota inerte sobre el tercio de apoyo oficialista, con su propio partido intentando hundirla. Evelyn Matthei, por su parte, buscando ser todo para todos, ha terminado sin una línea programática clara, en un descampado. Hoy todo candidato salva muebles, menos Kast.

Sin embargo, un triunfo holgado para el candidato de Republicanos bien puede ser un regalo envenenado. Su diseño de campaña, un “gobierno de emergencia” centrado en pocos temas de consenso, le ha permitido eludir los asuntos “valóricos” y avanzar ligero sobre territorios adversarios y enemigos. Ha sido una exitosa guerra relámpago, pero la pregunta es cómo podrá asegurar esas conquistas y sostener sus líneas de suministro una vez que se instale en La Moneda, si es que el escenario político se mantiene tal como en la última década.

Si todo sigue como ha sido, una victoria amplia haría que la presión desde sus propias filas por una agenda más ambiciosa, que entre en el pantanoso terreno de las disputas “valóricas” (y también identitarias, que no son lo mismo), solo aumente. Ya lo vivió en el segundo proceso constitucional. El vértigo y la tentación de la mayoría circunstancial. Luego tendrá el problema de necesitar a un Chile Vamos con el que las relaciones están muy deterioradas. ¿Cómo evitar que la centroderecha se sume simplemente al “otra cosa es con guitarra”?

Al frente, finalmente, tendrá una oposición parecida a la que enfrentó Sebastián Piñera en su segundo gobierno. Primero, porque si trataron a Piñera como si fuera Pinochet, qué le queda a Kast. El aparato de propaganda académica de la izquierda lleva dos años calentando motores con la cantinela de la “ultraderecha”, que justifica una oposición total. Luego, porque post Jara, al igual que post Guillier, quedarán todas las facciones de izquierda peleadas. Y repetirán la misma receta para limar asperezas: la oposición sacrificial total contra el gobierno. En otras palabras, una marejada interminable de victimizaciones, acusaciones e interpelaciones. Piel de cristal y puño de hierro. Y, por supuesto, solidaridad con todas las “luchas” que se activarán apenas Kast sea saludado por la Guardia de Palacio: profesores, pescadores, indígenas, ambientalistas, estudiantes, trabajadores portuarios, organizaciones de derechos humanos y un largo etcétera de orgánicas plañideras instrumentales que se hacen humo cuando gobierna la izquierda.

Otro amigo del blitzkrieg político, el Presidente Boric, una vez que se vio obligado a abandonar el proyecto de un gobierno izquierdista de transición constitucional vía decretos, optó por un diseño en el cual gobernó apoyado en la mitad de la izquierda y en la mitad de la derecha. Sabiendo que, debido a la fragmentación endémica existente en el sistema político y en el Congreso, era imposible descansar sólo en su base original, se lanzó a los mares de la ambigüedad, la traición ideológica y el cuidemos las peguitas. Militarizó con gusto La Araucanía. Aprobó una batería de leyes que había rechazado con vehemencia como legislador. Salvó a las AFP. Terminó abrazado de socialistas y pepedés. Así se mantuvo a flote.

¿Podría Kast hacer lo mismo? No parece tener el mismo margen de Boric, aunque enfrente problemas similares (y otros más). Su gobierno será una batalla de desgaste desde la primera hora. A su favor tendrá el agotamiento ciudadano con la situación actual, especialmente en el ámbito económico y criminal, pero deberá mostrar resultados rápidos para sostener ese apoyo. Contará, también, con una Contraloría seria y comprometida con la República, a diferencia de Piñera. Y si alguna diferencia pudiera inclinar la balanza a su favor, esa sería una mayoría parlamentaria más o menos operativa, que se demorara, bajo presión, en desmembrarse y dejarlo tirado. Se equivoca, entonces, el candidato de Republicanos al desestimar la relevancia de la lucha por el Congreso. Si gana ampliamente la presidencial, pero no obtiene un triunfo legislativo, tendrá, muy probablemente, cuatro años de pesadilla. Y Boric estará esperando de vuelta la banda tricolor al otro lado. (La Tercera)

Pablo Ortúzar

Catón del Sur Global-Juan Ignacio Brito

Hay hábitos que no mueren. Queda meridianamente claro al observar la manera en que se maneja el Presidente Gabriel Boric al dirigir la política exterior. A nivel interno, el Presidente y el Frente Amplio han debido bajar del pedestal desde el que, por años, predicaron a todos los chilenos y, en especial, a la casta política. Las derrotas electorales, los escándalos, la ineficiencia crónica, los traspiés y la pérdida de popularidad han enseñado una lección de humildad a los iluminados de ayer, al menos en asuntos domésticos. No ocurre lo mismo en política exterior. Esta es dirigida por el mandatario desde un púlpito, al viejo estilo de un tribuno moralista que censura a los malos y se reconoce entre los justos.

Todo parte, al parecer, de una confusión. La Constitución le entrega al mandatario el encargo de “conducir las relaciones políticas con las potencias extranjeras y organismos internacionales”. Esto ha sido interpretado por Boric como una tarea personal, no de Estado. El Presidente de la República goza de una cualidad singular en el entramado institucional, pues es la única autoridad elegida por todos. Es lógico, entonces, que lidere las relaciones internacionales del país, en el entendido que en ellas representa a la nación en su conjunto y que su figura encarna la voluntad soberana de la ciudadanía. Por eso es el personaje ideal para promover el interés nacional.

Con Sebastián Piñera y, especialmente, Michelle Bachelet ya existieron rasgos claros de personalismo en la conducción de la política exterior. Boric ha exacerbado esta actitud. Una parte relevante de su política exterior se explica más por sus apetencias individuales que por la promoción del interés nacional. Es cierto que ha debido resignar sus gustos en algunas oportunidades, como hizo, por ejemplo, al ratificar el TPP, pero estas son excepciones, no tendencias.

Al revés, desde el primer día Boric dio muestras de que considera las relaciones exteriores como un coto privado en el que priman sus gustos y estados de ánimo: el nombramiento de embajadores y autoridades en la Cancillería, las críticas destempladas al rey de España, la actitud infantil de no recibir al embajador israelí que había sido convocado a La Moneda, las malas relaciones con los mandatarios de Perú y Argentina, la celebración de la Cumbre “Democracia siempre” con líderes de izquierda, el papelón con John Kerry, y la hemorragia de moralismo que se desprende de múltiples posteos en redes sociales y discursos. En cada una de esas ocasiones, Gabriel Boric pareció representarse más a sí mismo que al país que encabeza y sus intereses.

El último destinatario de su moralina es Donald Trump. Resulta obvio que a Boric el gobierno norteamericano le provoca un escozor agudo, al punto que desairó al secretario de Estado cuando este lo llamó por teléfono. Muchos han advertido que esta obsesión pone en riesgo los vínculos con Washington. Pero, hasta ahora, Trump parece no haberse enterado de que acá abajo en el sur tiene un crítico implacable. O quizás sabe, pero juzga que Boric no está a su nivel y no se ha molestado en replicarle. Como si se tratara de un adulto que pretende educar a un adolescente, Trump opta por la indiferencia para lidiar con el Catón del Sur Global.

Cabe la posibilidad también de que Boric pretenda usar la política exterior como una herramienta para mostrarles a sus adeptos que sigue siendo el de siempre y que no ha renunciado al antiimperialismo, la causa palestina ni la altura moral. De ser así, eso solo ratificaría que el presidente no entiende la política exterior como lo que es, un medio para la defensa del interés nacional, y que, más bien, la considera un instrumento para su promoción personal, como una versión treintañera del extinto “Pepe” Mujica para la izquierda latinoamericana. (El Mercurio)

Juan Ignacio Brito

Defensa de Natalia Valdebenito

La humorista Natalia Valdebenito hizo un chiste sobre la tragedia de los mineros y al recurrir los familiares a la Corte de La Serena, esta última le prohibió volver a hacerlo, al menos en tanto se falla el fondo del recurso. ¿Qué había dicho? Agobiada por una vieja rencilla que los medios publicaban una y otra vez, dijo, en una presentación, que el agobio le llegó a tal extremo que ella era la única que se había alegrado con el derrumbe de la mina El Teniente.

El incidente permite reflexionar sobre un asunto de amplio interés público, el de los límites de la expresión, ¿es correcto disciplinar el discurso, en este caso humorístico?

En una sociedad abierta, las personas tienen derechos que las inmunizan frente a la injerencia del Estado. Entre esos derechos se encuentra, sin ninguna duda, la libertad de expresión. Ella, como lo muestra la experiencia comparada, incluye actos expresivos de toda índole, discursos orales, escritos, gestos, performances, objetos artísticos, etcétera. Las múltiples formas con que los seres humanos expresamos el punto de vista que nos merece el mundo en derredor y otros seres humanos (esa “terrorífica capacidad de los seres humanos para decirlo todo”, como la llama P. Rieff) están cubiertos por el derecho a la libertad de expresión. Algunos ejemplos permiten apreciar la amplitud de este derecho. ¿Sería admitido quemar la bandera en un acto público? Alguna vez, la Suprema Corte de los Estados Unidos dijo que sí, y no porque el acto estuviera bien, sino porque si se impidiera ese acto o se lo sancionara, se estarían traicionando los valores que la bandera representa. ¿Estaría cubierto por ese derecho un acto nazi en un barrio judío? La misma Corte dijo también que sí, porque ese acto, en la medida que no representaba una amenaza idónea de causar daño (más allá del que indudablemente causaba en la esfera del recuerdo y la afectividad) no equivalía a un discurso de odio. Esas decisiones son de los tribunales norteamericanos, es cierto; pero ayudan a comprender la importancia del asunto, sobre todo si la actitud que revelan se compara con la que, ya no frente a la quema de una bandera o una marcha, sino frente al humor, han tenido otras culturas, como lo muestra el caso de Salman Rushdie, condenado a muerte por una fatwa y hace poco dejado tuerto a punta de cuchillazos, por haber escrito una novela que se consideró ofensiva, y sin recordar, claro, los detalles del caso de Charlie Hebdo, la revista humorística francesa cuyas viñetas fueron el pretexto de una masacre (la que ha dado lugar a varios libros).

Esos casos, se dirá, son casos extremos, que no se parecen en nada al de la humorista que, agobiada por estar en los medios por una vieja rencilla, dijo haberse aliviado con el derrumbe de El Teniente, que le permitía —es lo que quiso decir— salir por algunos momentos de la escena. Se dirá entonces que esto último es falto de consideración o de compasión y que, entonces, no debió decirlo. Bien, aceptemos eso. Aceptemos, en mérito de la argumentación, que no debió decirlo. Pero ocurre que tener el deber o la prudencia o el buen tino de no decir algo no es lo mismo que estar obligado jurídicamente a ello. Hay muchas cosas que podemos tener el deber, por ejemplo, moral, de no hacer (por ejemplo, mentir), pero ello no significa que el Estado o un tribunal pueda impedirme que lo haga.

Todo lo anterior, descontado que el humor, especialmente el humor negro, es una forma de discurso que se rebela contra la realidad, podándola de los aspectos más hirientes que posee, limando, gracias a la risa, las asperezas que nos dañan. Siempre el humor negro (¿Le molesta ser ciego?, le preguntaron a Stevie Wonder. No, no me molesta ser ciego, habría respondido, lo que me habría jodido es haber sido negro) puede ser tildado de indolente, o políticamente incorrecto, o cruel, pero es una mala comprensión del mecanismo con que opera: el humor es una venganza espontánea frente al castigo de la realidad. Los seres humanos tienen humor, tienen literatura, se dejan llevar por ensoñaciones, o fantasean, para tomar venganza de una realidad que a veces es tosca y está por debajo de lo que alguna vez esperaron de ella o, como observa Freud, recurren al humor para eludir el sufrimiento, esquivar las consecuencias lastimosas de la adversidad o la desgracia. Si, en cambio, el humor no existiera, cada vez que las pedradas del destino nos alcanzaran, viviríamos anegados de hostilidad hacia nosotros y los demás.

No hay nada, pues, que reprochar a Natalia Valdebenito por haber dicho lo que dijo en su espectáculo, porque el discurso humorístico es una forma inteligente de constatar una y otra vez que ningún ser humano puede soportar la realidad desnuda (“nadie puede soportar tanta realidad”, dijo T.S. Eliot) y por eso la envolvemos en sueños, en ficciones y casi siempre embozamos la tragedia con el humor. (El Mercurio)

Carlos Peña