En el centenario de las apariciones de la Virgen famosa por sus «tres secretos», el Papa canonizó hoy a los pastorcitos videntes Jacinto y Francisca Marto, que se convirtieron en los primeros niños santos no mártires de la Iglesia católica. En medio de un clima de gran fervor mariano, ante 500.000 fieles de todo el mundo, Francisco envió un fuerte mensaje de esperanza.
«Como un ejemplo para nosotros, tenemos ante los ojos a san Francisco Marto y a santa Jacinta, a quienes la Virgen María introdujo en el mar inmenso de la Luz de Dios, para que lo adoraran. De ahí recibían ellos la fuerza para superar las contrariedades y los sufrimientos», dijo el Papa, en una misa solemne en la explanada del santuario.
«Fátima es este manto de luz que nos cubre, tanto aquí como en cualquier otra parte de la tierra, cuando nos refugiamos bajo la protección de la Virgen Madre», recordó Francisco, que en su sermón destacó la fuerza de María y su significado de esperanza. «Queridos peregrinos, tenemos una Madre. Aferrándonos a ella como hijos, vivamos de la esperanza que se apoya en Jesús», pidió. «No queremos ser una esperanza abortada», sentenció.
En un aniversario considerado aquí «el jubileo» del santuario, el papa evocó «aquel bendito 13 de mayo de hace cien años», cuando los dos hermanitos, junto a su prima Lucía -la única que no murió en edad temprana, sino que se convirtió en monja carmelita y vivió hasta los 97 años-, en medio del campo, mientras cuidaban a sus ovejas, vieron a «una Señora muy bella». «Por la noche, Jacinta no pudo contenerse y reveló el secreto a su madre: ‘Hoy he visto a la Virgen'», recordó.
En una visita estrictamente espiritual de apenas 23 horas, Francisco, devoto mariano, agradeció a la multitud por estar ahí, acompañándolo. (La Nación.arg)