El papa Francisco advirtió hoy sobre las «graves consecuencias» que puede tener en los niños y jóvenes la ausencia de la figura paterna, durante la audiencia general celebrada en el Vaticano.
«La ausencia de la figura paterna en la vida de los pequeños y de los jóvenesproduce lagunas y heridas que pueden ser muy graves. En efecto, algunas desviaciones de los niños y adolescentes se pueden explicar por esta falta, por la carencia de ejemplos y de guías importantes en la vida de todos los días, por la carencia de cercanía y de amor por parte de los padres», explicó.
«Es mucho más profunda de lo que pensamos esa sensación de sentirse huérfano que viven algunos jóvenes», añadió.
Aunque el pontífice argentino puso como premisa que hoy sólo habló de esos aspectos negativos y dijo que la semana próxima hablará de los positivos, criticó que en la cultura occidental se haya llegado a pensar en una sociedad sin figuras paternas.
Francisco explicó que en el pasado en algunas casas reinaba el «autoritarismo» del padre, que trataba a los hijos como siervos y no respetaba las exigencias de su crecimiento o no les ayudaban a tomar su propio camino con libertad.
«¡No es fácil educar a los hijos en la libertad!», exclamó el papa, quien añadió que, sin embargo, a veces se pasa de un extremo a otro.
«El problema de nuestros días», afirmó, no es el autoritarismo sino la ausencia, con «padres que están demasiado concentrados en su propio trabajo, en sus propias aspiraciones individuales y que se olvidan de la familia. Dejando solos a los pequeños y a los niños».
«Como obispo de Buenos Aires ya advertí este fenómeno de sentirse huérfano de muchos chicos y a veces preguntaba a los padres si jugaban con sus hijos, si tenían el valor y el amor de perder el tiempo con ellos y la respuesta era fea: ‘No, no puedo porque tengo mucho trabajo'», agregó.
Francisco explicó que los jóvenes se sienten «huérfanos» porque «no sólo los padres están ausentes sino porque tampoco dialogan con sus hijos, no realizan su deber educativo, no dan su ejemplo acompañado de las palabras, o los principios, valores, reglas de vida que necesitan como el pan».
«A veces los papás no saben qué puesto tienen en la familia y cómo educar a sus hijos. Entonces, ante la duda, se abstienen de su responsabilidad y, a veces, se refugian en una improbable relación de igual a igual con sus hijos», señaló.
Francisco criticó este tipo de relación en la que se «olvida ser el padre» y se comporta sólo como «un compañero del hijo» y que, agregó, «no será buena para el chico». (La Tercera)