El papa Francisco pidió perdón en nombre de la Iglesia «por los escándalos que en los últimos tiempos se han producido en Roma y en el Vaticano», al comienzo de su audiencia general en la Plaza de San Pedro.
Francisco, con semblante preocupado, se detuvo un momento antes de leer la catequesis que tenía preparada sobre la familia y exclamó: «Sé que Jesús es realista y es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay del hombre que causa el escándalo!».
Aunque el papa no hizo referencia a ningún caso en particular, en los últimos días ha causado crispación en el Vaticano y en la celebración del Sínodo la publicación de una carta enviada al pontífice firmada por 13 cardenales, aunque algunos han asegurado que no lo hicieron, en la que denunciaban cómo se está llevando a cabo la reunión de los obispos.«En nombre de la Iglesia quiero pediros perdón por los escándalos que se han producido en Roma y en el Vaticano. Os pido perdón», agregó y empezó a leer el discurso preparado.
Algunos cardenales confirmaron la existencia de la carta, pero pusieron en duda el contenido publicado y la lista de los firmantes.
Ante el revuelo que causó su existencia, el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, tachó ayer de «acto de disturbio» la publicación de dicha misiva.
El cardenal alemán Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la doctrina de la Fe (el ex Santo Oficio) y que también aparece entre los firmantes, denunció que fuera publicada y aseguró que se está viviendo otro Vatileaks, el escándalo que se vivió en el Vaticano en 2012 cuando se filtraron documentos reservados del papa a la prensa.
Asimismo, la semana pasada el sacerdote polaco Krzysztof Charamsa, teólogo de la Congregación para la Doctrina de la Fe y secretario adjunto de la Comisión Teológica, así como profesor de la pontifica universidad anunció que era homosexual y que tenía pareja.
El portavoz del Vaticano calificó entonces las declaraciones de Charamsa de «muy graves e irresponsables» al producirse a un día de que arranque el Sínodo Ordinario para la Familia y anunció su expulsión de la Congregación.
Por último, la prensa se ha hecho eco recientemente de una carta firmada por más de 100 fieles de la parroquia de Santa Teresa de Ávila en Roma en la que denunciaban la presencia en locales gays de la zona de un sacerdote, así como el testimonio de una persona que habría tenido en varias ocasiones relaciones sexuales pagadas con dicho cura.
Según este testimonio, del que ha sido advertido el vicario de Roma, Agostino Vallini, esos encuentros sexuales se producían en los locales de la parroquia y el cura habría consumido además grandes cantidades de droga y alcohol.