Buenos ejemplos: las concesiones y la autonomía del Banco Central.
Mal ejemplo: el Transantiago.
Esos son, en sus extremos, casos que motivaron a Icare a crear su propio Grupo de Políticas Públicas, que integran 12 personalidades de diversas disciplinas, como reveló ayer «El Mercurio». El grupo emitió su primer -y crítico- informe (ver www.eyn.cl), del que se hace cargo Juan Benavides, presidente de Icare.
-¿Cuál es el propósito final que Icare persigue con la conformación de su nuevo Grupo de Políticas Públicas?
«Lo que hemos hecho es convocar a un debate, a un intercambio de ideas, a una conversación entre actores diversos, interesados en el presente y el futuro del país. Este diagnóstico inicial es fruto del pensamiento y las reflexiones de esas personas, con sus coincidencias y sus aportes. A partir de este diagnóstico, esperamos promover una conversación franca y abierta sobre el futuro de las políticas públicas en Chile con diferentes grupos y en diferentes instancias. Este documento es una invitación a conversar, a debatir con altura y buena voluntad, porque ese es uno de los grandes déficits que tiene nuestro país».
-¿Piensan entregarles propuestas concretas de políticas públicas, o reformas de las vigentes, a los candidatos presidenciales?
«En una primera etapa nos interesa definir mejor los requisitos que debe reunir una política pública de alta calidad, tanto en su concepción inicial como en su ejecución, su evaluación y su mejoramiento continuo. Su diseño, elaboración técnica, validación ciudadana, discusión técnica y su proceso de aprobación por los canales institucionales apropiados son muy relevantes, y probablemente la forma en que hemos hecho esto hasta ahora debe ser revisada y actualizada».
-¿Cuál es el sello que distingue a una buena política pública de una mala?
«Una buena política pública produce satisfacción y confianza en las personas y familias a las que está dirigida. Su evaluación no es teórica; es práctica. Para eso debe contarse con los canales y mecanismos institucionales apropiados. Además de sus consideraciones técnicas, una buena política pública debe contar con legitimidad social. Las personas deben entenderla, apreciarla y poder influir de algún modo en su perfeccionamiento».
-¿Un ejemplo en cada caso?
«Una buena política pública ha sido la de concesiones, que permitió mejorar significativamente la infraestructura vial del país con el mecanismo de cooperación público-privada. Una política pública inadecuada ha sido el Transantiago, la que, pese a muchas mejoras que agregó al transporte público, no fue suficientemente validada con los intereses de las personas y no contó con un eficaz sistema de cobranza que evitara la evasión masiva. El funcionamiento del Banco Central refleja también una política pública y soporte institucional de gran calidad, a la vez que aporta un ejemplo de gran valor para entender las ventajas de la autonomía de un órgano del Estado».
-¿Hay detrás de este primer informe una crítica de fondo de Icare y sus empresas socias a las reformas hechas por el Gobierno?
«Hay un análisis crítico de fondo a una situación general de deterioro de la política, que es la forma en que se construyen las políticas públicas. Puntualmente, durante el actual Gobierno se han aprobado reformas legales que pueden afectar negativamente el crecimiento, como la tributaria, y la armonía laboral, como la reforma sindical. En ambos casos, los hechos permitirán un juicio adecuado y más justo de estas reformas. Otras, como la educacional, han generado incertidumbre y sus efectos aún no se pueden medir apropiadamente. Pero lo más significativo de nuestra reflexión tiene que ver con la forma en que se está dando el debate público».
-El documento advierte la relevancia que han cobrado los «sectores disruptivos» y la cultura de los «me gusta» de las redes sociales. ¿Cuáles son los mayores riesgos de gobernar para la galería o para darle el gusto a la calle?
«Las redes sociales juegan un rol importante en la sociedad moderna, como también las encuestas, las manifestaciones sociales y los medios de comunicación. Pero nuestro país tiene cauces institucionales definidos para hacer política, promulgar leyes, hacer justicia y gobernar».
«En el ámbito del crecimiento económico, algunos grandes proyectos de inversión, por su cuantía y período de desarrollo, trascienden el ámbito privado, y necesariamente reflejan políticas de Estado. Lo es, por ejemplo, el regadío, donde un proyecto como la «carretera hídrica» permitiría la incorporación de un millón de hectáreas productivas para potenciar a Chile como potencia alimentaria. También está el caso de los puertos y la conexión internacional; conexión digital; desarrollo de las ciudades, infraestructura de salud y otros proyectos esenciales para alcanzar el desarrollo».
«Durante el actual Gobierno se han aprobado reformas legales que pueden afectar negativamente el crecimiento, como la tributaria, y la armonía laboral, como la reforma sindical. En ambos casos, los hechos permitirán un juicio adecuado y más justo de estas reformas».
«Las redes sociales juegan un rol importante en la sociedad moderna, como también las encuestas, las manifestaciones sociales y los medios de comunicación. Pero nuestro país tiene cauces institucionales definidos para hacer política, promulgar leyes, hacer justicia y gobernar». (El Mercurio-T13)