Hoy se dio a conocer el Informe sobre el Comercio y el Desarrollo 2019 elaborado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), en el cual, además de realizar un análisis sobre el presente económico del mundo, se plantean una serie de soluciones y políticas para, entre otras cosas, dar «un fuerte impulso a la inversión» y ubicar «a la economía mundial en la senda de la expansión».
Así, el informe retoma las políticas distintivas de la Gran Depresión y las proyecta a escala mundial en forma de un «nuevo pacto verde global», proponiendo una serie de políticas para «poner fin a los años de austeridad e inseguridad posteriores a la crisis financiera mundial», además de «contribuir al logro de una distribución más equitativa de los ingresos y revertir decenios de degradación ambiental».
A raíz de las conclusiones del estudio, el director de la división que elaboró el informe, Richard Kozul-Wright, afirma que «la economía mundial no sirve a todos por igual. Tal como están configuradas actualmente las políticas, las normas, las dinámicas de mercado y el poder empresarial, es probable que las diferencias económicas se agranden y la degradación ambiental se intensifique».
Además, en el informe se destaca que desde la crisis financiera de 1929 la aplicación de soluciones de mercado para los problemas mundiales no han logrado aumentar la sostenibilidad económica, social y ambiental de las economías, siendo la principal crítica que hasta el día de hoy existen propuestas orientadas a «seguir haciendo más de lo mismo».
En cambio, el estudio propone nuevas medidas y reformas que darían al sector público las riendas de la financiación del Nuevo pacto verde global, y exhorta a la comunidad internacional a concitar la voluntad política para promover esa agenda.
SOLUCIONES DEL INFORME
Al interior del texto se plantea que el cambio climático ya está causando graves estragos en todo el mundo y representa una amenaza existencial. Es por este motivo que se asegura que la descarbonización de la economía global requerirá un aumento «considerable» de la inversión pública, especialmente en sistemas de transporte, energía y alimentación no contaminantes.
Un proceso que «deberá estar respaldado por políticas industriales eficaces, que contemplen ayudas públicas, incentivos fiscales, préstamos y garantías específicas y una mayor inversión en investigación, desarrollo y adaptación tecnológica».
Sobre la posible traba que podría significar el deterioro ambiental que ya presenta el planeta para el plan desarrollado por la UNCTAD y sus plazos, desde la entidad fueron claros en indicar que según cálculos realizados por sus economistas la meta puesta para el 2030 es completamente alcanzable. Pues sus expertos plantean que si se proyecta un incremento anual de la inversión verde total equivalente al 2% de la producción mundial —aproximadamente US$1.700 billones o solo un tercio de las actuales subvenciones públicas a los combustibles fósiles—, se podría generar un aumento neto del empleo mundial de al menos 170 millones de puestos de trabajo, junto con una industrialización más limpia en el sur y una reducción general de las emisiones de carbono para el año marcado como meta en la agenda.
Aunque el estudio también reconoce que el hecho de aumentar las exigencias de inversión para erradicar la pobreza y alcanzar los objetivos de nutrición, salud y educación impondrá una carga financiera insostenible para muchos países en desarrollo, por lo que sería necesario reformar el sistema comercial, financiero y monetario internacional en mayor profundidad para cumplir el plazo previsto.
En el informe también se propone una hoja de ruta con la que las economías desarrolladas podrían alcanzar tasas de crecimiento del PIB que serían entre un 1% y un 1,5% superiores a las generadas con los actuales patrones de demanda mundial, excepto en China, donde serían más moderadas.
Por último, el texto reitera que para que el paquete mundial de reformas funcione, resulta imprescindible revertir los efectos de varias décadas «en las que se ha marginado al sector público y se ha reducido la proporción de los ingresos del trabajo relativo a los beneficios empresariales».(Emol)