Si bien el fin de año estuvo nutrido de «balances», hay otro ejercicio interesante que hacer: proyectar cómo podría ser la llegada de este 2025, que además marca el primer cuarto de siglo XXI.
Emol consultó a distintas personalidades, cómo proyectan este nuevo año y qué hito ven relevante. Para algunos, el mundo seguirá con «escenarios impredecibles», en un contexto donde «cada vez hay menos certezas y más sorpresas»; otros creen que el 2025 debe marcar un «punto de inflexión» para que el mundo político refuerce compromisos con la acción climática, la justicia social y la igualdad de género.
Otros abogan porque se logren más acuerdos -sobre todo porque el año tendrá elecciones presidenciales-, más reformas que mejoren, por ejemplo, el sistema político.
Michelle Bachelet, ex Presidenta de la República
El 2025 marca un cuarto del siglo XXI, una oportunidad para reflexionar sobre los avances alcanzados y los desafíos que aún enfrentamos. Si bien hemos progresado en tecnología, derechos humanos y sostenibilidad, seguimos lidiando con desigualdades profundas, la triple crisis planetaria –cambio climático, polución y pérdida de biodiversidad–, y amenazas a la democracia que nos exigen actuar con decisión. El próximo año debe ser un punto de inflexión para reforzar nuestro compromiso con la acción climática, la justicia social y la igualdad de género, y también para defender y fortalecer nuestras democracias, que son la base de sociedades justas y libres. Veo como un hito clave la necesidad de revitalizar el multilateralismo y la cooperación internacional, enfocada en las personas y en el planeta, por encima de intereses cortoplacistas. Nuestros esfuerzos conjuntos deben estar puestos en avanzar en materia de seguridad y tener un mundo en paz. Hago un llamado a todos los sectores, gobiernos, empresas, comunidades y ciudadanos y ciudadanas, a proteger nuestros valores democráticos y redoblar los esfuerzos por un futuro más justo, inclusivo y sostenible para las próximas generaciones.
José García Ruminot, presidente del Senado
De cara al 2025, espero sinceramente que logremos avanzar en un acuerdo sólido en materia de pensiones. Este es un desafío urgente que arrastramos desde hace años. Sin embargo, debemos ser responsables y evitar generar falsas expectativas; lo importante es construir un sistema que sea justo, sostenible, robusto y verdaderamente beneficioso para todos. Para abordar este y otros temas sociales pendientes, es fundamental reformar el sistema político actual. La fragmentación ha dificultado la construcción de acuerdos, indistintamente de cuál sea el gobierno de turno, y ha generado divisiones incluso dentro de las coaliciones políticas. Es crucial contar con un sistema que permita mayor estabilidad y gobernabilidad, para que las reformas y leyes que discutimos en el Congreso hoy puedan tener un impacto positivo y duradero en los próximos 50 años. Estas normativas deben recoger las inquietudes de todo el espectro político, construyendo un marco robusto que responda a las necesidades de la ciudadanía. El 2025 será, además, un año presidencial, en el que esperamos que las coaliciones definan a sus candidatos mediante primarias o avancen en la elaboración de instancias de definición sólidas para la primera vuelta electoral. Por último, los temas de seguridad seguirán siendo una prioridad para los chilenos. Con la reciente aprobación del nuevo Ministerio de Seguridad y de la nueva Ley Antiterrorista, nuestra tarea será sacar adelante iniciativas clave como las nuevas Reglas del Uso de la Fuerza (RUF) y el proyecto de ley de inteligencia económica. Estas medidas buscan reforzar la labor de Carabineros de Chile y combatir con mayor fuerza el narcotráfico, la delincuencia y el crimen organizado. Estamos comprometidos en trabajar con responsabilidad y visión de futuro, priorizando siempre las necesidades de nuestro país y el bienestar de su gente.
Sergio Urzúa, Economista de Maryland y Clapes-UC
El 2025 será un año decisivo. Las proyecciones apuntan a un crecimiento cercano al 2%, otro débil período económico. La inflación será nuevamente tema. El empleo continuará su incómoda dinámica gracias a una creciente regulación que asfixia. Sin cambios ni visión, el sistema educacional seguirá a la deriva, lo que es un obstáculo para nuestras posibilidades de desarrollo. Y a propósito de trabas que frenan el progreso, todo indica que la violencia y la delincuencia continuarán generando estragos. Todo lo anterior con un escenario internacional de alta incertidumbre. Entonces, se avecinan 12 meses complicados. ¿Dónde está lo decisivo? En la elección del 16 de noviembre del 2025. De derecha, centro o izquierda, los programas de gobierno de los distintos candidatos tendrán que hacerse cargo de una compleja novedad económica: por primera vez en décadas, el país ofrece peores oportunidades a las nuevas generaciones de las que ofreció a las anteriores. Será un debate duro, pero necesario. Las restricciones presupuestarias son evidentes, el ajuste de expectativas casi inevitable. ¿Cómo salir de la trampa del ingreso medio? El triunfo de un proyecto país que responda acertadamente esa pregunta no será solo el hito del cuarto de siglo que se termina, sino la esperanza del que se inicia.
Susana Jiménez presidenta de la CPC
Nuestras perspectivas económicas para 2025 apuntan a un crecimiento que continuará siendo bajo, levemente superior al 2% anual, lo que es totalmente insuficiente para resolver las legítimas demandas económicas y sociales de la ciudadanía. Esperamos un aumento de la inversión, principalmente por la baja base de comparación y, en menor medida, por la recuperación de maquinaria y equipos, junto a un leve mejor desempeño en la construcción de proyectos de minería y concesiones. Como consecuencia del lento crecimiento y el acotado repunte de la inversión, estimamos que la tasa de desempleo lamentablemente no mostraría avances importantes. Estas proyecciones podrían verse afectadas por la persistente crisis de seguridad que desincentiva la inversión, y por la incertidumbre que generan las elecciones presidenciales y parlamentarias de noviembre de 2025, a las que seguramente se sumarán las primarias en el mes de junio. Para ayudar a revertir este panorama, sería un hito muy positivo aprobar una reforma al sistema político, que permita mayor gobernabilidad y genere los incentivos para enfocarnos en políticas públicas que favorezcan la inversión, el crecimiento y el empleo. También serían hitos importantes contar con una reforma tributaria que baje impuestos, haciendo a nuestro país más competitivo para atraer capitales de inversionistas nacionales y extranjeros, además de concretar la esperada reforma previsional, con medidas que efectivamente aumenten las pensiones de los chilenos de manera sostenible.
Eugenio Tironi, sociólogo y ensayista
Imposible no añorarlo. 25 años atrás, cuando emergió el siglo 21, el mundo irradiaba optimismo. El capitalismo, la democracia y la paz, así como el comercio internacional y la globalización, parecían haber llegado para quedarse. El atentado a las Torres Gemelas fue el primer recordatorio de que las pasiones no habían muerto a manos de los intereses. Luego vino la crisis económica de 2008, que se encargó de recordar de que la prosperidad no era para siempre. El mundo se recuperó, pero con más desigualdades, polarización e inestabilidad. Desde entonces lo que ronronea es la impaciencia. Chile no ha sido una excepción. ¿Qué se proyecta para el nuevo año? Excepto la crisis climática, nada peor que los años recientes. Trump-Musk ponen la música. Quizás nos resfríe, pero es un nuevo aire que nos saca de la modorra. Los guiones, libretos, programas, medidas y estilos del pasado están obsoletos. Hay que inventar cosas nuevas. En Chile tendremos un hito clave: elecciones. Son oportunidades únicas para dejar de cobrar cuentas por el pasado y proponer ideas nuevas que permitan abrir un nuevo ciclo de convergencia e innovación. (Emol)