A menos de siete meses de la elección municipal y con la mirada puesta en la próxima campaña presidencial y parlamentaria de 2017, la Democracia Cristiana luce un nutrido abanico de posibles candidatos a La Moneda. Unos «con querer y otros sin querer», como bromean en la falange.
El listado lo engrosan los ministros Jorge Burgos (Interior) y Ximena Rincón (Trabajo) y los senadores Ignacio Walker (Valparaíso) y Carolina Goic (Magallanes), aunque en la suplencia aparecen otros nombres que podrían ser considerados «por si las moscas», según comentan en Alameda 1460 (ver recuadro).
Sin embargo, del principal cuarteto de rostros el más entusiasta es Walker, antecesor del renunciado timonel del partido Jorge Pizarro, quien volvió a reiterar que está disponible para ser el abanderado de la colectividad el próximo año, sea para las primarias al interior de la Nueva Mayoría como para una aventura en solitario en la primera vuelta.
Más allá de la legítima aspiración que tiene el hermano de los también parlamentarios Patricio (senador por Aysén) y Matías (diputado por Coquimbo), de acuerdo al analista de la Universidad Diego Portales, Mauricio Morales, para que el abogado sea realmente competitivo, «debe repuntar y llegar a los dos dígitos en la encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP)».
«Hoy está en los últimos lugares de dicho sondeo y por mucho que dentro de la DC sea el nombre más cercano al centro que tiene, eso no significa necesariamente que sea el mejor», comentó a Cambio21.
«Por lo menos tiene el anhelo», ironiza el académico de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Juan Christian Jiménez, quien recalcó que Walker «pertenece a eso que los mismos DC llaman el ‘principado’, que es esa casta privilegiada de dirigentes que tiene el partido».
«En su opinión, ahora les toca a ellos llevar el candidato. El problema es que esa opción genera una fuerte tensión en el oficialismo, toda vez que la mirada social del conglomerado tiene banderas rojas, sobre todo del PC, lo que es complejo para sus pretensiones», nos comentó.
«Es gente repetida que proviene de la elite, una especie de déjà vu y una canción que hemos escuchado antes dentro de un repertorio que no trae nada nuevo», agrega el sociólogo Esteban Silva.
Políticamente, el profesional plantea que su sola mención habla de un «agotamiento de la Nueva Mayoría» y de una alternativa que «genera desafección en el mismo pueblo democratacristiano que no tiene nada que ver con lo que piensa la cúpula dirigencial».
¿NUEVA VOCERA?
La titular del Trabajo, Ximena Rincón, es otra que desde un inicio ha declarado sus intenciones de continuar en la primera línea. De hecho, apenas unos días después de ser llamada por la Mandataria Michelle Bachelet para ejercer el cargo de ministra Secretaria General de la Presidencia adelantó que pretendía volver a la región del Maule, donde resultó electa en la pasada elección de 2009.
Si bien perdió la interna de la falange ante Claudio Orrego -en el verano de 2013-, la ex esposa del histórico DC Juan Carlos Latorre quedó perfilada para una nueva carrera presidencial.
«Eso sí -acota Mauricio Morales-, todo depende de si Rincón es nombrada Vocera de Gobierno en un eventual cambio de gabinete. No hay que olvidar que cuando estuvo en la Segprés, que es una cartera más bien opaca en comparación con otras más visibles, fue una de las políticas mejor evaluadas por el CEP».
No cree lo mismo el investigador de la Universidad del Desarrollo Gonzalo Müller. «El solo hecho de pasar por dos ministerios, siendo removida de uno de ellos, le resta méritos. Además, la reforma laboral que se aprobó en el Congreso ha sido resistida por moros y cristianos. Unos porque trae mucho y otros porque trae poco», expresó a este medio.
«Una Vocería podría servir, pero le quedarán muy poco tiempo para descollar (los ministros deben renunciar un año antes de cualquier elección si quieren ser candidatos). Por tal razón, la lectura final muestra a una persona que pudo haberse perfilado mejor desde el Senado en vez de intentarlo como miembro del Ejecutivo», insistió.
LA DISIDENCIA
El caso de Jorge Burgos es distinto. El ex diputado por Ñuñoa y Providencia llegó a la jefatura del gabinete tras la bullada renuncia de Rodrigo Peñailillo (cuestionado por una de las aristas del caso SQM) y luego de un silencioso paso por la cartera de Defensa.
Según Gonzalo Müller, «él ha capitalizado su popularidad con una extraña fórmula. Mientras Peñailillo basaba su perfil en la juventud y en la cercanía con la Presidenta, Burgos lo ha hecho representando a la disidencia del Gobierno, factor que se refleja en temas como el aborto, la seguridad pública y la reforma laboral».
«Es un personaje difícil de abordar, porque no depende del liderazgo de la jefa de Estado, aunque pesa en su contra el alto rechazo que tiene la actual administración, lo que impide que cualquier ministro pueda proyectarse», complementó.
Por mucho que tenga todas las cualidades políticas para ser abanderado, el analista del Instituto Libertad Pablo Rodríguez manifestó para esta crónica que «hoy ni siquiera tiene el camino muy despejado en su propio partido».
Para peor, «al interior de la Nueva Mayoría la pugna entre moderados y reformistas, donde la DC es minoría, le dificulta que pueda abrir espacios dentro de ese mundo. Además, tiene un perfil más o menos laguista, es decir concertacionista, que de poco le serviría si el ex presidente finalmente vuelve a ser candidato».
Gloria de la Fuente, directora de Calidad de la Política de la fundación Chile 21, sostiene que «por mucho que la DC tenga expresiones de deseo, básicamente por un asunto de necesidad pensando en su futuro, Burgos no aparece en las menciones espontáneas de las encuestas».»Su despliegue pasa una situación clave: el conflicto mapuche, el cual ha ido empeorando y que si no mejora en el corto plazo complejizará el surgimiento de su liderazgo», añadió en estas páginas.
RENOVACIÓN Y URGENCIA
Apenas asumió la presidencia interina de la DC, después de la dimisión de Jorge Pizarro, Carolina Goic se puso el traje de candidata. Su labor de coordinación con el Gobierno, las buenas relaciones que tiene con Bachelet, lo que se acentuó tras el apoyo a los proyectos de aborto en sus tres causales y la reforma laboral, y su rol protagónico en la campaña municipal la situaron en un lugar expectante.
«Aporta una mirada renovadora, qué duda cabe», admite Juan Christian Jiménez. «El caso es que su imagen tiene poco peso hacia la izquierda y que tendrá en las propias figuras de centro, que también sus mujeres, a un importante escollo que superar», cuestionó.
«A su favor está el hecho de que la política de alianzas no está cerrada en la Nueva Mayoría y que no sabemos cómo va a decantar el resultado que quede en la elección municipal. Eso dimensionará la situación política del sector», aclaró.
Pablo Rodríguez, por su parte, destaca que Goic «represente a las facciones tradicionales de la DC y tenga un perfil distinto al de Pizarro». El inconveniente radica «en los problemas que dejó el senador. Si ella es capaz de superar las críticas de cara a la ciudadanía que pesan sobre la colectividad podría ser una opción a considerar». «Es una alternativa emergente, por lo que es muy prematuro aventurar juicios», concluyó Mauricio Morales.
Tarea para la casa: transformar la voluntad en puntos y adhesión ciudadana.
EN LA BANCA
Aparte de Walker, Rincón, Burgos y Goic, el firmamento DC contempla a otro conjunto de referentes que, en buen chileno, está «al aguaite».
Aunque el orden de los factores no altera el producto, el primero que emerge en el ranking es el jefe regional metropolitano Claudio Orrego, quien resultó tercero en la primera de la Nueva Mayoría de 2013, detrás de Bachelet y del ex ministro Andrés Velasco.
Se comenta al interior de la falange que de no aprobarse la elección de intendentes en la actual temporada legislativa, el ex alcalde de Peñalolén volvería por sus fueros presidenciales, donde su principal rival sectorial por el bando de los «príncipes» sería Ignacio Walker.
Otro que salió al baile es el ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga. De buen puntaje en la encuesta Adimark de marzo (subió al 51% de aprobación), el ex alcalde de Maipú entró de lleno a la carrera, aunque al cuestionamiento sufrido por el caso Penta en 2015 (fundación Ciudad Justa) podría bajarlo del buque.
Ojo con Francisco Huenchumilla. El ex intendente y ex parlamentario por la región de La Araucanía goza de la simpatía de algunos sectores de la DC que no están adscritos a los «lotes», como asimismo de grupos de izquierda que apoyan la causa mapuche. Es más, quieren lo quieren de candidato lo respaldarán en calidad de independiente, lo que supondría una renuncia al partido que por el momento está descartada por el ex alcalde de Temuco.
¿Y Soledad Alvear? La ex ministra y ex senadora por Santiago Oriente ha ganado adeptos con sus críticas a algunos proyectos de ley del Gobierno, como la interrupción del embarazo en sus tres causales. Representante del sector «guatón» que lidera su esposo, el ex diputado Gutenberg Martínez, la otrora candidata presidencial en 2005 también se encuentra en calidad de disponible.
Cierra la lista Mariana Aylwin, ex ministra e hija del ex presidente Patricio Aylwin. De perfil crítico hacia la creciente «izquierdización» de la Nueva Mayoría, la ex parlamentaria por ahora está agrupada en un equipo transversal de ex colaboradores de los gobiernos de la Concertación y del ex presidente Sebastián Piñera. La meta es lograr un documento que apunte al centro y al retorno de la política de los consensos que lleva por título «Propuestas para un Chile más humano y solidario». ¿Será su plataforma de candidata? Quién sabe. (Cambio 21)