Chile hace rato tiene las prioridades cambiadas. La preocupación por los “derechos sociales” olvidaron los “derechos esenciales” y las necesidades primarias del país. Cuando hablamos de derechos anteriores al pacto, el primer derecho es el derecho a la vida, sin ese, ningún otro derecho es posible. Eso hace que la salud deba, por lógica y justicia, ocupar el primer lugar de las preocupaciones país. Los datos muestran que ese derecho no está siendo resguardado por el Estado. La salud en Chile deja todo que desear. Las cifras muestran una realidad escandalosamente preocupante. En 2023, 19.771 personas murieron esperando en lista GES y no GES y el sistema cuenta hoy con 3 millones de pacientes en lista de espera, lo que es, a todas luces, un crimen de lesa humanidad. Este gobierno que habla de respeto irrestricto a los derechos humanos olvida lo que eso significa.
Los chilenos mueren y el gobierno piensa en los votos prometiendo eliminar el CAE y saldar la deuda histórica de los profesores con un país que no crece. Como diría Milei, “no hay plata” y gastamos primero en lo que da votos y no en lo más importante. Miles de chilenos mueren y otros miles esperan eternamente ser atendidos. El 87, 5% de ellos son personas que esperan la atención de un especialista y el 12,5% quienes necesitan alguna intervención quirúrgica. El informe del Minsal indica que hay retrasos en el Sename y Mejor Niñez, donde hay más de 1.600 casos sin atender. El “Gobierno Feminista”, centrado en el aborto, olvida y descuida el cáncer de mama, donde la espera promedio es de 94,1 días. El cáncer no espera y las mujeres se mueren.
Los hospitales están desfinanciados y el gobierno anuncia aumento de presupuesto en cultura. Sin duda, la cultura es importante, pero si los chilenos se mueren, ese ítem debe esperar. Es inmoral aumentar la partida presupuestaria en temas suntuarios, cuando necesidades esenciales no están cubiertas. Sin vida, no hay ningún derecho. Sin salud no hay ningún goce posible.
El Estado de Chile está completamente equivocado y absolutamente al debe. El sistema público de salud está enteramente colapsado y por razones ideológicas muchos quieren “reventar” al sistema privado. Si las isapres caen, esta caótica situación será aún peor, pero eso no les importa. La ideología pueda más que la necesidad real. Chile llora por salud, Chile clama por seguridad y el gobierno ofrece programas de ideología de género en los colegios con una agenda surrealista alejada de la realidad, ¡la gente se muere!
Para mejorar la estadística, esos que creían que una nueva Constitución cambiaría el país por determinación y sólo porque estaba escrito, esos que aseguraban el derecho al ocio y otras estupideces, decidieron borrar las listas de espera, si se elimina del sistema, entonces no son. Chile y los chilenos eternizados en la angustiosa situación de espera vieron que ya no aparecían, habían sido eliminados. Los números nunca han sido el fuerte del gobierno, prometieron mejorar la salud y está peor. Prometieron mejorar la educación y destruyeron la educación pública llenándola de ideología y aseguraron crecimiento y frente al estancamiento dicen sin tapujos que Chile crece el 0%. ¡Eso no es crecer! Eso es estancarse. Pero no olvidemos que el primer proyecto constitucional consideraba algo bueno decrecer.
Las prioridades están cambiadas. Desordenadas y literalmente invertidas. Un gobierno que dice que quiere eliminar la pobreza se enfoca en el crecimiento, este gobierno hace todo para decrecer y multiplicar los pobres. Tal vez les sirven, votan por ellos esperanzados desde la desesperación. Un gobierno que quiere mejorar la educación no elimina el mérito, ese es la base de cualquier mejora. Un gobierno que quiere mejorar la salud pone el dinero primero en sanar a sus habitantes. No los pone en la cola a esperar morir. Este es sin duda el mundo al revés, el que pone primero cebos electorales antes que lo esencial.
Chile estancado no puede ayudar a sus ciudadanos. El relato no mata el dato, los chilenos se mueren esperando que el gobierno cumpla las promesas que nunca va a cumplir. Para ellos todo es electoral y la salud no es prioridad para lograr más votos, los que más se mueren son sobre 65 años que no votan por ellos. Por eso ponen las fichas en educación y en los jóvenes soñadores ideologizados, eso trae réditos electorales. La juventud es su esperanza para perpetuarse en el poder, ellos se enferman menos. (El Líbero)
Magdalena Merbilháa