El editorial se pregunta respecto del ajuste fiscal que habría que hacer en 2022. La realidad es que retomar la regla fiscal, tal como está formulada en las proyecciones del Gobierno, lleva a una caída del gasto fiscal de 8 a 10% en 2021. En el contexto actual, sería un ajuste indeseable. Nuestra propuesta se hace cargo de eso al graduar el ajuste en el tiempo.
Por su parte, la larga cita de datos de Cerda y Urzúa se puede resumir en simple: desde la salida de la crisis financiera global la situación fiscal de Chile se ha deteriorado, existen presiones futuras, y de continuar la tendencia pasada, volveremos a la mediocridad fiscal similar a varios de los países de la región. Es por esto que nuestra propuesta considera esencial que los gastos sean transitorios. En las presentaciones realizadas a parlamentarios hemos hecho hincapié en la preocupante trayectoria futura de la deuda, incluso sin mayores gastos hoy. Cuando salgamos de la crisis será indispensable tener una estrategia de consolidación fiscal.
No es necesario recordarnos que existen aumentos de deuda más allá del déficit (incluimos en nuestras proyecciones operaciones bajo la línea de 1% del PIB por año, a partir de 2021). Sí es importante no confundir gasto con financiamiento. Este último debería mezclar uso de activos y emisión de deuda, especialmente dado que la tasa de interés real de la deuda pública a 10 años es hoy negativa. Lo que nos parece central es construir un marco fiscal creíble y compartido. La estrategia de decir no hay más, para luego gastar un poco más, no parece eficiente, dada la gravedad de la crisis, ni efectiva para facilitar acuerdos.
José De Gregorio
FEN Universidad de Chile
Andrea Repetto
Escuela de Gobierno UAI
Rodrigo Valdés
Escuela de Gobierno UC