Parlamentarios exploran la inhabilidad o renuncia del Presidente para superar la crisis de descontento ciudadano.
Desde el acuerdo de noviembre, ese descontento no se ha expresado en una sola marcha masiva, en paralización de una minera, puerto, industria o servicio relevante.
No minimizo la gran marcha de octubre, pero ella no fue convocada para pedir la renuncia del Presidente.
Lo que observo hoy son llamados que no logran convocar simultáneamente a más de 5 mil u 8 mil personas.
No minimizo la violencia que unos pocos sienten que pueden emplear para imponer ya no se sabe bien qué. Pregunto por qué el ejercicio de esa violencia por una tan menguada minoría permite plantear que la salida de la crisis pasa por alterar la democracia.
Parece necesario analizar juntos las características de la crisis que enfrentamos antes de enfrascarnos en el debate de los remedios. (El Mercurio Cartas)
Jorge Correa Sutil