Una manifestación «inédita» -según han mencionado expertos- a favor del Presidente Gabriel Boric y su gobierno se llevó a cabo la mañana de este sábado frente al Palacio de La Moneda, y hubo diversas reacciones. «Me parece bien» y «refleja a un Presidente debilitado», fueron algunas de las declaraciones emitidas luego del evento.
En medio de la actividad, el Mandatario saludó desde el balcón, pero luego se acercó al escenario que estaba frente a La Moneda y dio un discurso en el que destacó que «estamos orgullosos de lo avanzado» y donde pidió que la muestra de apoyo no se trate de él, sino que «lo importante son las ideas que defendemos», junto con «no perder el horizonte de qué es lo que queremos cambiar».
Un elemento sugerente de lo ocurrido esta jornada, a ojos de Eolo Díaz-Tendero, director del Observatorio Transparencia e investigador de la Universidad de O’Higgins (UOH) es la «nueva forma de hacer política», toda vez que «fue una convocatoria hecha exclusivamente por redes sociales y es interesante cómo ese fenómeno se traspasa a la calle».
Otro aspecto a considerar, dijo que es el de «reafirmar que la actual generación que está en el Gobierno viene de ese tipo de códigos. Ellos surgen como generación en un espacio de manifestaciones en la calle», por lo que «no es de extrañar que parte de las organizaciones que sostienen al Gobierno puedan recurrir a esos códigos».
De hecho, apunta a que «tal vez esto es una manifestación de esa simbiosis que está empezando a suceder con esta generación que por primera vez que gestiona el poder y que, sin embargo, haciendo el ejercicio del poder, también aparece con espacios de apoyo callejero y manifestaciones en la calle».
Díaz-Tendero también menciona que «aparece algo extraño si es que se mira desde las normas tradicionales de la política, en donde en los últimos 20 a 25, es extraño ver manifestaciones organizadas por los partidarios del gobierno. En tanto, se ha hecho más bien una política de ‘palacio’ o centrada en los medios de comunicación, o desde las puras políticas públicas».
Por último, advierte que «se hace una contraposición entre lo que aparece como una verdad transmitida por los medios más tradicionales, versus la realidad que está en la calle. Ahí creo que también hay un nicho de análisis interesante».
Para el diputado Raúl Soto (PPD) «en una democracia siempre es legítimo que la ciudadanía se pueda expresar libre y pacíficamente en una opción política, ya sea a favor o en contra de un determinado Gobierno», por lo mismo, indicó que «hay que respetarlo» y «me parece bien esta convocatoria».
Ahora bien, señaló que no cree «que deban ser personeros del propio Gobierno quienes la promuevan, sino más bien deben ser expresiones ciudadanas autónomas, libres y espontáneas».
El diputado José Miguel Castro (RN) expresó que «tan solo mil personas se dice que asistieron al evento del Presidente y sabemos que él tiene un círculo de hierro, gente que lo apoya. Es un círculo bastante pequeño, chiquitito, pero lo sigue apoyando. Me parece insólito también, porque no tenía recuerdos de esto, de que algún Presidente tuviese que necesitar un evento como este para subirle el ánimo o decirle que lo está haciendo bien cuando, bueno, toda la ciudadanía ya se manifiesta en las encuestas».
Por otro lado, subrayó que le «parece bastante bueno que ya no hayan tantas banderas de causa ideológica, sino que haya más banderas chilenas. Ojalá que esto le sirva al Presidente para darse cuenta de que también tiene que luchar más por Chile que por grupos específicos».
Desde la UDI, el diputado Henry Leal aseguró que «esto refleja un presidente debilitado, que no cuenta con la mayoría del apoyo ciudadano y que requiere sentirse querido. Pero luego de escucharlo, da la impresión que es un Presidente que está en campaña y que no asume que es el jefe de Estado».
«Es un Gobierno que, a mi juicio, con esto refleja que le habla a su barra, a su sector y que ha renunciado a gobernar por la inmensa mayoría de chilenos. La verdad es que es bien pintoresco diría yo este acto, que reflejaba más un acto propio del Partido Comunista y los sectores más de izquierda de este país y, por lo tanto, creo que es absolutamente innecesario. Un Presidente fortalecido que está gobernando para las mayorías no requiere este tipo de iniciativas, que yo no recuerdo que en el mediano plazo hayan existido en La Moneda actos como estos, al mismo estilo del Presidente (Gustavo) Petro en Colombia», agregó.
Por último, el presidente del Senado, Juan Antonio Coloma (UDI), dijo que «cada uno hace lo que quiere y eso hay que respetarlo, pero vi que hace pocos días a Petro en Colombia hizo eso y ahora acá. Yo creo que el Gobierno tiene que gobernar para todos los chilenos. Tiene mucho trabajo, porque hay muchas cosas que cambiar, que mejorar. Aparentemente mucha gente del Gobierno piensa que está haciendo las cosas bien, yo no creo eso, pero no importa, tiene que gobernar».
Entonces, continuó, «usar la calle para tomar decisiones u orientar conductas, a mi me parece equivocado, porque ¿a qué lleva eso? A que después hay que hacer otra manifestación para otra cosa y así vamos a llevarnos en la calle en vez de en el gobierno. Lo respeto, pero creo que los gobiernos tienen que gobernar más que hablarle a sus partidarios en marchas que generan otras marchas, que es lo que empezó a hacer Petro».
VISIÓN DESDE DENTRO
Banderitas, pañuelos, imanes para el refrigerador. Todo a mil pesos. Los más vendidos tienen el rostro de Gabriel Boric. Le siguen los de Salvador Allende y Víctor Jara. Curiosamente, casi no hay del Che Guevara, que solía dominar en la marchas de los 80 y 90.
Según fuentes de Carabineros, unas 2 mil personas llegaron durante la mañana del sábado a apoyar al Presidente en la Plaza Constitución frente a la fachada norte de La Moneda. No era fácil acercarse debido a las múltiples calles cortadas. Y menos fácil fue salir: casi no había taxis en el centro y las aplicaciones no tenían choferes disponibles.
Controversia. La manifestación generó una amplia polémica en los días previos. Para algunos, era una evidencia de debilidad del Gobierno y recordaba a eventos de tipo populista. Incluso se mencionaron las actividades proseletistas en tiempos de Pinochet, cuando se acarreaba a empleados públicos.
Josefina Araos, del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), dijo que “hay que remontarse a Pinochet o a Allende en contextos bien críticos” para encontrar actividades de este tipo. En cambio, el ex presidente de la Cámara de Diputados, Jorge Schaulsohn, tuiteó: “No veo nada de malo con que se haga una manifestación a favor de Boric”.
El perfil de los asistentes. A las 10.50 una señora lleva un cartel que dice: “Estamos con Boric. No creo en la Cadem”. Cuenta que trabaja en la municipalidad de Quilicura en el departamento de Educación. Que muchos de sus compañeros de trabajo querían venir, pero no pudieron. Asegura que vino por cuenta propia, “a apoyar a nuestro Presidente”.
Probablemente uno de los aspectos que llama la atención, es que, más que una decisión partidaria, los manifestantes vienen por el afecto que le tienen al Presidente. El ambiente es parecido al de un recital. Poleras de Breaking Bad, de Metallica y Soda Stereo son habituales. El conocido e influyente músico Carlos Cabezas, que fundó la banda Electrodomésticos, observa todo desde una banca en calle Agustinas. A una cuadra de allí, un local de Starbucks está repleto. La fila, con jóvenes portando rostros revolucionarios, llega hasta la calle
Sin militancia. Aunque se ven muchas banderas del PC -y en segundo lugar del PS-, varios consultados dicen no militar en partidos, pero sí en organizaciones de izquierda. “Yo no soy humanista, pero era la única bandera que quedaba”, dice una mujer mayor.
A su lado, hay un tipo de mediana edad que lleva una bandera chilena negra, de aspecto fúnebre, que se hizo popular en el estallido. “Es el color de los anarquistas, pero yo no soy anarquista”. Dice que apoyó las protestas de 2019, que las sigue apoyando, pero hoy mantiene cierta distancia. “Los anarcos se apropiaron del movimiento. Y también se metieron los narcos”.
Allendismo. Bastante atención logra una especie de muestra de fotos de Salvador Allende, de la Fundación Palestro, colgando de un hilo.
A las 11 am un animador del evento empieza un discurso reivindicativo del estallido social. Algunas personas guardan silencio. “Yo no quiero que esto se confunda con la política, es para apoyar a Boric, para decirle que no está solo”, dice una mujer que estudia enfermería.
Eslogan oficialista. Otro dato contraintuitivo es que hay muchos adultos mayores y se observan menos millenials de lo esperado. Un grupo de jóvenes levanta un cartel grande que dice “Democracia Siempre”, que fue un eslogan del gobierno para promocionar la campaña oficial sobre los 50 años del golpe. “Es para desafiar la idea de que el golpe era inevitable”, dice un veinteañero.
Esta manera de simpatizar con Boric recuerda al bacheletismo. De hecho, muchas manifestantes se declaran huérfanas de la ex Presidenta. Incluso la organizadora del acto, Gabriela Cortez, conocida como “Quintrala Colorada” en twitter, se define así: “(Soy) mama de 40 años, leal, de enemiga soy el mismo infierno, luchadora por la igualdad para todos, #bacheletista y hoy #borista “.
“Nos trataron de delincuentes, de comunistas”, dice Cortez en un discuso ante la multitud. No se escucha bien, hay problemas de amplificación. Al menos no hay expresiones de violencia ni lienzos insultantes. Un número importante de carabineros rodea el lugar, y muchas calles se cerraron.
El único conato de pelea que se percibe sucede cuando un tipo con barba, de unos 30 años, grita: “Son todos unos tarados. Boric es el peor presidente de la historia. El mejor es Piñera, que me regaló una bicicleta”. Un grupo de manifestantes se acerca amenazante y los insultos van y vienen. Carabineros mira sin intervenir. Es obvia la diferencia de fuerzas y el hombre se retira.
Muy cerca de allí un grupo de trabajadores, que limpia las veredas de calle Bandera, se refiere en malos términos al Presidente, y muestra desprecio por quienes asisten a la convocatoria.
La sorpresa. Una gran mayoría viene a ver a Boric y no sigue el discurso del animador, quien enumera los errores de Piñera durante el estallido. La concurrencia parece no sentirse atraída por este tipo de monserga y aplaude con desgano. Incluso recibe una queja de los organizadores: estaba siendo demasiado extremista.
Entre el público está Irina Karamanos, pareja del Presidente y ex Primera Dama.
Cuando Boric aparece en un balcón del segundo piso de La Moneda, se desata la algarabía. Pero al poco rato se va. Cunde la decepción. Pero es una decepción emocional, no política. Un alto número, quizá un tercio de los presentes, se retira. Hay hartas familias o parejas que aprovechan de recorrer el centro, que otros fines de semana luce abandonado.
De manera absolutamente sorpresiva, y cuando ya se había ido mucha gente, cerca de las 12.15, Boric sale de La Moneda. Le dice a los organizadores que se quedó sin palabras, por la emoción. Es la primera vez que Gabriela Cortéz habla con él. No se lo esperaba. El mandatario sube al pequeño escenario, toma el micrófono y comienza un discurso que en algunos momento incomoda a los presentes.
“A propósito de esta convocatoria me gustaría ser muy explícito, esto fue una convocatoria de redes sociales donde desde Presidencia no tuvimos nada que ver, de hecho cuando supimos nos comunicamos y nos pidieron un escenario y nosotros dijimos que no”. El público pifea tibiamente.
Contra la elite. “Hay algo en Chile en el carácter social de la política que está muy naturalizado: a muchos políticos les parece absolutamente normal y natural, y está bien que así sea, que un Presidente vaya permanentemente a foros con grandes empresarios en grandes salones del sector oriente de Santiago… Sin embargo, a esa misma gente le parece escandaloso que un Presidente de la República participe junto al pueblo en una marcha”, dijo el mandatario.
Boric logra aplausos cuando dice que los ultras agreden a quienes no piensan igual. “No seamos como ellos”, repitió un par de veces, en un estilo que recordó a Patricio Aylwin. El final mostró al Presidente casi llorando y golpeando con una mano su pecho. Parece que quería decir algo, pero el ruido de la gente no lo dejó.
Los organizadores sacaban cuentas alegres. Gabriela Cortez, sin embargo, quedó agotada tras la jornada. “Jamás imaginé que el Presidente Boric hablaría. De hecho una asesora suya estaba muy molesta, porque fue hecho todo a pulso. Yo vi a Boric tiritando de emoción. Fue tanta la adrenalina que me subió la presión y tuve que recostarme debajo del escenario un rato largo. Ahora estoy bien”, dice Cortez, quien está empezando una empresa de eventos. Se declara de izquierda, apoyó la campaña de Yasna Provoste, pero no tiene militancia. (Emol-Ex Ante)