Óscar Guillermo Garretón tiene un domicilio político claro: fue secretario general del MAPU y subsecretario de Economía de Salvador Allende y hoy es un histórico militante del Partido Socialista (PS). Sin embargo, al actual presidente de Fepasa no le tiembla la mano a la hora de criticar a un gobierno que es de su propio signo político.
De hecho, el economista fue uno de los principales oradores en la jornada de reflexión: Una Reforma Laboral para Todos, organizada por los gremios empresariales.
En la oportunidad, enfatizó que el proyecto laboral del Ejecutivo -al igual que la reforma educacional y tributaria- se formuló desconociendo las relaciones entre empresariado y trabajadores.
«Quiero destacar la abismante diferencia de diagnósticos que una vez más existe en torno a ella (por la reforma laboral)», apuntó.
Garretón agregó que la propuesta «refleja un desconocimiento asombroso de la vida de la empresa privada hoy».
El empresario advirtió que el proyecto aparece como una nueva amenaza, por lo que hizo un llamado al gobierno para que «ojalá escuche» también al empresariado, porque «todos deben ser escuchados».
Incomunicación
Desde una visión más estructural, Garretón dijo que si bien el gobierno acertó con tomar el tema de la desigualdad en sus manos, la actual administración «se equivocó en renegar de su pasado; no entendió el país que entre todos habíamos engendrado en 25 años».
«Si las reformas hubiesen contado con gran respaldo y la gente sintiera la obra del gobierno como suya, la reacción habría sido otra, más tolerante», explicó.
Añadió que los costos de los «diagnósticos errados» y de «imponer reformas con desconsideración a las realidades y a la opinión ciudadana», los ha pagado la política.
Explicó que los casos Caval y Penta son un reflejo de la profunda incomunicación entre empresa y política. «Creo una tragedia la incomprensión entre empresa, política y economía (…) con este quiebre de confianzas entre empresa y política, creo dudoso un dinamismo económico capaz de responder a las expectativas de la clase media», indicó.
A juicio del empresario, «empresa y política, cada una tiene su tarea, y sería mejor que ambas entendieran que con una sola, Chile será cojo. Tienen el desafío de asumir las verdaderas reformas que la ciudadanía quiere».
Ante ello, insistió en que «para que a Chile le vaya bien, éste necesita la reconciliación entre empresa, política y ciudadanía».
En octubre de 2014, Garretón expresó en una carta enviada al entonces jefe de bancada de los diputados socialistas, Marcelo Schilling, y a Álvaro Díaz, jefe de la comisión económica del PS, las razones de lo que llama «una profunda preocupación por la evolución de la economía y sus eventuales impactos sociales y políticos».
La misiva representó una suerte de manifiesto que refutó el concepto de «avanzar sin transar», augurando que la economía viene peor el 2015 y planteando que «aunque duela», habrá que corregir el rumbo reformista de la administración Bachelet.
Otro de los puntos referidos por Garretón en esa oportunidad tenía que ver con la relación con los empresarios. Agregó que la baja en la confianza empresarial «es resultado de la franca ruptura de confianzas entre el gobierno, la Nueva Mayoría y el mundo empresarial».
Ese manifiesto significó que luego la mesa directiva del PS, comandada por Osvaldo Andrade, se reuniera con la CPC para restablecer confianzas.
RESPUESTA DE MINISTRA BLANCO
«Un proyecto de ley no es para un sector. Los proyectos de ley y las políticas públicas no se hacen pensando en un grupo, se hacen pensando en todos y en el país», sentenció la ministra del Trabajo Javiera Blanco, saliendo al paso de la arremetida empresarial contra la Reforma Laboral.
Los empresarios decidieron unir fuerzas, lanzaron un crítico video (en la foto), y realizaron este miércoles un seminario bautizado «Una Reforma Laboral para Todos», donde catalogaron de«antidemocrático» el proyecto.
A juicio de los privados, el proyecto es incluso peor que la Reforma Tributaria, dicen que se ha impuesto una «visión ideológica» en su elaboración, «desnivela» el poder de negociación a favor de los sindicatos, y perjudica a las pymes.
Además, desde el empresariado reclaman más participación y se exhortó al Gobierno a «trabajar en equipo porque no ha considerado ninguna de las propuestas conversadas».
NIEGA FALTA DE DIÁLOGO
Esta falta de diálogo que reclama el sector privado es negada por la ministra Blanco, quien señaló que hubo un intenso diálogo prelegislativo donde se «escuchó a todos», y a partir de eso se elaboró un proyecto «equilibrado» que considera a todas las partes y no sólo al empresariado.
En este punto, negó uno de los argumentos del empresario (Que la reforma afectará la productividad), señalando que «ningún país en el mundo que ha generado procesos de modificaciones en materias laborales ha visto una afectación de la empleabilidad en términos negativos«.
Respecto al trámite que viene del proyecto que se encuentra en su discusión en particular en la Comisión del Trabajo de la Cámara de Diputados, la ministra dijo que «buenas ideas se pueden incorporar y eso es lo que hemos hecho». «En un espacio democrático, bienvenidas las opiniones siempre que sean para construir país, no sean para retroceder, no sean para detener», añadió.