Rendir/Pedir/Pasar la Cuenta

Rendir/Pedir/Pasar la Cuenta

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Si bien la cuenta pública presidencial obedece a un mandato preciso de nuestra Constitución, que es dar cuenta al país del estado administrativo y político de la Nación al Congreso Pleno, es su carácter político el que prima y, por ende, es natural que sea bajo ese prisma que los análisis abunden. Así, las expectativas de las diversas facciones difieren dependiendo del nivel de sintonía con el gobierno. Lo mismo ocurre con la ciudadanía que, menos politizada, tiene más interés en los resultados concretos que en la retórica.

El principal foco del gobierno fue rendir cuenta al país y buscar obtener rédito de lo obrado hasta ahora. El discurso se dirigió al 30% que lo apoya incondicionalmente y apuntando a ampliar su base de respaldo, trató de reencantar con un nuevo relato a quienes, habiendo votado por Gabriel Boric, hoy desaprueban su gestión.

En un esfuerzo por mostrar avances, el presidente. y luego su gabinete en pleno, enumeraron lo que consideran logros de su administración, con un optimismo que dista mucho de la percepción ciudadana y que hace caso omiso a la evidente brecha entre la narrativa del gobierno y la realidad cotidiana de los chilenos.

En un contexto de debilidad política, incertidumbre económica y prioridades mal atendidas, las encuestas posteriores a la cuenta indican que, al menos, desde el punto de vista político, la estrategia no dio resultados. En efecto, a diferencia de años anteriores, el nivel de apoyo presidencial no aumentó. Lo cierto es que la desconexión entre lo prometido y lo realizado erosiona la confianza pública y resalta la falta de resultados palpables en la vida diaria de las personas.

La paciencia de la ciudadanía se está agotando. Los chilenos están cansados de escuchar anuncios grandilocuentes que no se traducen en mejoras tangibles en sus vidas y, de esa forma, la mera rendición de cuentas ya no es suficiente. Lo anterior en gran medida como consecuencia de la actitud que los personeros de gobierno tuvieron cuando fueron oposición, resistiéndose a todo y proponiendo soluciones mágicas, sin ninguna factibilidad práctica y que solo hacen crecer de manera irresponsable las expectativas. Las personas exigen entonces acciones concretas y resultados inmediatos, y no quieren escuchar que, a juicio de otros, están mejor que antes.

Para muchos, entonces, el 1 de junio es el momento de pedir la cuenta más que de recibir explicaciones.

Por último, está el nuevo relato del gobierno que pasa de un “le vamos a meter inestabilidad al país” a la misma “estabilidad” como un logro. Atrás queda el ánimo refundacional que caracterizó el programa y el primer año de gobierno, que hizo un mantra de la propuesta constitucional rechazada por un amplio margen el 4 de septiembre de 2022.

La verdad es que la inconsistencia entre el discurso de estabilidad y responsabilidad que ahora promueve la administración Boric y el rol opositor que sus autoridades desempeñaron previamente sigue pesando. El cambio de opinión sobre asuntos fundamentales de la convivencia nacional es positivo, pero es inevitable que esta contradicción no pase desapercibida y genere un sentimiento de desconfianza entre la ciudadanía.

Durante su tiempo en la oposición, muchas de las actuales autoridades criticaron vehementemente políticas que ahora parecen defender o implementar, por lo que el ánimo natural de muchos es pasar la cuenta y exigir muestras concretas de convicción sobre las nuevas posturas antes de dar un salto de fe.

La recuperación económica de Chile, junto con las mejoras en educación, seguridad y políticas sociales, requiere más que buenas intenciones y promesas. Necesita una ejecución eficiente, una gestión pública efectiva y una comunicación honesta que reconozca los desafíos y celebre los verdaderos logros.

En un momento en que la paciencia de la ciudadanía se está agotando, el gobierno debe pasar de los anuncios a la acción, demostrando con hechos su capacidad para liderar el país hacia una recuperación sostenible y equitativa. Solo así podrá rendir cuentas de manera creíble, satisfacer las demandas de la población y superar las críticas que le exigen coherencia y resultados reales. (Ex Ante)

Raúl Figueroa Salas