Harald Beyer y Ernesto Ayala, del CEP, postulan que el desencanto con la política provendría de un ejercicio defectuoso de la representación. Y para corregir este problema, especialmente en la centroderecha, proponen que los políticos ajusten sus posiciones a la opinión pública reflejada en las encuestas.
El problema de esta propuesta, además de su condescendencia con los ciudadanos, es que concibe la representación política como una banda transportadora de las encuestas, al punto de volverla trivial ¿Para qué necesitaríamos un sistema de representación si los asuntos los decidirían las encuestas? ¿Por qué no reemplazar al Congreso por una buena encuesta?
Tales visiones devalúan definitivamente la representación política, volviéndola simplemente una interferencia opaca entre la voluntad mayoritaria manifestada en las encuestas y la acción gubernamental. Y son equivalentes, en sus fundamentos, al asambleísmo y a la democracia plebiscitaria, radicalizando una visión en «blanco o negro» de las decisiones, e implicando también una devaluación por el respeto y la preocupación por las minorías sociales y políticas.
¿Por qué los autores se dejan llevar por esta idea? Los temas con que ejemplifican su postura les resultan afines al punto de considerarlos «irreversibles» y a sus opositores, «premodernos». Pero probablemente no opinarían igual en otros casos. Por ejemplo, la última encuesta CEP de 2013 muestra un escenario en que un 83% apoya la nacionalización del cobre, un 74% quiere darle prioridad en educación a la gratuidad universitaria y un 45% apoya una asamblea constituyente ¿Qué habrían opinado Beyer y Ayala si los políticos hubieran seguido su consejo en esos casos?
Finalmente, tienen razón los autores al criticar a los políticos actuales por ser poco reflexivos. Pero esta reflexividad no opera de manera trivial, como ellos parecen creer: los hechos sociales requieren ser interpretados y comprendidos para poder ser articulados dentro de una visión política. Y las encuestas son solo un insumo para ese ejercicio, y no su culminación. (Cartas El Mercurio)
Pablo Ortúzar Madrid, Director de Investigación IES