En todo este tiempo hemos aprendido sobre la importancia de la vacunación para poder recuperar nuestras actividades y, por supuesto, darles a los niños un aprendizaje en sala que tantos beneficios conlleva para su desarrollo.
Por eso es clave la vacunación contra covid-19. Una baja cobertura en escolares y preescolares puede llevar a estresar a la red asistencial en pediatría durante el invierno y, con ello, obligar a suspender clases por la cantidad de virus circulantes.
Lamentablemente, las cifras de cobertura de vacunación de dosis de refuerzo y cuarta dosis para los menores son alarmantes. En septiembre comenzó la vacunación de cuarta dosis para preescolares de 3 a 5 años. En seis meses la cobertura es casi inexistente: 2,9%. Es decir, apenas 21.300 niños de este grupo etario en Chile están con todas sus vacunas al día. En los niños de 6 a 11 años el escenario es igual de desalentador: a pesar de haber comenzado la cuarta dosis en agosto de 2022, la cobertura bordea el 12%.
En un año, no ha existido una estrategia eficiente para aumentar la cobertura de vacunación en niños y niñas. A esto se suma que en agosto el ISP aprobó la ampliación del rango etario desde los seis meses de edad para que se pudiesen vacunar. Sin embargo, aún no se han incorporado, lo que provocó que la Corte de Apelaciones de Santiago le ordenara al ministerio incluir a este grupo. Mientras, la cartera está esperando, sin mayor premura, la recomendación del Comité Asesor en Vacunas y Estrategias de Inmunización para poder sumarlos a la campaña.
Urge que la Subsecretaría de Salud Pública tenga una meta concreta y haga, de una vez por todas, una estrategia que aumente efectivamente la vacunación entre escolares y preescolares. Evitemos adelantar vacaciones en invierno por un plan ineficiente: no tropecemos con la misma piedra. (El Mercurio Cartas)
Paula Daza N.
Directora Ejecutiva de CIPS-UDD