RN: Liderar o marcar el paso

RN: Liderar o marcar el paso

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“Los Partidos Políticos son  asociaciones voluntarias, dotadas de personalidad jurídica, formadas por ciudadanos que comparten una misma doctrina de gobierno, cuya finalidad es contribuir al funcionamiento del régimen democrático constitucional y ejercer una legítima influencia en la conducción del Estado, para alcanzar el bien común y servir al interés  nacional  “

Esta es la definición  que establece el Artículo 1ª de la ley  18.603,     sobre Partidos  Políticos. . Como para no olvidarla

Al respecto, una inquietud: hoy, todo el mundo político dice que los partidos son pilares fundamentales de la  democracia. Pero, según la calle, esos pilares están corroídos y desprestigiados. Sus  bases están descontentas y no participan. Aunque sus dirigentes digan lo contrario… Entonces ¿qué tan sólida es esta democracia?

¿No será que en todos los partidos se ha olvidado  aquella definición legal y no estamos haciendo de ellos lo que corresponde?

Luego de los últimos escándalos, los   dirigentes políticos   han centrado   sus preocupaciones en el financiamiento de los partidos, como si ese fuese el  único problema que tienen

Renovación Nacional ha salido, hasta aquí, relativamente bien parado,  pero nunca se sabe. En todo caso, es necesario dejar claro que cualquier posible responsabilidad es completamente personal y no proceden, ni los enjuiciamientos anticipados (menos aún los anónimos), ni tampoco  las defensas corporativas mal entendidas

El juicio actual de la población y de las bases partidarias es muy severo respecto de los dirigentes involucrados en  conductas ilícitas. El divorcio que hay  entre los  “militantes de a pie” y  los dirigentes u operadores que “llevan la manija “y, por tanto, la posibilidad de manejos oscuros, es tan grande, que no cabría solidaridad corporativa hacia dirigentes que no  representan a esos militantes.

Así las cosas, la responsabilidad de los dirigentes de base honestos de cada partido y que son la  mayoría, es grande.  Deberán  optar  entre la salud de su Partido y la conservación de “amistades políticas” de dudosa calidad.

En otro sentido, considerando la desorientación que se observa en la UDI ¿estará  Renovación Nacional en condiciones de liderar a la oposición y a buena parte del ya más de 60 % “de desilusionados de Bachelet o se limitará a marcar el paso?

A no equivocarse. Renovación Nacional tiene una enorme responsabilidad cívica en asumir el desafío. Para   eso  existe. Pero, para ello, debe prepararse.

El gran Albert Camus escribió que en la vida de todo ser humano  (y ¿por qué no, también, de las instituciones?) hay un momento, quizás uno solo, del día o de la noche, en que ese individuo mira hacia atrás y hacia adelante y  siente la necesidad de distinguir entre lo que está bien y lo que está mal, entre lo que debe hacerse y lo que no debe hacerse en las cuestiones que realmente importan ..

Y si es que se siente realmente tocado, experimenta la obligación de tomar decisiones. Es la hora de la verdad  y allí puede quedar marcado el destino de ese individuo. Insisto, también de una institución. Si no es capaz de discernir correctamente y de asumir la  responsabilidad adecuada, lo más probable es que transite el resto de su vida por la mediocridad o por una existencia meramente vegetativa, es decir, simplemente “marque el paso”.

Tenemos la convicción de que éste es uno de esos momentos para Renovación Nacional y también para nosotros, los militantes.

Parafraseando a John Kennedy, no debemos seguirnos  preguntando qué es lo que el Partido y la política pueden hacer por nosotros, sino en qué es lo que nosotros estamos dispuestos a hacer por Renovación Nacional y por el país.

Renovación Nacional debe  buscar SU “hora de la verdad”. Nuestra gente quiere  saber  para dónde vamos o para dónde debiéramos ir; cuál es la sociedad que queremos; dónde está mi lugar para luchar, desde nuestras ideas, por algo que valga la pena.

Enfrentar la hora de la verdad  no es fácil. Nunca ha sido fácil para nadie si es que se hace con honestidad. Entonces ¿por qué no hacer algo tan simple como tomar la definición legal ya citada y asumir qué cosa es un Partido Político, cuál es su esencia y cuáles son sus funciones y partir de allí?

Conforme esta definición, en nuestra modesta opinión deben distinguirse, como elementos claves, los siguientes:

Un Partido como asociación voluntaria de personas.

Una doctrina común de gobierno.

La función de influir legítimamente en la conducción del Estado.

La búsqueda del bien común

Es desde este punto de partida que todo Renovación  Nacional, tanto dirigentes como militantes de base, debiera iniciar un trabajo de construcción de lo que debe ser un verdadero Partido. Tal como lo concibió la ley.

Comenzando por sincerar el padrón electoral de militantes. Resulta inconcebible que algunos dirigentes hagan alarde de la gran  militancia nueva (especialmente en vísperas de elecciones internas) y, luego, una  modificación de la Declaración de Principios sea ratificada por menos del 1% de los inscritos.

¿Se inscribieron para trabajar por el Partido o para votar por los amigos en las elecciones internas? ¿Es ese un  Partido conforme a la definición legal?

Hay que  crear de verdad una estructura partidaria para que toda persona honesta y con ganas de ayudar pueda hacerlo. Si ello no es posible ¿Tiene sentido  pertenecer a un partido político o a cualquier otra institución?  Por allí habría que empezar a explicarse  la progresiva  ausencia de personas  valiosas interviniendo en  política.

En cuanto a la doctrina común, nos preciamos de “tener las mejores ideas”. Entonces ¿por qué las mantenemos tan ocultas y no las exhibimos a la misma sociedad que pretendemos gobernar conforme a ellas?

Si no somos  capaces de hacer estas cosas ¿para qué estamos haciendo política?

A la mayor parte de la comunidad no le interesa la política porque no advierte la relación que pueda haber entre ella y sus problemas cotidianos.

Sólo a título de ejemplo: creemos en los mercados libres, en la libre competencia, en la libertad de contratación. Está bien. Sin embargo, cientos de miles de chilenos siguen amaneciéndose ante las Plantas de Revisión Técnica para poder ser atendidos. Simplemente porque esos verdaderos monopolios creados por  el Estado, mediante reglamentaciones absurdas, no son capaces de dar un buen servicio.

Entre esos chilenos hay taxistas y transportistas que deben parar, pequeños comerciantes que deben cerrar sus negocios para ir a alimentar al monopolio;  empleados o independientes que deben  dejar sus ocupaciones por horas y días para seguir adorando la  imagen misma de la ineficiencia. Muchos de ellos podrían votar por nosotros. Pero ¿por qué habrían de hacerlo?

Renovación Nacional debería sacar del baúl de los recuerdos nuestras ideas de libertad y ofrecer, desde ellas,   una solución  que satisfaga esas necesidades.

Hace 12  o 13 años, en medio del Gobierno de Ricardo Lagos, se produjo el “Caso Coimas”, que dice estricta relación con lo que estamos comentando. A quien se interese por el tema le sugiero consultar en Wikipedia y entenderá mejor mi referencia a las plantas de revisión técnica.

Sin embargo en  todos estos años nada ha cambiado. ¿Qué hemos hecho, como Renovación Nacional, al respecto? Seguimos aceptando, por omisión, los caminos del socialismo y no ayudamos a quienes podrían apoyarnos y sentirse representados por nosotros. Con razón von  Hayek dedicó su “Camino de servidumbre” “a los socialistas de todos los partidos” hace ya más de 70 años

Cada uno de los cuatro puntos citados ofrece la posibilidad de una reflexión profunda: la forma de fortalecer las estructuras  partidarias; lo relativo a la doctrina, aunque aterrizada en términos prácticos, entendibles para la gente y relacionada con sus problemas; la forma de prepararnos para influir en la conducción del Estado; la promoción del bien común y de la libertad política, económica y cultural, entre otros.

Nos gustaría que nuestros “gurúes” doctrinarios trabajasen algunos de estos temas para orientar a los  militantes. Hoy existen los medios tecnológicos para  hacerlo llegar a las bases y, así, ir formando una masa crítica al interior del Partido que permita su crecimiento en el sentido necesario para liderar. Eso le haría bien a Renovación Nacional. Es parte de lo que deberíamos hacer como Partido

Si las dirigencias, de ahora y de siempre, no lo hacen, creo que es el tiempo que lo hagan las bases, en la medida de sus posibilidades. Así se prueba la vitalidad y calidad de un organismo político.

Que no nos pase  lo que decía Ortega Gasset de unos dramaturgos tan malos que les recomendó que mejor se dedicasen a otra cosa. Por ejemplo, a fundar una familia. ¿Que ya tenían una?  Pues, que fundasen otra…

Estando nuestras ideas más vigentes que nunca, ahí está para Renovación Nacional la hora de la verdad sobre nuestra calidad como Partido: liderar o marcar el paso. (NP)

Quillota  04 de Abril de 2015

 

 

 

 

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