Sebastián Piñera lleva apenas tres semanas de gobierno y la izquierda ya lo crítica ácidamente porque según ellos no ha hecho suficiente. Inventaron una sierra para tratar de empatar la retroexcavadora. Esta crítica es usada implícitamente para agudizar el tono de la oposición cuya actitud era así desde el inicio, pero oculta por pudor básico. En tres semanas, además de instalar el gobierno casi completo, lo que no es menor, sacó de inmediato al general Villalobos e hizo una reestructuración mayor del alto mando de Carabineros.
En 10 días el gobierno presentó un replanteamiento de la ley contra el terrorismo. Por cierto, la oposición tergiversó las cosas (como siempre) y dijo que era una maniobra contra el pueblo mapuche, para no entrar al tema real. Es evidente que no leyeron la ley. No creo, por ejemplo, que el ciberterrorismo, que será clave en lo que viene en el mundo, sea contra los mapuches. También dio una fuerte señal por el Sename; fortaleció desde ya su presupuesto e indicó una auditoría. La oposición rechazó todo de plano. ¿Por qué? Bueno, porque es Piñera, punto.
El déficit fiscal resultó mayor que el dicho por Bachelet. Eso es complejo, ya que hay que readecuar el presupuesto y cortar gastos o inversiones.
El tema de La Haya naturalmente se tomó la agenda nacional y el gobierno estuvo concentrado casi de tiempo total. Evo ya de manera casi delirante se pasó muy de largo, y logró generar enormes diferencias internas, algo que se hizo con premeditación y alevosía. Todo enturbia el escenario, las pasiones se agitan y explotan. El nuevo Parlamento parece una mezcla de reality y jardín infantil. Será muy difícil hacer buenas leyes. Son siete diputados DC los que finalmente cortarán la torta y ya lo saben.
Las inmigraciones mal concebidas, como la que tenemos, requiere de mucha energía para corregir rumbos. Pero para ello se necesita información que por cierto no está. La agresión a J.A. Kast abre muchas e incómodas preguntas acerca de las universidades públicas, considerando que se aprobó una ley realmente deficiente y que se debe implementar.
El Tribunal Constitucional observa una de las tantas aberraciones de la nueva ley de educación superior. La oposición rasga vestiduras y amenaza con quebrar las relaciones. La desinformación al respecto es simplemente de no creer, la posverdad se instala en gloria y majestad. Los estudiantes salen a gritar pero no saben muy bien por qué, salvo eslóganes que no se condicen con los hechos. Pero la cosa es gritar. Carabineros trata de mantener el orden público, los ciudadanos tienen también derecho a transitar por la calle. Son varios los detenidos. La reacción de la oposición es de inmediato gritar que han vuelto las prácticas de Pinochet, en un delirio total. Muchos periodistas y líderes políticos avalan esa posverdad.
Las cifras económicas mejoran día a día, son las expectativas. La oposición (la parte dura de ésta, no toda) tratará a como dé lugar de paralizar las cosas, pero será difícil, e irán aumentando la presión.
Piñera abrió su gobierno invitando a reencuentros nacionales, a los acuerdos, a la unidad por cierto en las cosas fundamentales. Y lo que veo en la incubadora es una oposición muy ruda, destemplada, y cada día más agresiva como irreflexiva. Ni siquiera dieron los 100 días tradicionales de cortesía. Hasta entró al ruedo un posible candidato presidencial autoproclamado (Máximo Pacheco), lo que gatillará luego la entrada de otros, ya que es la dinámica propia de una elección.
Ojalá me equivoque, pero las señales son de alta agresividad en la oposición, que como siempre dará el tono por el lado más extremo. (La Tercera)
Sergio Melnick