Sebastián Dávalos: el flanco más débil de la Presidenta Bachelet

Sebastián Dávalos: el flanco más débil de la Presidenta Bachelet

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Nadie tenía idea. Nadie sabía en el gobierno ni la Nueva Mayoría que el primogénito de la Mandataria, Michelle Bachelet, llegaría esta semana a La Moneda para asumir las funciones de director del Área Sociocultural de la Presidencia, que en castellano y cuando la banda tricolor la lleva un hombre, significa las tareas de primera dama. Fue una sorpresa en Palacio la decisión, una que –reconocen en el oficialismo– les preocupa, ya que el hijo mayor de Bachelet ha sido considerado siempre un flanco de ataques y conflictos para la Presidenta, su talón de Aquiles.

En el gobierno confiesan que la llegada de Dávalos a La Moneda nunca estuvo en el diseño original de nombres, funciones, cargos ni autoridades. Es más, añaden que lo que se sabía era que el puesto lo iba a asumir la ex directora de la JUNJI en el primer gobierno de Bachelet, Estela Ortiz, lo que confirma la versión oficial de que la idea surgió por propuesta del propio Dávalos, hace poco.

Es el hijo de la Presidenta, así que en el gobierno nadie quiere hablar del tema, dicen que es complicado hacerlo, que es delicado, agregan, aunque todos coinciden en que no se sabe realmente por qué y para qué llega al gobierno. Algunos consideran que, como son un hecho sus nuevas funciones en Palacio, lo positivo puede ser que será una forma de tenerlo “más controlado” y evitar así que genere ruidos innecesarios a la Mandataria, como ocurrió con la polémica por los tres autos de lujo Lexus que posee, avaluados cada uno en 25 millones de pesos o su pública disputa con el director de Radio Bío Bío, Tomás Mosciatti, que el año pasado, en plena campaña, tuvo hasta un capítulo en tribunales.

Cualquiera sea el caso, la mayoría en el oficialismo cree que el objetivo de Dávalos es buscar una mayor figuración política. Es sabido que el 2013, durante la campaña, trató de tener participación en el comando, pero fue bloqueado por varios del equipo de colaboradores, como el mismo Peñailillo, después de la polémica que protagonizó cuando se querelló contra Mosciatti, algo que en su momento complicó bastante a Bachelet y que no fue bien evaluado por el equipo de Tegualda.

Estudió ciencia política en la Universidad Central y un magíster en Gobierno y Gerencia Pública. En el oficialismo lo consideran ambicioso, pero sin muchas habilidades políticas y agregan, desde el gobierno, que su performance pública en general no es buena, como fue el caso de su participación en el programa “Las Dos Caras de La Moneda”, cuando Don Francisco entrevistó a la Mandataria en la semana del cambio de mando. La participación del primogénito no fue bien evaluada por los asesores presidenciales.

Por lo mismo, hay dudas de que la dirección del Área Sociocultural sea la plataforma que Dávalos espera. “Si se quiere una proyección desde ahí se requiere carisma, una vocería potente, alguien que llegue a la gente, rasgos que él no tiene”, destacaron desde la Nueva Mayoría y recordaron que cada una en su estilo, Luisa Durán –esposa de Ricardo Lagos Escobar– o Cecilia Morel en el gobierno de Sebastián Piñera, sacaron bastante lustre a sus funciones, precisamente por tener esas cualidades a ojos de la gente.

En ese escenario, la pauta de qué quiere hacer realmente la marcará el equipo que convoque a trabajar con él, quién será su jefe de gabinete, sus periodistas y asesores.

En Palacio confiesan que están “decidiendo qué hacer con él”, porque es unánime el criterio de que representa un flanco abierto para la Presidenta, su máxima debilidad. “Hay que preocuparse, porque va a ser un problema”, afirman, mientras que otros agregan que “la premisa es que hay que cuidarlo, porque es de la familia”.

Dada su inclinación por el lujo, el primer control de daños, explican, fue la decisión de que el cargo sea ad honorem, ya que por consanguineidad es preferible, para evitar críticas de nepotismo y, de paso, tratar de “limpiar su imagen” de ostentador, que hace ruido en un gobierno de centro izquierda, con un fuerte discurso sobre la equidad.

Son varios quienes, en el gobierno, coinciden en que la decisión de aceptar la propuesta de Dávalos no la tomó Bachelet como Mandataria, sino como madre. Hay algunas interpretaciones en el oficialismo que hablan de un dejo de celos, un cierto resquemor de Dávalos hacia el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, quien goza de toda la confianza y respaldo de la Presidenta. Una suerte de tensión, comentan, que se da de parte del hijo biológico por la posición de la que goza el hijo político de la Presidenta.

La idea en Palacio es monitorear, estar atentos a su desempeño durante los próximos meses para evitar problemas. Una aprensión que no es gratuita, porque siempre se cuestionó su llegada y desempeño en la Unidad Asia de la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon), su forma de relacionarse con la gente, la tendencia –recalcaron en el gobierno– a involucrarse más allá de sus competencias y, por lo mismo, no son pocos los que temen que se tiente y quiera inmiscuirse en decisiones de gobierno que no le corresponden.

LOS CONTACTOS

Quienes han trabajado en la dirección del Área Sociocultural de La Moneda aseguran que la verdadera tarea ahí es “conseguir plata”, hacer vínculos con el mundo empresarial y cultivar esas relaciones con el poder económico.

Algunos vínculos Dávalos ya los tiene. Basta recordar al empresario Gonzalo Vial Concha, controlador de Graneles de Chile e hijo del dueño de Agrosuper, que fue quien le facilitó su fundo Haras de Callanas, en Paine, para celebrar su matrimonio con Natalia Compagnon.

Pero también tiene otros nexos. Gracias a la sociedad Caval Ltda., que posee junto a su esposa, empresa sobre la cual se refirió el año pasado en una entrevista a revista Qué Pasa: “Es una empresa de gestión de negocios, funciona básicamente como una consultora. Es de un grupo de accionistas donde Natalia es una de ellas y yo trabajo en ella. Por un lado, desarrolla proyectos por encargo, y por otro lado, lo que hace es representar a empresas más chicas que a veces no pueden, por el tamaño o por falta de contactos, llegar a los mercados que les interesan, y eso pasa mucho en Chile. Nosotros tenemos un pool de empresas nacionales que tienen interés de meterse en mercados específicos y han tocado varias puertas y no los han tomado en cuenta”.

Bajo el mando de Dávalos estarán las fundaciones Integra, Orquestas Juveniles, Tiempos Nuevos, Chilenter, Artesanías de Chile, Promoción y Desarrollo de la Mujer (Prodemu), y la Fundación de la Familia.

En total, las siete fundaciones tienen un presupuesto para este año de unos 291 millones de dólares y algunas, como Integra, reciben dinero directamente desde el fisco por un monto de $ 151.876.390.000, transferido desde el Ministerio de Educación (Mineduc). Pero también tiene aportes de empresas como Angloamerican y alianzas estratégicas con Arauco, Banco Santander, Santillana, Sodimac, Telefónica, Unilever, Ultramar, Copec y United Way Chile.

El Museo Interactivo Mirador (MIM) también recibe recursos del Mineduc por $ 2.770.506.000, además de aportes y auspicios de Codelco y Transelec. La Fundación para la Promoción y Desarrollo de la Mujer (PRODEMU) cuenta para este 2014 con $ 7.993.970.000 derivados del Sernam, pero además ha tenido convenios de diversa índole con empresas como Falabella Retail, Hyatt, Securitas y Otic CCHC.

Las Orquestas Juveniles e Infantiles, tienen financiamiento directo del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA) por un monto de $ 1.887.837.000, junto a aportes privados de Arauco, Petrobras y Santander.

En el oficialismo dicen que en el mundo empresarial “será difícil decirle que no al hijo de la Presidenta”, aunque, a pesar de eso, será la instancia para demostrar si tiene muñeca política y capacidad de construir vínculos. Dávalos está consciente de las críticas que pesan sobre él. En la misma entrevista a Qué Pasa, sobre ser hijo de Bachelet dijo que “la verdad es que me ha perjudicado (…) nadie cree que uno trabaje como lo hacen todas las personas. En la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería (repartición a la que ingresó a fines de 2005) había gente a la que se les acercaban otras personas y preguntaban: ‘¿Trabaja o no hace nada?’. Todos creen que por ser hijo de la ex Presidenta uno es flojo y que está echado para atrás”. (El Mostrador)

 

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