En la zona rural de la comuna de Hijuelas, Región de Valparaíso, se ubica el Valle de Ocoa, localidad que se caracterizaba por favorecer la producción de flores, frutas, y hortalizas, pero que en lo más reciente se ha visto afectada por la crisis hídrica que el país arrastra hace más de una década.
Según un reporte entregado por Esval, durante todo 2021 se registró un déficit de más de 75% de agua caída y de casi el 100% de nieve caída acumulada, lo que se vio reflejado en el estado de los principales embalses de la quinta región.
Por ejemplo, el volumen del embalse Peñuelas, que hasta hace unos años era la principal reserva de agua para el Gran Valparaíso, alcanzó apenas 170.000 metros cúbicos (con una capacidad total de 95 millones), lo que representaba un 0,2% de acumulación. Por lo mismo fue que en septiembre de este año la Dirección General de Aguas (DGA) declaró zona de escasez a las provincias de Valparaíso, San Felipe de Aconcagua,
Los Andes, Marga Marga y Quillota, medida que rige hasta el 11 de septiembre de 2023. Y fue con el fin de resguardar el consumo de agua humano para el litoral central norte -y a propósito de la falta de acuerdo entre las Juntas de Vigilancia del río Aconcagua-, que este año la DGA ordenó a dichas organizaciones la redistribución de las aguas en función de la disponibilidad total del afluente y de los derechos de aprovechamiento de todos los usuario, forzándolas a entregar sus caudales a las plantas de tratamiento de agua potable de Esval.
A este respecto, desde la Dirección de Obras Hidráulicas (DOH) del Ministerio de Obras Públicas (MOP) señalaron a Emol que el año 2018 desarrollaron un estudio de diagnóstico de 25 cuencas- desde Arica y Parinacota hasta El Maule- cuyo fin era sistematizar la información de cada una, para indagar en la existencia de acuíferos y definir zonas donde construir nuevas fuentes.
Lo anterior «debido a la condición de falta de agua que afecta la Zona Centro Norte del país, y que se ha manifestado con mayor severidad en la disponibilidad de agua para el consumo humano, los requerimientos agrícolas así como ganaderos».
Sin embargo, la situación ha perjudicado a los agricultores de la zona, considerando que existen ciertas secciones del Aconcagua a las que se les ha exigido una mayor proporción de caudal, lo que, en conjunto con la sequía y la proliferación de pozos para el riego de paltos -característicos de la zona- , ha provocado que ciertos canales no reciban agua para riego. Es el caso de lo que ha ocurrido, por ejemplo, con el Canal Echeverría, que riega el Valle de Ocoa y abastece a 300 horticultores.
VALLE DE OCOA
Sobre esto, José Ignacio Polloni, gerente de gestión y planificación de la Junta de Vigilancia de la segunda sección del río Aconcagua, comentó que existe «una desproporcionalidad de la medida que está reflejada en los porcentajes que tienen que aportar las secciones para poder responder a la orden de la autoridad de redistribuir las aguas para consumo humano».
«Entonces, tienes entre un 5 y 9% de los recursos para consumo humano en la primera sección del río Aconcagua, y entre un 30 y 40% de los recursos hay que disponerlos para consumo humano en la segunda sección«, añadió.
Por su parte, Martin Zegers, director del Canal Echeverría, que justamente pertenece a la segunda sección del río Aconcagua, recalcó que este «es la única fuente de agua que tiene el valle de Ocoa, tiene 52 kilómetros de largo, riega alrededor de 2.500 hectáreas de las cuales el 80% son pequeños productores», el cual se abastece de dos esteros -Los Loros y Llay Llay- que a la fecha están secos.
Otro problema que, según fuentes consultadas por este medio, deriva de esta situación tiene que ver con que a la hora de aportar con torrentes a las plantas de agua potable de Esval, no se diferencia el consumo humano para la subsistencia, o sanidad, del uso urbano -áreas verdes, piscinas, entre otros- e industrial.
«El problema que aqueja al Valle de Ocoa principalmente está dado porque, en general, estamos una situación de escasez hídrica, estamos bajo presión porque tenemos que responder y aportar agua al consumo humano, y no tenemos medidas de compensación que permitan suplir esta disponibilidad de caudal que ha impedido que el Canal Echeverría, y muchos otros canales de la segunda sección, tengan el caudal necesario para sus agricultores», apuntó Polloni.
Añadió que «la Junta de Vigilancia de la segunda sección del Río Aconcagua está totalmente disponible a realizar todos los esfuerzos necesarios para disponer en la medida de lo posible el recurso hídrico para el consumo humano, pero es sumamente necesario que este esfuerzo se vea reflejado en una inversión a corto plazo por parte de las sanitarias, para tener fuentes alternativas del recurso hídrico».
Además, acusó que existen 40 baterías de pozos de la DOH disponible que se usaron el año pasado, pero ahora la autoridad no estaría por ponerlos en funcionamiento para compensar el agua de los agricultores destinada a consumo humano.
Víctor Catán, presidente de la Asociación de Agricultores Los Andes, aseguró que «el Estado de Chile no se ha hecho cargo del problema, solamente se ha limitado a generar una restricción en las aguas superficiales, abandonando obras y el desarrollo de nuevas fuentes de agua».
En esa línea, sostuvo que «la restricción tiene que ser para todos, aguas superficiales, y aguas subterráneas, a la hora de repartir metámonos la mano a los dos bolsillos, no a un solo bolsillo del pantalón. Hagamos el beneficio para todos, no puede ser solamente para quienes tienen derechos aguas superficiales».
Asimismo, dijo que se requiere trabajar en nuevas fuentes de agua, como «hacer plantas de desalación de agua, que tienen dos fines: tener un abastecimiento seguro en el largo plazo de agua para el consumo humano, y también para la agricultura, para la producción de alimentos».
MEDIDAS
Emol intentó contactar al gobernador de la Región de Valparaíso, Rodrigo Mundaca, sobre la materia, y no hubo respuesta.
Lo que sí, Ricardo Aliaga, consejero regional por la provincia de Quillota, criticó que «en Chile no hay una regulación para proteger un caudal ecológico, para proteger el agua para que la cuenca se mantenga sana y robusta, y eso hace que estemos en una cuenta como la del Aconcagua, como en Ocoa, o El Melón, con zonas que están agonizando, que ya no tienen agua siquiera en las napas, claramente, por una falta de planificación de todos los gobiernos».
Finalmente, la DOH mencionó una serie de medidas que han implementado para enfrentar la crisis hídrica en la cuenca del Aconcagua, como complementar la red existente de pozos y focalizar esfuerzos en obras que permitan contar con una propuesta nacional y «mitigar, en parte, la necesidad de agua, en cada temporada de riego, hasta que se cuente con las obras de mediano y largo plazo». (Emol)