Es sabido que los conceptos políticos son disputados y admiten diversas acepciones, y el liberalismo no es la excepción. Pero también consta que en Chile distintos grupos reivindican la tradición liberal y que ellos, más allá de sus diferencias, suelen destacar una serie de atributos que caracterizarían al liberalismo. Por ejemplo, la lucha contra el abuso y opresión estatal, la defensa de libertades básicas, la elaboración de políticas públicas basadas en evidencia y la consiguiente atención a los estándares propios de los países desarrollados.
En este contexto, no deja de sorprender el generalizado silencio del liberalismo criollo sobre la creciente polémica en torno a la experimentación con niños que sufren disforia de género. Después de todo, aquí se han atropellado derechos y libertades básicas, y se han ignorado tanto la evidencia científica como datos e hitos destacados a nivel global, comenzando por el difundido Informe Cass. ¿Dónde está la voz de los referentes liberales? ¿De los parlamentarios y dirigentes políticos que reclaman para sí esa tradición, de izquierda a derecha?
Si la lucha contra los abusos y la opresión incomoda, es aún más valiosa e indispensable, sobre todo cuando las víctimas son menores de edad.
Claudio Alvarado R.
Director ejecutivo IES