¿Qué Chile pretende construir la Nueva Mayoría? ¿Se propone dotar al país solo de un rostro más humano o aspira arrancar de cuajo los cimientos del orden actual? En pocas palabras: ¿estamos ante reformistas o revolucionarios? Al pensar en el Partido Demócrata Cristiano o el radical, estamos ante los primeros. Pero si pensamos en los jacobinos, es decir, la izquierda «dura» dentro y fuera de la Nueva Mayoría, estamos ante los segundos.
Los jacobinos sueñan con el socialismo para Chile. Lo prueban irrefutablemente los planes de acción y las declaraciones del influyente Foro de Sao Paulo, en que militan. Creado en 1990 por la izquierda dura regional, que se reorganizó tras la caída del socialismo real, el FSP ha celebrado 21 encuentros continentales. Contaba en 1990 apenas con un partido en el poder, en Cuba, y unos partidos de luto por la derrota ante la democracia parlamentaria y la economía de mercado. Veinticinco años después, los partidos del FSP superan el centenar y lideran o integran gobiernos en diez países latinoamericanos. Chile es uno de ellos.
El FSP, cuyos inspiradores son Fidel Castro y Hugo Chávez, declara entre sus objetivos (forodesaopaulo.org) eliminar el capitalismo, instaurar el poder popular y el socialismo, y crear una «Patria Grande» latinoamericana. Los miembros chilenos de esta coordinadora son Izquierda Ciudadana, Movimiento Amplio Social, Movimiento de Izquierda Revolucionaria, Partido Comunista, Partido Humanista, Partido Socialista, Partido del Socialismo Allendista y Revolución Democrática. Es decir, hay allí partidos que influyen en La Moneda y los destinos de Chile, y que por lo mismo deberían sincerar ante la ciudadanía los objetivos que tienen para la nación.
No se trata solo del objetivo socialista sino también de otros temas. Uno resulta particularmente inquietante por comprometer intereses sustantivos del país. Una de las resoluciones del FSP, que se ratifican año a año, dice relación con Bolivia: «Apoyo a la salida al mar de Bolivia: El FSP, en el marco de la integración de la Patria Grande, espera una solución a la justa demanda boliviana de acceso soberano al mar, mediante el diálogo, que sea razonable, equitativa y duradera». Entre los objetivos del Plan de Acción del FSP figuran: «Expresar nuestro apoyo al derecho boliviano de una salida soberana al mar como aspecto fundamental para la integración sudamericana y de la Patria Grande latinoamericana».
Esto perjudica a Chile, y no se sabe que los partidos chilenos redactaran una declaración aparte para no respaldar la posición de Evo Morales. ¿Tendrá La Haya información de que hay partidos oficialistas chilenos que, en el marco de la FSP, suscriben la idea de un «derecho boliviano»? Esto es de una delicadeza extrema y contradice la posición chilena.
¿Y qué dirá la Cancillería con respecto a la declaración del FSP que demoniza otro aspecto clave de la política exterior chilena? Cito del texto de 2013: «Denunciamos las tentativas, inspiradas por potencias extrarregionales, en el sentido de fracturar y sabotear la integración regional, como es el caso de la llamada ‘Alianza del Pacífico'». ¿No corresponde que partidos oficialistas refuten la declaración que denigra a Chile y aliados?
También es inquietante otra declaración del FSP de 2013: En el continente existiría una «guerra de posiciones» entre las fuerzas populares y «las fuerzas de la derecha y del imperialismo». Añade que estos enfrentamientos «definirán la consolidación y continuidad del actual ciclo político avanzado, instalado hace 15 años en nuestra América Latina y el Caribe». Agrega: «Tenemos la convicción de que, continuando con la profundización de los cambios y acelerando la integración regional, podemos recorrer caminos hacia el socialismo en nuestra América Latina y el Caribe». ¿Por qué los partidos chilenos no reconocen en Chile su aspiración de avanzar al socialismo con la que se identifican en el marco del FSP?
El FSP apoya al gobierno de Bachelet y reduce a la oposición chilena a una «derecha y ultraderecha fascista», que «reinciden en implementar una estrategia de desestabilización». Se trataría de una oposición sediciosa. Ya lo sabe el 80% de la población. Sin embargo, el FSP apoya al régimen de Venezuela, que «es una democracia asediada por el imperialismo y sus aliados», y celebra al régimen de La Habana. Ya en 2011, Ricardo Alemao, director de Relaciones Internacionales del FSP, declaró que los gobiernos bolivarianos «inauguran el desafío de construir no solamente una mayor democratización, sino también, en términos estratégicos, un nuevo poder popular que asegure un rumbo socialista al proceso».
Es conveniente que en Chile examinemos las declaraciones del FSP porque brindan una información que permite entender mejor la política de hoy y constatar coincidencias con el programa de la Nueva Mayoría. Corresponde que los partidos oficialistas del FSP arrojen luz sobre lo que tiene trazas de un doble discurso: disimular en Chile la meta socialista y el apoyo a regímenes no democráticos, pero hacer lo contrario en el FSP. También deberían explicar dónde radicaría nuestra soberanía en la «Patria Grande» con que sueñan. En medio de la incertidumbre, el frenazo de la economía y el deterioro de la convivencia cívica, los partidos chilenos que integran el FSP y la Nueva Mayoría deben decirnos con cuál de sus discursos nos quedamos y explicar qué país aspiran construir.