Tangibles e intangibles del nuevo orden mundial

Tangibles e intangibles del nuevo orden mundial

Compartir

Ante los cambios dramáticos de la política exterior de los Estados Unidos, y la crisis política interna que se le avecina, con las implicaciones regionales y mundiales que esto conlleva, es claro que el mundo está cambiando.

En este nuevo orden mundial nos enfrentamos a una nueva realidad en la que el poder duro de las naciones va a tener más relevancia. Las amenazas, hasta ahora vacías, tanto de guerras económicas, como de la intención de ocupar territorios que van desde Groenlandia y el Canal de Panamá, hasta la anexión de Canadá, lo único prometedor es que los siguientes cuatro años serán una Montaña Rusa de emociones geopolíticas.

Dadas las sorprendentes actitudes de la Casa Blanca, que van desde amenazar a sus aliados hasta tomar el lado de Rusia en la ONU con respecto a la guerra de Ucrania, varias regiones del mundo están reaccionando de manera independiente.

La semana pasada, Europa anunció un plan de 800 mil millones de euros para armarse y hacer frente a Rusia; el plan hasta ahora significa que Europa debe incrementar su inversión en defensa para llegar al 1.5% del PIB, sin embargo, el secretario general de la OTAN advirtió que esto no será suficiente y que deben pensar en por lo menos un 3% del PIB. Alemania comenzó a discutir un incremento de 200 mil millones de euros a su plan de modernización, mientras que el presidente Macron ofreció extender el paraguas nuclear francés para proteger a Europa. Lo que es claro es que Europa se prepara para la guerra.

En Asia, múltiples países, incluyendo a Japón y Corea del Sur, llevan a cabo también programas de expansión de sus presupuestos de defensa con miras a incrementar sus capacidades. Estos países están cambiando sus reglas fiscales para evitar tener que recortar gasto social, pero es probable que tales recortes sean inevitables.

La capacidad de defensa de un país es una mezcla de tangibles e intangibles.  En la parte tangible tenemos cuantificables como número de tropas, vehículos blindados, aviones, barcos de guerra o piezas de artillería. Eso es fácil de visualizar.

Después, hay un aspecto cualitativo un poco más difícil de identificar, como el tipo de personal (si son conscriptos haciendo su servicio militar o militares profesionales); si el equipo militar es nuevo o están familiarizados con él, si es moderno o por lo menos modernizado, si tiene mantenimiento adecuado, la capacidad que tienen estos equipos en cuanto a velocidad, poder de fuego o precisión; que tanta experiencia tienen estas tropas en situaciones de combate,  qué tipo y calidad de entrenamiento tienen las unidades, si hacen ejercicios con otras unidades y con otras naciones, y por supuesto ¿qué tan reales son estos ejercicios?

Finalmente, están los intangibles como la moral del personal, la calidad y organización de su liderazgo, su motivación para pelear.

El medir las capacidades de defensa requiere un esfuerzo concertado y estructurado que conecte los objetivos estratégicos militares generales y la doctrina, los conceptos operacionales, la eficacia organizacional, el entrenamiento, la evaluación constante y su infraestructura.

Así como Europa y Asia toman control de su defensa, México debe tomar decisiones sobre cómo dará forma al futuro de su defensa, si es que quiere mantener su actual concepto de soberanía. (El Heraldo de México)

Íñigo Guevara

Director de la Compañía de Inteligencia Janes 

Profesor adjunto de la Georgetown University en Washington DC