Tapabocas

Tapabocas

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No resulta fácil dilucidar si la frase de la vocera de gobierno fue el producto de una frivolidad retórica o de una simple ignorancia. El año pasado, la economía creció apenas un 0,2%, luego de una corrección técnica que le agregó cuatro décimas a los cálculos iniciales. El monumental error de los “agoreros”, es decir, de los economistas que estimaron probable un PIB negativo para 2023, fue de apenas tres décimas; con el agregado que, aun luego de la corrección, el crecimiento per cápita sí fue negativo.

La anécdota no pasaría de eso, pero expone una cuestión de fondo: las actuales autoridades simplemente no entienden la magnitud del deterioro económico vivido por el país en la última década y, sobre todo, a partir del estallido social. O, más preocupante, lo entienden y no les importa. ¿Por qué? Porque tienen la íntima convicción de que el crecimiento y la inversión son “lujos” que sólo benefician a los sectores más acomodados de la población. En efecto, lo relevante para la generación que hoy gobierna no parece ser si el país crece o no crece, sino cuántos recursos se pueden sacar del bolsillo de los ricos vía alzas de impuestos.

Si el gobierno tuviera una mínima conciencia de lo que ha ocurrido en materia económica en estos años, sabría que las cifras y tendencias actuales sólo son un “tapabocas” para aquellos que, desde el segundo gobierno de Bachelet, apostaron por reformas que debilitaron los incentivos a la inversión y generaron un marco de inestabilidad institucional, creyendo que lo impulsado no tendría efectos en la capacidad de crecer. En rigor, lo que confirman las expresiones de la vocera de gobierno es que las actuales autoridades simplemente no perciben la conexión entre las políticas públicas que han apoyado y las actuales tendencias económicas; también, y más insólito aún, que de verdad creen que hay algo positivo para mostrar, y que con orgullo puede refregarse en el rostro de sus adversarios.

En el Ipom anterior al estallido de 2019, el Banco Central fijó el crecimiento tendencial de la economía en 3,5%. En el último Ipom conocido este año, el crecimiento tendencial fue rebajado a 1,8%; es decir, en apenas cinco años, el país perdió la mitad de su potencial de crecimiento económico. Y ello es consecuencia de decisiones políticas tomadas aquí, no de fenómenos globales como la pandemia. De hecho, hace más de una década, Chile crecía por sobre el promedio mundial. Ahora llevamos mucho tiempo haciéndolo bajo la media.

En los últimos cuatro años, el PIB per cápita de Chile ha sido en promedio 0,8%; así, el gobierno de Boric compite con el segundo de Bachelet por ser el de peor rendimiento económico desde 1990. Y las palabras de la ministra Vallejo hace unos días sólo confirman que esto los tiene sin cuidado o, incluso, satisfechos de poder lucirlo como un tapabocas. Es algo impactante, que vuelve a dejar en evidencia una dura realidad: hoy en La Moneda no existe el más mínimo interés en enmendar rumbos en esta materia.

Max Colodro