Carlos Peña resuelve el problema de la conveniencia del homenaje a Teillier apelando a la teoría tomista del tiranicidio. Sin embargo, según esa misma doctrina, del hecho de que haya un tirano no se sigue sin más la licitud del tiranicidio. Por de pronto, la teoría exige considerar la oportunidad en que se lo realiza. Es muy dudoso que el atentado a Pinochet cumpla ese requisito, pues su éxito muy seguramente habría puesto en riesgo la celebración del plebiscito de 1988. Y el tiranicidio, como la legítima defensa, no tiene un fin punitivo. Todo ello sin contar con que la doctrina del tiranicidio no ampara a los grupos terroristas, como el FPMR. Si tales grupos se ajustaran en sus medios a dicha doctrina, tendrían ciertamente algunas dificultades para sembrar el terror.
Por otra parte, Peña —y pese al tenor de su misma columna— quiere convencernos del compromiso democrático de Teillier. Pues bien, octubre de 2019 fue un buen momento para demostrar ese compromiso. Y ni Teillier ni el PC lo honraron. Muy por el contrario: hicieron todo lo posible por que cayera el gobierno democráticamente elegido.
La defensa de la legalidad democrática debería ser una condición necesaria a considerar para dispensar homenajes a nuestros conciudadanos. (El Mercurio Cartas)
Felipe Schwember