Tironi: Gobierno usa lenguaje de izquierda, con acciones de centro

Tironi: Gobierno usa lenguaje de izquierda, con acciones de centro

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El sociólogo Eugenio Tironi siguió con atención los último acontecimientos del oficialismo, desde el discursos moderador del consejo de gabinete del Estadio San Jorge, pasando por los ambiguos resultados del cónclave del estadio El Llano, hasta las últimas definiciones de la Presidenta donde, en entrevista con este diario, reafirmó el sello transformador de esta administración, postura que desconcertó a la DC y al ministro del Interior, Jorge Burgos, según cercanos al jefe de gabinete.

En todo caso, Tironi advierte; pese a un aparente discurso progresista de la Mandataria, en los hechos se siguen ejecutando políticas cercanas a la gradualidad que pedían los sectores de centro del bloque de gobierno.

“El gran riesgo que había cuando se convoca el cónclave, era la ruptura de la coalición de gobierno, a raíz del giro que la Presidenta decidió cuando hizo el cambio de gabinete y cuando habló en el Estadio San Jorge. Esa amenaza, que era inminente, se disipó gracias al cónclave”, señala el analista.

Pero hubo un descontento manifiesto de la DC. Algo no funcionó. 

Quiero hacer una distinción entre las palabras y los hechos. Hubo un cónclave donde muchos querían un borrón y cuenta nueva y se sintieron frustrados. Después de la entrevista de la Presidenta en La Tercera, en la cuál los que habrían querido que ella borrara con el codo lo que escribió con la mano, que dijera algo distinto después del cónclave, quedaron aún más frustrados. Pero si uno va a los hechos del gobierno, éste ha seguido impulsando el giro que se anticipaba cuando se hizo el cambio de gabinete. En los días posteriores se anuncia la ley de simplificación de la reforma tributaria, que es una decisión mayúscula, el ministro de Hacienda toma el control de la agenda laboral y anuncia, junto al ministro del Interior, que va a potenciar el reemplazo en caso de huelga para determinado tipo de empresa, se intensifica la acción en materia de seguridad ciudadana. El giro hacia el realismo avanza sistemáticamente, más allá de los gestos y las palabras.

¿Y entonces cómo se explica la preocupación DC luego del cónclave de El Llano?

Hubo una suerte de sobrerreacción. Hacer cualquier modificación en cualquier dirección es más difícil. Ya lo probó este gobierno en el 2014. Actuar precipitada y mesiánicamente, plantear giros en 180 grados de la noche a la mañana, hacer discursos incendiarios en cualquier dirección, izquierda, centro o derecha, es inoficioso y peligroso.

¿Cuál fue la lección del 2014?

No nos hacemos cargo de las lecciones del 2014. La lección del año pasado es que los cambios y giros no se hacen de la noche a la mañana. Y eso lo aprendimos el 2014 respecto de las reformas y hay que aplicarlo hoy día respecto a lo que es la propia conducción del gobierno y la Nueva Mayoría.

¿Falta un relato aglutinador en el gobierno? Pareciera que esta administración es menos de izquierda de lo que percibe el PC y menos de centro de lo que cree la DC. 

Es efectivo, en el sentido de que no hay ninguna duda de que el hundimiento de lo que fue el espíritu original de este gobierno, que fue el de las reformas estructurales, de la desmercantilización, el de aumentar la intervención del Estado y la reducción de la desigualdad, todo esto bajo el entendido que el crecimiento económico se mantendría incólume, y todo bajo la autoridad moral que brinda el haber sido víctima de la dictadura y no estar contaminado por el dinero proveniente del mundo de los negocios, toda esa plataforma quedó en muy mal pie después de los eventos Caval y SQM. Ni el gobierno ni la coalición han logrado  levantar una nueva narrativa, porque en cierto modo lo del realismo sin renuncia es un juego de palabras, pero no es un concepto.

Tras la entrevista a Bachelet en La Tercera, donde negó que este gobierno tuviera un giro al centro, se criticó que los ministros Valdés y Burgos quedaran desautorizados.

La elección de Burgos y Valdés fue perfecta. Uno por ser un político de fuste y educado en el núcleo de la Concertación, el aylwinismo, y el otro porque fue banquero. Ambos tienen el sentido de la diplomacia, y tienen suficiente control sobre el ego como para resistir todo mesianismo y protagonismo innecesario.

¿Entonces lo que hizo la Presidenta fue tranquilizar a la izquierda con una mera jugada discursiva?

A veces es mejor no intentar explicar.

¿Fue un error estratégico de la Presidenta reafirmar el sello transformardor de su gobierno en esa entrevista?

En mi modesta opinión y a partir de su efecto, sí. Totalmente demás. ¿Contribuyó a reforzar la unidad de la coalición? No, porque esta ya había sido garantizada en el cónclave. ¿Fomentó la unidad del gobierno? No. ¿Mejoró la posición de ella? No.

Otro efecto de esa entrevista es la incomodidad del ministro del Interior. ¿Es viable tener un jefe de gabinete incómodo?

Nunca a un buen jugador de póquer hay que tomarlo literalmente y Jorge Burgos es un jugador de póquer muy avezado. Es un hombre que sabe que va a ser juzgado por sus resultados, no por lo que se escribe o lo que se dice de él. Desde ese punto de vista es evidente que está avanzando en esa inflexión para la cual fue llamado. La Presidenta lo conoce bien.

¿Es un buen juego de póquer que Burgos abandone el gabinete, tal como se comentó la semana pasada?

Mientras Burgos tenga el respaldo de la Presidenta, se va a mantener en el gabinete. Tiene un respaldo muy transversal, porque él tiene un peso propio, a diferencia de un Rodrigo Peñailillo que era un poder más bien vicario. Obviamente que una salida de Burgos sería una catástrofe para el gobierno, para sí mismo y para el país. Lo dijo Ricargo Lagos: Burgos es un republicano.

Algunos leyeron la visita de Lagos como un desconocimiento a la autoridad de la Presidenta. Lo hizo justo cuando Bachelet estaba ausente del país. 

Eso ha sido descartado. El propio ministro ha dicho que la Presidenta estaba informada. Pero además creo que hay una cuestión machista en eso. Los hombres no sabemos relacionarnos con mujeres que tienen poder.

¿Por qué?

Creo que hay un problema que no sabemos cómo relacionarnos con la Presidenta de la República. Si hubiese ocurrido esto bajo el gobierno de Frei, nadie hubiera dicho nada. O bajo el gobierno de Piñera, nadie hubiera dicho nada. Pero como ella es mujer, se supone más débil, más dubitativa, más frágil, que en cualquier momento le va a bajar poco menos que un ataque de histeria. Entonces basta que se reúnan dos hombres para que parezca una rebelión. Pero ella es la Presidenta de República, tiene el estatus que eso le da y su autoridad no se ve cuestionada porque vaya Ricardo Lagos a reunirse con su ministro de Interior. Pensar otra cosa tiene obedece al hecho que es mujer. No tenemos que olvidar que Michelle Bachelet es Presidenta de la República y punto. La Presidenta no se ve cuestionada por quien visita La Moneda cuando ella no está.

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