Eugenio Tironi analizó el “ethos” de los empresarios envueltos en el escándalo a partir del caso Penta. Para el sociólogo –famoso como uno de los cerebros de la histórica campaña que triunfó en el plebiscito de 1988, y ahora ligado al negocio de la comunicación estratégica–, Carlos Alberto Délano representa a un grupo empresarial que se formó en los 80 al alero de la dictadura, que creció con fuerza en los 90 pero que, según él, se quedó atrás en el camino de adaptarse a “ciertas formas de civilización nuevas” que caracterizan a la sociedad chilena actual.
“Es el fin de un mundo, el mundo de algunos grupos empresariales, de una cierta casta empresarial que surgió en los 80 y se consolida en los 90, que se siente realmente intocable, inmune a las instituciones, a la prensa; permanentemente protegida por sus pares y para la que cualquier conducta que produjera renta estaba santificada”, afirmó en conversación con Radio Zero
Más allá de que eso “eso tiene base en la teoría económica, el ‘friedmanismo’, con esa tesis en que el rol de la empresa es aumentar la rentabilidad de los accionistas y punto”, Tironi cree que hay una ideología en clave religiosa. “Aquí esta detrás un grupo que logró emanciparse de la culpa católica y se emancipó vía Karadima, el Opus Dei, los Legionarios e introdujeron una suerte de lógica protestante ortodoxa dentro del catolicismo, que en la medida en que se produce riqueza está todo bien. La riqueza no solo no es un pecado, sino más bien un certificado de santidad”.
Este grupo, al que pertenecen los fundadores de Penta imputados de fraude tributario, se constituyó en una especie de referente moral para el resto de la sociedad. “Normalmente todos ellos se asignan a sí mismos un rol de guía moral de la sociedad, de modelo de conducta y lo que pasó con esta casta es que se arrogó ese lugar, entonces podían hablar de ética, de políticas políticas públicas, de educación, de agenda valórica”, dijo Tironi.
En cuanto al financiamiento irregular de campañas políticas, Tironi describió a Penta como “una suerte de broker que apoyaba a este y otro candidato, entonces los candidatos tenían que darle argumentos políticos para recibir los recursos. Es un rol omnipotente que se venía desmoronando hace tiempo”.
Esta caída, a juicio del sociólogo, va acompañada de un diagnóstico transversal a la sociedad chilena: “Esto le ha pasado a todo el mundo en la medida que hay transparencia, más fiscalización y la ciudadanía es más educada, por lo tanto, más fiscalizadora y no acepta abusos o asimetrías escandalosas. Esto les ha venido pasado a los futbolistas, a las celebridades, a los políticos, a toda la elite y todos se han venido adaptando a este nuevo tiempo, actuando con más cautela o simplemente evitando ciertas prácticas”, señaló.
Para Tironi, la clase empresarial en su mayoría se ha ido adaptando a las nuevas circunstancias, pero el grupo al que representan los gestores de Penta no ha querido hacerlo. “Todo el mundo se ha venido adaptando a ciertas normas de civilizacion nueva. Lo que impresiona es que es tal el grado de omnipotencia que ha alcanzado este grupo, que estaban en medio de una peste y sentían que seguían siendo inmunes”.
Ha habido una ceguera, que tiene que ver con ideología pero también con este rol autoasignado. Cuando tú tienes a los políticos que te mandan esos mails, de ahí a las puertas del paraíso (..) ya estoy adentro y si además tengo a mi confesor que me alaba cuando aumenta el valor de mi acción y eso me elimina de rezar el rosario”, agregó.
Los buenos tiempos ya pasaron y al parecer Délano y Lavín y sus amigos no se dieron cuenta, asegura Tironi, “fue una suerte de borrachera. Todavía el mundo empresarial no asume la encrucijada en la que está. Sigue teniendo comportamientos de nobleza , de oligarquía que ya no corresponden al estado actual de la sociedad chilena”.(El Mostrador)