Trump versus Harris-Axel Kaiser

Trump versus Harris-Axel Kaiser

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Si la lógica y los pronósticos más recientes se cumplen, Donald Trump debería ser elegido nuevamente presidente el próximo 5 de noviembre. Su caso debe ser uno de los más interesantes que se haya observado en política en tiempos recientes. Es difícil imaginar un líder que genere más irracionalidad e histeria en sus adversarios, al punto de que se ha acuñado el concepto de “Trump Derangement Syndrome” (TDS) para describir este fenómeno psicológico.

Es indudable que varios de los aspectos de la personalidad de Trump pueden resultar detestables. También es cierto que su conducta ha sido muchas veces la de un mafioso. Pero para quienes sufren de TDS, Trump no es humano, sino una especie de encarnación misma del mal y que, por tanto, no tiene absolutamente nada bueno que ofrecer, ni como persona, ni como presidente.

La normalmente razonable Anne Applebaum, visiblemente afectada por esta patología, llegó a decir que el discurso de Trump era como el de “Stalin, Hitler y Mussolini” juntos. Si Lucifer fuera un personaje histórico, lo habría añadido a la lista. Los rivales políticos de Trump aparecen, en tanto, como ángeles salvadores y, así como no hay historia negativa, por falsa que sea, que no sea creída sobre Trump, a sus adversarios se les idealiza al punto de defender las cosas más ridículas y sus evidentes fracasos.

La trama rusa, por ejemplo, es una de esas fantasías que muchos de quienes sufren de TDS aún creen. Esto a pesar de que el Mueller report no encontró absolutamente ninguna evidencia de que Trump haya sido elegido gracias a la ayuda de Putin.

Al mismo tiempo, sus enemigos prefieren ignorar todos los escándalos de corrupción en los que se encuentra involucrado el Presidente Biden y su familia. No dicen nada ante las declaraciones recientes de Mark Zuckerberg, quien reconoció que el FBI había presionado a Meta para censurar historias que se referían al computador de Hunter Biden en el que constaba tráfico de influencias para beneficios económicos de su familia. Siendo vicepresidente, Joseph Biden habría participado activamente en el escándalo. Pero, además, hacen caso omiso al hecho de que por cuatro años Estados Unidos ha sido dirigido por un presidente mentalmente incapaz, cuya administración llevó a la peor crisis migratoria en décadas debido a su declarada política de puertas abiertas, a un auge de un 55,4% de los crímenes violentos entre 2020 y 2023, a una inflación promedio de más del doble de la Trump y a la política exterior más desastrosa desde la caída del muro de Berlín.

Quienes sufren de TDS ni siquiera pueden admitir que durante los cuatro años de Trump no hubo ninguna guerra nueva iniciada en el mundo y que este logró los históricos acuerdos de Abraham, alcanzando la paz entre Israel y varios países de Medio Oriente.

Hoy, tras cuatro años de Biden-Harris, Europa se encuentra en guerra con Rusia dada la debilidad proyectada por Estados Unidos, especialmente después del vergonzoso retiro de Afganistán, y el Medio Oriente es un polvorín en pleno estallido. Peor aún, la administración Biden liberó 6 mil millones de dólares al régimen de Irán que Trump había congelado, facilitando así el financiamiento del terrorismo de Hezbolá y Hamas.

Ante la incompetencia dramática de un Presidente senil y mentalmente impedido, los demócratas seguían actuando como si todo estuviera bien y la prensa de izquierda, que es casi toda la prensa, hacía como que el presidente se encontraba en uso pleno de sus facultades. Fue recién cuando Trump arrasó con Biden en el debate y vieron la posibilidad cierta de ser derrotados que se pusieron de acuerdo para defenestrarlo como candidato, argumentando que no tenía las capacidades mentales para correr nuevamente. Es decir, por cuatro años tuvieron a un líder incapaz de conducir el país y solo lo admitieron cuando se enfrentaron a la posibilidad de perder el poder.

En cuanto a la dupla Kamala Harris-Tim Walz, claramente es más fresca y energética que Biden. Pero Harris, que se ha negado sistemáticamente a ser entrevistada por la prensa salvo que controle la pauta, ha mostrado ser demasiado simplona y liviana intelectualmente como para convencer al electorado. De hecho, muchos demócratas por años exigieron su renuncia dado el daño que sus comentarios absurdos le generaban al gobierno de Biden. Pero hoy, los mismos demócratas y quienes sufren de TDS la presentan como una especie de lumbrera política.

Lo peor para Estados Unidos, si llegara a ganar junto al gobernador Walz, será que continuará con el fascismo identitario que se ha apoderado del Partido Demócrata y cuyo objetivo es desmantelar la igualdad ante la ley y valores liberales clásicos responsables del éxito de ese país y que ellos ven como emanación del heteropatriarcado blanco. De ahí que, en Minesota, Walz, por ejemplo, aprobara una ley que permite el aborto hasta los nueve meses —legalizando así el infanticidio— y pasara normas totalitarias que hacen posible arrebatar los niños a sus padres para someterlos a hormonización y mutilación genital en nombre de la diversidad de género.

Por supuesto, ni el infanticidio ni el secuestro por parte del Estado de hijos a sus padres para mutilarlos es un problema cuando se sufre de TDS, pues Trump es peor que eso, porque, bueno, es Trump. Esperemos, al menos, que de ganar Harris-Walz, la desastrosa política exterior de los demócratas no nos lleve a la tercera guerra mundial, a la que nos hemos acercado peligrosamente bajo Biden. (El Mercurio)

Axel Kaiser