Un acuerdo valioso

Un acuerdo valioso

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El acuerdo al cual llegaron los senadores de la Comisión de Trabajo es muy valioso. No obstante que tras él subyacen personas que piensan de manera muy distinta, han encontrado un equilibrio en el cual el Estado juega un rol y las AFP existen. Esto no es buenismo ni blandismo ni debilidad de carácter. Más bien, es una muestra de inteligencia estratégica.

Si a alguien le interesa, además, está bien apoyada por la teoría económica. El acuerdo equivale a un reconocimiento mutuo de que, para la contraparte, esos temas son importantes y por lo tanto cada uno cede en alguna proporción, para que aquello que es importante para el otro obtenga un cierto reconocimiento institucional. En economía esto se denomina “cooperación”, que es exactamente lo que ha faltado tanto en los últimos años. Cuando no hay cooperación caemos en el famoso “dilema del prisionero”: cada uno maximiza ex ante su posición, pero colectivamente estamos todos peor. Esto es lo que los senadores acaban de evitar… por el momento.

Las consecuencias de no haber llegado a un acuerdo, así como las consecuencias de no corregir rápido las fallas que persisten en él, habrían sido graves. En el plano social no existiría la posibilidad de que subieran las pensiones y comience a resolverse el problema previsional chileno. En el plano político, se agudizaría la crisis y el desprestigio de las instituciones democráticas. Obviamente, esto tendría, en el plano económico, consecuencias negativas porque se consagraría el estancamiento.

El problema chileno no es económico, es político. En parte eso tiene que ver con la reforma al sistema político, pero no es solo eso. Es la incapacidad para llegar a acuerdos para avanzar. Llegar a acuerdos quiere decir “cooperar”.

La literatura económica de cooperación analiza esto como “juegos sucesivos”, es decir, nosotros cooperamos ahora en la perspectiva de que habrá instancias de cooperación futura. El acuerdo de pensiones que se acaba de lograr tiene la potencialidad, si se maneja bien, si se aísla a los extremistas, tanto a los que quieren sacar del todo al Estado y como a los que quieren eliminar a las AFP, de inaugurar una dinámica de cooperación política que puede ser promisoria.

Este acuerdo no lo garantiza, pero sí lo facilita, porque tras 12 años de frustrados intentos de resolver uno de los problemas más acuciosos de los chilenos, el acuerdo es un hito relevante de gran significancia. La dinámica de la cooperación, decía Axelrod, requiere hitos que “reseteen” el juego. La importancia de este acuerdo en alguna medida puede jugar este rol.

En el plano técnico, el acuerdo tiene cosas interesantes pero admite mejoras, algunas importantes en mi opinión. Lo que debe ocurrir ahora es que, en el terreno delimitado por el acuerdo, se encuentren rápidamente las mejoras que corresponda. Es responsabilidad de todos que esto funcione, no hay espacio para la equivocación. (La Tercera)

Guillermo Larraín

Académico FEN, U. de Chile