Un antes y un después para la centroderecha-Stephanie Alenda

Un antes y un después para la centroderecha-Stephanie Alenda

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El inesperado y dramático deceso de Sebastián Piñera sucede en un contexto en el que la centroderecha había vuelto a ocupar el primer lugar de las preferencias de cara a las elecciones presidenciales de 2025. Hoy, los análisis muestran que este funesto accidente marcará un antes y un después para el sector.

  • Las implicancias del último plebiscito. Con la derrota del “A favor”, José Antonio Kast perdió en efecto la oportunidad de convertirse en una carta segura para el sector, mientras se confirmaba el rechazo ciudadano a las campañas confrontacionales, a cualquier retroceso en los derechos de la mujer y a la falta de acuerdos.
  • Luces y sombras. El fallecimiento repentino del expresidente pilla no obstante a la centroderecha en una crisis de identidad y de proyecto, luego de haber transigido demasiado con el Partido Republicano, lo que el exmandatario atribuía en una entrevista reciente a una “falta de conducción” y de “liderazgo” al interior de su propia coalición. Este vacío de proyecto explica el carácter apremiante de las preguntas sobre la naturaleza del legado de quien realizara la proeza de llevar a la centro-derecha al poder en dos oportunidades.
  • El llamado. En los meses previos a su muerte, Piñera planteaba dos condiciones necesarias para que la centro-derecha pudiera construir una mayoría social y volver a La Moneda: la unidad de Chile Vamos y su ampliación desde la derecha republicana a formaciones de centro, y la sociedad civil. Su llamado fue entonces desoído por su sector al implicar una alianza con un Partido Republicano del que tanto las formaciones de centro como Evópoli se sienten distantes.
  • La revalorización del legado. Sin embargo, la tragedia volvió a poner sobre el tapete los insumos del exmandatario, consolidando la tendencia a una revalorización de su legado. De manera notable, esas percepciones tendieron a amplificarse, teniendo como trasfondo la derrota del octubrismo, y ante los déficits de gestión del actual gobierno. Según la última encuesta Cadem, el 60% considera que Piñera obtuvo avances importantes frente a los problemas que enfrentó y el 56% da mayor importancia a los éxitos de sus dos administraciones que a sus fracasos.
  • La impronta renovadora del expresidente. Los dos gobiernos de derecha tuvieron logros excepcionales como el rescate de los mineros, la reconstrucción post terremoto de 2010 o la exitosa campaña de vacunación. Pero el legado propiamente político del expresidente radica en lo que sembró en la centroderecha. Piñera fue un iconoclasta entre sus pares: un demócrata desde la primera hora, quien participó en el “Caupolicanazo” contra la Constitución de 1980; hizo campaña y votó por el “No” en el plebiscito de 1988. Coherentemente, quiso imprimir a su primer gobierno un sello post-pinochetista y liberal. Durante sus gobiernos destacan los avances en pro de la igualdad, con la aprobación de la Ley Zamudio, de Identidad de Género y de Matrimonio Igualitario. Esta impronta renovadora, que generó resistencias al interior de su coalición, no fue solo retórica. Se plasmó en una preocupación genuina por el recambio generacional, de lo que dan cuenta tanto la fundación de Evópoli durante su primer mandato, como la nueva generación de ministros y colaboradores que lo acompañó durante su segundo gobierno, y posteriormente.

Finalmente, la pregunta por el legado de Sebastián Piñera involucra asimismo valores como el compromiso con la democracia liberal y la importancia de los acuerdos políticos; un liderazgo que dejó huella por su carácter disruptivo; y figuras políticas depositarias de su confianza. Invita al mismo tiempo a la centroderecha a reivindicar lo sembrado en pos de la construcción de un proyecto político capaz de marcar un verdadero punto de inflexión en la historia del sector. (Ex Ante)

Stephanie Alenda