Una luz en la oscuridad

Una luz en la oscuridad

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Esta semana fuimos informados que la humanidad se extinguirá. No es fácil digerir la inminencia de tamaño cataclismo, ni su factibilidad, pero sin duda la noticia no contribuye a mejorar un ánimo nacional que ya venía golpeado. Por otra parte, el pleito político, temporalmente suspendido por el extenso feriado dieciochero, volvió con todo su ruidoso estrépito de acusaciones y altisonantes declaraciones habituales.

A primera vista, resulta difícil encontrar motivos para el optimismo en el actual paisaje. Pero entre tanto oscuro presagio, este martes, un grupo de investigadores de cuatro de las más importantes universidades del país, se reunió sin demasiado ruido en la Universidad de Chile, para conocer los resultados parciales de un ambicioso proyecto de investigación a diez años, que ya ha completado el primer tercio de este plazo. Se trata de un proyecto del Centro de Estudios del Conflicto y Cohesión Social (COES), patrocinado por la Universidad de Chile y Universidad Católica, también las universidades Diego Portales y Adolfo Ibáñez. Participan en él más de 50 investigadores, de las más variadas disciplinas. La meta del diseño de investigación es seguir a las mismas personas durante una década, indagando sobre la evolución de sus conflictos, relaciones sociales, miedos y anhelos.

Los resultados, indispensables para cualquier interesado en la dinámica social, son imposibles de resumir en una columna. Lo que emerge es una visión bastante más positiva (o menos catastrofista) de cómo está evolucionando nuestra dinámica social; esto, claro está, comparado al porfiado pesimismo y conflictividad que se nos quiere imponer desde los medios de comunicación y las redes sociales.

Lo que emerge, de estos primeros datos, es la visión de una sociedad moderada, esforzada, que enfrenta carencias y temores, pero asigna una decisiva importancia a la educación, el trabajo duro y la ambición individual como herramientas del propio progreso. Se aprecia una tendencia a mejorar la valoración de la democracia, y los datos de análisis político, hasta la fecha muestran poco espacio para populismos extremos de cualquier signo.

Creo que es un rayo de luz, en esta oscuridad que de pronto nos embarga. Quizás las personas comunes están escuchando menos los destemplados líos de la política y valorizando una economía que, aunque menos de lo esperado, finalmente sigue creciendo, una democracia que funciona, y unas instituciones que, a veces parecen tambalear, pero se mantienen vigentes.

Es mi lectura de estos datos, que algunos pueden no compartir, que incluso difiere de algunos de los análisis presentados esta semana por el propio equipo de investigación (del que no formo parte). Ahí están los resultados, para quien quiera verlos (www.coes.cl).

 

Roberto Méndez/La Tercera

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