Ya nos pasó el 2009, las fuerzas de centro, centroizquierda e izquierda fuimos divididos frente a la derecha en la primera vuelta electoral; Frei obtuvo el 29%; Marco Enríquez-Ominami, el 20%; y Jorge Arrate, el 6%; sumo las fuerzas no de derecha y nos da el 55%, frente al candidato de la derecha de aquel entonces, Sebastián Piñera, que obtuvo en esa vuelta el 45%. La división en primera vuelta tuvo un efecto en la segunda, porque el 48% que alcanzó el candidato Frei recogió de la primera vuelta su votación (29%), la de Arrate (6%) y solo dos tercios de la votación de Marco Enríquez-Ominami (13%). Parece que algunos dirigentes de las fuerzas de centro e izquierda no aprenden de la historia.
Enfrentados este año a la contienda presidencial y parlamentaria, el escenario puede ser el mismo señalado anteriormente. El centro y la izquierda dividida y la derecha triunfante. No de acuerdo a las encuestas, pero sí de acuerdo a los votos, en la última elección (municipal de octubre de 2016), la derecha alcanzó el 40% de los votos, tanto en alcaldes como en concejales, y las fuerzas del centro y la izquierda, particularmente en concejales, logramos el 58% de los votos . Esta última cifra considera, por una parte, a la Nueva Mayoría, que logró el 47% de los votos y a fuerzas que hoy integran el denominado Frente Amplio, que lograron el 11% de los votos, si sumaran a ese conglomerado, la votación del PRO en la elección referida, que alcanzó algo más del 3% de los votos. Esos son los votos no las encuestas.
El primer signo de unidad lo debe dar la Nueva Mayoría y éste se materializa con la concurrencia de todos sus liderazgos, respaldados por sus respectivos partidos a la primaria legal del 2 de julio. En el desafío mayor no existen espacios para el camino propio. Asimismo, otra señal imprescindible, es una sola lista parlamentaria y una plataforma temática común. La segunda señal para la unidad es construir un diálogo político con la tercera fuerza de izquierda emergente, el Frente Amplio, de manera asegurarse mutuamente el respaldo en la segunda vuelta para evitar el triunfo de la derecha. En esa perspectiva sería interesante difundir, leer y reflexionar sobre el documento que circula cuyos autores son Carlos Ominami y Manuel Antonio Garretón, quienes plantean rigurosamente las bases políticas para un entendimiento del conjunto de la izquierda con el centro, es decir con la mayoría de los chilenos.
La derecha y su principal candidato, Sebastián Piñera, le ha notificado al país lo que ellos denominan «cambiar el rumbo y/o reformaremos las reformas y/o le pondremos retroexcavadora a la retroexcavadora». Eso se expresa en que los chilenos estamos notificados, por parte de la derecha, de que si triunfan volverá el copago a la educación básica y secundaria, es decir, centenares de miles de familias de clase media tendrán que aportar de sus ingresos para matricular a sus hijos en colegios segmentados por el copago. De lo anterior se deduce que volvería el lucro y la selección. ¿Estamos dispuestos la mayoría del país a aceptar este retroceso?
En materia de educación superior se nos ha notificado, por parte de la derecha, que la cota máxima a alcanzar es el 50% de gratuidad. Decenas de miles de familias de clase media, que se ubican en el sexto, séptimo y octavo decil, quedarán marginadas de este derecho. ¿Estamos dispuestos la mayoría del país a aceptar este retroceso? La derecha nos notifica que en materia laboral quiere la flexibilidad, es decir, volver a la vulnerabilidad del trabajo y al abuso que ello produce. ¿Estamos dispuestos la mayoría del país a aceptar este retroceso? Finalmente, la derecha nos anuncia que modificará la estructura tributaria. Uno de los voceros del equipo de Piñera, José Ramón Valente, nos anuncia la vuelta al FUT y al sistema integrado, que en los hechos rebaja la recaudación tributaria; y por otra parte la UDI, en su documento programático, nos habla de una rebaja de impuestos directos. Considerando que de acuerdo al Banco Mundial, la reforma tributaria del actual gobierno logró que el 92% de lo recaudado provenga del 1% más rico, cualquier modificación sugerida por la derecha, significará beneficiar a ese 1%. ¿Estamos dispuestos la mayoría del país a aceptar este retroceso? (El Mercurio)
Francisco Vidal