Las universidades vuelven al centro del debate. Tiempo atrás fue la Universidad Arcis y las platas del régimen de Venezuela, hoy, la Universidad San Sebastián y todo lo que ha envuelto a sus académicos y presidente. Sin embargo, estos hechos, más allá del debate político contingente debiesen servir para reflexionar sobre la importancia de esa institución en el desarrollo del país. Son los llamados a generar conocimiento, aportar al debate público y, muy importante, a formar a los futuros líderes.
Las universidades nacen en el siglo XI en torno a la filosofía y teología, su vocablo se refería a aquella comunidad de magistrados y alumnos al mismo tiempo que a aquel lugar que reunía todo el saber. En su origen fueron una institución dedicada al mundo intelectual, al conocimiento, lo que se ha expandido a lo largo del mundo con universidades en todos los continentes.
Entonces ¿cómo pasamos de ser la institución que reúne el saber a verse envuelta en polémicas políticas? Sus académicos y alumnos pueden participar de la vida política, es más, en muchos casos, de los centros de alumnos nacen líderes políticos importantes y en las asambleas universitarias se instalan temas que saltan al debate político público, pero, nada de ello cambia ese espíritu original de formación y conocimiento. Es más, nada debiese empañarlo.
Las universidades tienen un rol fundamental en la sociedad, no sólo porque de alguna manera se transforman en un lugar de crecimiento social y de orgullo para esas familias cuyo hijo llega por primera vez a la universidad, sino porque, también, a través de la vinculación con el medio aportan a la comunidad.
La universidad es ese entorno de libertad donde alumnos y profesores pueden debatir los más variados temas, intercambiar puntos de vista y hasta generar corrientes de pensamiento que pueden tener impacto global. De esto último, ejemplos hay muchos. Henrry Kissinger fue director del programa de estudios de Defensa, del seminario internacional y del proyecto de estudios especiales de Harvard antes de transformarse en Secretario de Estado y Consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos; Joseph Nye académico de la universidad de Harvard creó, junto a Robert Keohane, la teoría neoliberal y su análisis sobre el poder ha tenido impacto mundial, fue presidente del Consejo Nacional de Inteligencia, Secretario de Estado y Subsecretario Adjunto de Estado y, como ellos hay muchos más a lo largo del mundo.
La universidad reúne los distintos puntos de vista en un entorno de libertad de pensamiento desde donde nuevas teorías pueden surgir. Que sus integrantes participen en política y se identifiquen con uno u otro partido nunca ha sido un problema para el debate académico y la formación de futuros profesionales, mientras la institución mantenga su espíritu, el que, justamente, se ve afectado por situaciones como las vividas esta semana.
Necesariamente la generación de conocimiento y la formación debe darse en un entorno de libertad, de otra forma, la universidad pierde su propósito y su relevancia en la esfera pública. (El Líbero)
Pilar Lizana