A propósito de mi columna (martes) sobre los sueldos universitarios, un lector plantea que las universidades privadas deberían ganar su prestigio por inversión en infraestructura, becas e investigación más que contratando personalidades y profesores de excelencia. Yo pienso que son todas las anteriores y forman un ecosistema. El edificio más moderno, acogedor, bonito y funcional (como exhiben muchas universidades privadas) no va a atraer alumnos si sus profesores no son personajes distinguidos en las ciencias, las artes, la política y las humanidades.
Un buen profesor puede hacer una clase en una plaza pública y va a tener audiencia. Uno malo puede hacerlo en la sala Medina de la Biblioteca Nacional y no convocar a nadie.
La infraestructura en las universidades es clave, y la inversión que han hecho las privadas está a la vista y tiene una calidad que se ve poco en las públicas, pero los alumnos siguen atraídos por los profesores y la cultura intelectual de las públicas. Eso ha ido cambiando para bien, y las públicas han mejorado su infraestructura y las privadas han crecido en reputación y prestigio.
Esa competencia ha mejorado a ambas, para beneficio del país.
Gerardo Varela A.
Abogado