Virus y distanciamiento social-Sergio Urzúa

Virus y distanciamiento social-Sergio Urzúa

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El primer caso de coronavirus en Chile se detectó el 3 de marzo y desde entonces la cuenta avanza sin parar. Una simple proyección indica que ya debe haber más de 100 enfermos, con facilidad. A pesar de las medidas del Estado, el número aumentará con velocidad. ¿Qué hacer ante la enfermedad?

A las 9:30 a.m. del miércoles 11 de marzo, los estudiantes llegan a clase en la Universidad de Maryland, EE.UU. Si bien en el área cercana aún no hay casos, el ajuste del grupo es automático. Nadie se da la mano, el saludo es un toque de codos. Los jóvenes se sientan estratégicamente al menos a dos metros de distancia unos de otros. Es la recomendación contenida en el e-mail oficial de la noche anterior, el mismo que indicaba que a partir de este lunes las clases se cancelan por dos semanas. De ahí, y por al menos dos semanas más, las clases serán online. Mensajes similares recibieron cientos de miles de estudiantes de educación superior en todo el país. Todos pasan a una educación virtual, para generar distanciamiento social y así detener el contagio.

Conociendo la cultura norteamericana, más cambios no tardarían en llegar. Pocas horas luego del fin de la clase, un nuevo anuncio afectó a los colegios públicos del área. Aún sin casos reportados entre sus estudiantes, era necesario actuar: las clases se cancelaban por dos semanas. Material educativo para cada nivel será puesto a disposición en el sitio web oficial. Todo para restringir el contacto de los niños al ambiente familiar.

Y más tarde ese día, sería el turno del mercado laboral. Autorizaciones de teletrabajo por las próximas semanas se multiplicaron entre las empresas y oficinas de gobierno en Maryland, Virginia y Washington D.C. Un mínimo tráfico el día jueves dejó claro que la medida se había tomado con seriedad. Evitar el bus, el metro, la oficina, acciones para sortear el contagioso virus.

En los supermercados la cosa era igual. El paso por uno ese mismo jueves dejó en evidencia la calculada distancia entre el poco público que caminaba por los pasillos. Andaba tras unas velas para un cumpleaños familiar. De ahí, raudo a casa, pues vecinos estaban invitados a celebrar. Llegan al momento del “Cumpleaños feliz”, pero no cruzan la puerta. Cantan desde la entrada. “Son dos metros de distancia”, dicen y se van. ¿Exageración cultural de los gringos? Hay que acostumbrarse. Calabaza, calabaza, cada uno en su casa. Por un tiempo será la nueva normalidad.

Ante la ausencia aún de tratamiento, el distanciamiento social emerge como la estrategia para contener el coronavirus. La evidencia mundial indica efectividad. ¿Funcionará en Chile? La contingencia obligaría a padres e hijos a conversar, una justificación más, pero hay dificultades dignas de considerar. ¿Educación y trabajo virtual? Para quienes tienen acceso a internet. Para el resto, ¿colegio, trabajo y enfermedad? Y no olvidemos el factor cultural. Difícil imaginar cumpleaños sin la patota. Con besos, abrazos y bailoteo nos contagiamos; sin ellos, sacrificamos identidad. ¿Serán esas las difíciles opciones de la nueva realidad? (El Mercurio)

Sergio Urzúa

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