Reparos se manifiestan en el oficialismo sobre la idea de agregar «apellidos» a las alternativas del «A favor» y el «En contra» que trae el plebiscito constitucional del 17 de diciembre. Complementos a ambas opciones que apuntan a reformar la Constitución que quede vigente tras los comicios de fin de año.
Quien se ha mostrado dispuesto a reformar el proyecto constitucional que está en proceso de redacción, en caso de ser aprobado, ha sido el presidente de la UDI, Javier Macaya.
En radio Infinita, el senador dijo que «nada es intocable, podríamos ser capaces de ver algunos aspectos que no fuimos capaces de cerrar en este proceso».
No obstante, es la idea de aprobar para reformar que empuja parte de la derecha la que causa incredulidad en algunos dirigentes oficialistas. Así lo hizo ver a Emol el presidente del partido Comunista, Lautaro Carmona.
«Proponerse una consigna que es aprobar para reformar es partir de la base que el proyecto es deficiente y necesita cambios, cuyos cambios están ahora -sí, ahora- en manos de la derecha hacerlos. Entonces, por qué habría yo de creerle. Me parece demagogia, me parece una frase oportunista porque no se hace cargo que los defectos que tiene que cambiarle. Lo pueden corregir ahora ya, porque tienen quórum para eso», sostuvo.
Y recalcó: «No le creo, así de simple. Es una frase, una afirmación que no tiene coherencia con los datos de la vida real«.
En esa línea, el presidente del partido Radical, Leonardo Cubillos, indicó que «no hay que confundir a la gente. Este texto como va hasta ahora, no es difícil ni complejo de entender y claramente no necesita de adornos o apellidos para aprobarlo o rechazarlo, y las realidades en la composición del Congreso son sumamente decidoras».
«Si se llama a aprobar para reformar, nadie cree esa falacia, cuando ni Republicanos y la derecha darán sus votos en el Congreso, ya que no fueron capaces de llegar a acuerdo en el Consejo Constitucional. Sería una mascarada más al país, solo pecamos una vez de ingenuos«, agregó.
Por lo demás, acotó que «en el caso contrario, tampoco está la disposición de la derecha para botar su propio texto constitucional a la basura y quedar mal con su propio sector, ya que debemos reconocer que el texto hasta ahora es defendido por empresarios y el mundo político de la derecha que solo busca defender sus intereses».
Sobre la idea, el timonel del partido Liberal, Juan Carlos Urzúa, consideró que «los apellidos de lo que hay que hacer tienen poca importancia, porque evidentemente el articulado que está saliendo es una Constitución que retrotrae derechos, que impide el desarrollo del proyecto de cada uno».
Desde el partido por la Democracia, el diputado Jaime Araya, se inclinó a terminar con el acápite constituyente con el 17 de diciembre.
«Es muy importante entender que la energía constituyente se evaporó con el fracaso del 4 de septiembre y por lo tanto, estoy convencido que la ciudadanía agradecería mucho que los énfasis del debate público estén en garantizar la seguridad, mejorar las pensiones, resolver los déficits en salud, y una larga lista de tareas pendientes«, afirmó.
Y agregó que «para que las familias de nuestro país vivan mejor, es imprescindible explicitar que el debate constitucional está agotado y cerrado por los próximos cinco años. Hay que tener la sensatez y valentía de decirlo, para que el país vuelva a ponerse en marcha».
Con todo, la definición sobre visar o rechazar la propuesta en el plebiscito constitucional, sigue abierta en el oficialismo.
En privado, personeros de los partidos de Gobierno dicen no descartar irse por la opción a A favor. De todas formas, la alianza busca zanjar una resolución común -idealmente junto a la Democracia Cristiana- tras realizar una cuenta pública de los consejeros constitucionales del sector y desarrollar un proceso de consulta interna de los partidos para salir cada uno con su postura institucional.
¿DEFENDER LA CONSTITUCIÓN DE PINOCHET?
Fue en Emol TV que la consejera constitucional de Convergencia Social, María Pardo, advirtió que «lo que se está terminando de perfilar acá es una propuesta que es peor que la Constitución actual, dictada en dictadura y está siendo elaborada en democracia».
Ante los mismos llamados de votar «A Favor para reformar», Pardo invitó a que «primero, revisen los quórums de reforma constitucional, porque ese ‘Apruebo para reformar’ sería con un quórum de 3/5, que ya quedó en la Constitución. Es decir, un quórum alto».
En esa línea, la consejera reconoció que «La Constitución actual -nunca pensé que iba a estar defendiendo la Constitución de Pinochet pero, las vueltas de la vida- la Constitución actual, en virtud de la última reforma constitucional en la materia, tiene un quórum de reforma de 4/7».
«Es decir un quórum bastante más bajo. Entonces yo ahí diría, si lo que queremos es reformar, reformemos la actual, porque la actual tiene más silencios, lo que quiere decir más posibilidades de dar cabida a la discusión democrática y tiene un quórum más bajo», precisó.
Ahora bien, defender la Constitución de Pinochet es una disyuntiva en la que no se identifican otros dirigentes del oficialismo.
«Yo no estoy defendiendo la Constitución de Pinochet, yo quiero que cambie, pero que cambie para que avancemos y no una peor que la que hay, porque sería reforzar para hacer todavía más neoliberal la constitución de Chile, darle más restricciones democráticas a la Constitución de Chile», dijo Carmona.
Si bien reconoce que se pueden hacer reformas a la actual Carta Magna, el líder del PC recalcó que «eso no es que yo no postule a que hay que terminar con lo sustantivo de la Constitución del 80, que es la clave que tiene, del punto de vista normativo, esta crisis que tiene el país».
«Yo no voy a rechazar, o eventualmente votar en contra, pensando que hago opción por la del 80, porque no hago opción por la del 80. No tengo otra opción sino me propongo seguir en la batalla de ideas hasta que hayan correlaciones que permitan cambios sustantivos para las transformaciones en el país», agregó.
Su correligionario, el jefe de bancada de diputados PC, Luis Cuello, consideró que «hay que ir paso a paso. Lo primero es cerrar este proceso, que claramente va mal encaminado. Ahora, constatar el retroceso de la propuesta de texto del Consejo Constitucional no significa en modo alguno defender la constitución vigente».
A su vez, Cubillos (PR) tildó de «legítima la posición de la consejera María Pardo (…) Es comprensible su ánimo, pero no hay que dar la pelea por perdida, y aún quedan espacios antes de que termine el proceso para que la derecha y Republicanos entiendan que es necesario una Constitución para todos y todas, y no solo para los empresarios o los privilegiados de este país».
Aquilatando la reflexión de Paro, el líder del PL apuntó a la necesidad de elaborar una autocrítica «feroz» del oficialismo.
«Tenemos que ser capaces de ver cómo llegamos a este punto, de qué modo cometimos los errores que cometimos para estar en un punto en el cual todo lo que puede pasar es peor de lo que había», señaló.
Y reparó que «ahí no es la derecha, no es la gente, somos nosotros. Cometimos errores importantes, no tenemos la lectura de lo que pasa en la calle con las personas y esto hace que imaginemos mundos que no existen y que después, cuando lo sometemos al escrutinio popular, nos pegan con un portazo en la cara». «Vamos a tener que hacer un proceso de autocrítica muy grande y volver a contactarnos con la gente», afirmó. (Emol)