Vodanovic candidata: punto de quiebre para el Socialismo Democrático

Vodanovic candidata: punto de quiebre para el Socialismo Democrático

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La venganza es un plato que se sirve en frío. Aunque en este caso, fue más bien tibio. La caída de la ex senadora Isabel Allende aún está fresca y muy presente en la retina del mundo político, dejando esquirlas que impactan en la escena presidencial oficialista, específicamente, en el corazón del Socialismo Democrático.

En el PS, decodificaron el bochornoso pasaje del contrato de compraventa de la casa de Salvador Allende que culminó con la destitución a manos del Tribunal Constitucional de la senadora de sus filas, Isabel Allende, hija del ex líder de la Unidad Popular, en clave de afrenta.

La tesis que primó no solo en las bases del partido con sede en calle Londres, sino también en parte importante de su dirigencia, fue que se lesionó el honor del líder político más insigne de esa colectividad. Con la salvedad de que esta vez, la factura sí se cobraría.

Lo curioso es que los damnificados no son precisamente los responsables directos de haber comprometido y expuesto el honor de los Allende. Serán el PPD y su candidata Carolina Tohá quienes asumirán prácticamente la totalidad del costo del alzamiento socialista con Vodanovic como presidenciable.

Tohá pierde así el respaldo del partido más importante del Socialismo Democrático, mientras que el Frente Amplio, partido del Presidente y la colectividad hegemónica en el segundo piso, desde donde con mucho voluntarismo se empujó la medida del museo de Allende y con total negligencia se omitió la prohibición expresa de la Constitución respecto de la inhabilidad de celebrar contratos entre parlamentarios con el Estado, ve cómo la división del Socialismo Democrático les abre una opción que hasta hace poco parecía completamente improbable: que Gonzalo Winter sea una carta competitiva.

Por su parte, desde la vereda más izquierdista del bloque, el PC también saca cuentas alegres. Y es que, en un escenario de “todos contra todos”, las opciones de la ex ministra Jeannette Jara, quien a diferencia de Tohá tiene más logros que mostrar, aunque muchos de ellos con discutibles efectos para la economía del país, pero populares para la ciudadanía —como el alza del salario mínimo, la ley de 40 horas y la reforma de pensiones—, serán usadas como elementos centrales de una candidatura que intentará edulcorar su radicalidad detrás de un rostro amable y con experiencia en la gestión de gobierno.

Aunque no siempre con tanto éxito, porque no hay maquillaje capaz de camuflar la pulsión antidemocrática comunista que brota por los poros de todo militante del partido de la hoz y el martillo; sino vea usted las declaraciones respecto a la existencia de un “sistema democrático distinto” en Cuba que Jara nos regaló esta semana.

Ahora, con Vodanovic en la cancha, Tohá enfrenta el break point más decisivo de su carrera política. No solo porque está en juego su proyección presidencial, sino porque su figura, durante años cuidadosamente trabajada y perfilada como la del rostro moderno del progresismo, queda completamente expuesta a un eventual fracaso del que difícilmente pueda retornar, porque su sector —el Socialismo Democrático, que hasta ahora se presentaba como un bloque relativamente cohesionado— hoy se asemeja más a un archipiélago expuesto al desmembramiento y a la marea creciente de una izquierda que se prepara con fuerza para arrasarlos en las próximas primarias oficialistas. (Ex Ante)

Jorge Ramírez