“Ahora los necesito, como en tantas jornadas históricas que sorprendimos juntos al país, para una tarea igualmente relevante: tenemos que reinscribir a la UDI en los plazos legales, a pesar de la más feroz campaña de desprestigio que ha enfrentado una colectividad política en la historia reciente del país”, se leía en el entusiasta mensaje que el ex líder de la UDI Pablo Longueira envió vía WhatsApp a cientos de militantes en marzo, en momentos en que la colectividad batallaba para lograr el refichaje mínimo exigido por el Servel.
Pese a su renuncia a las filas gremialistas en marzo de 2016 -luego de que la fiscalía comenzara una investigación en su contra por cohecho-, Longueira tomó un rol activo en el proceso de refichaje de la UDI: grabó cinco videos que eran difundidos por diversas redes sociales e incluso dejó de lado su ostracismo y acudió a algunos de los stands que el partido desplegó para que las personas se inscribieran. En una de esas visitas llegó al Parque Arauco y participó junto al ex Presidente Sebastián Piñera en un video de motivación para el refichaje.
Pero el entusiasmo de uno de los máximos líderes y fundador del partido tuvo una fisura no menor cuando hace tres semanas la UDI tuvo que cerrar la negociación parlamentaria que sostuvo por más de tres meses con sus socios de Chile Vamos.
Longueira siguió de cerca la nominación de los candidatos gremialistas que competirán por un escaño en el Congreso en noviembre próximo. Yfueron al menos cuatro las cartas -entre las que se encuentran su propio hermano y dos estrechos colaboradores- que el ex ministro defendió frente a la directiva que lidera la senadora Jacqueline van Rysselberghe. Ella, junto al secretario general, Pablo Terrazas -con quien el también ex senador mantiene un estrecho vínculo de amistad- fueron los representantes de la UDI en las reuniones con los dirigentes de Chile Vamos.
Aunque es claro el peso que tiene el apellido Longueira en el gremialismo, la timonel del partido impuso su postura y dejó afuera de la plantilla a las cartas que el ex ministro respaldaba.
El ex senador, quien estuvo monitoreando las negociaciones hasta último momento, habría hecho ver su molestia por los criterios que la directiva impuso para elegir los candidatos al Congreso, pues consideró que se cedió a presiones de parlamentarios que buscan ir protegidos dentro de su propio pacto.
La decepción de Longueira con la decisión de la directiva fue tal, que hizo que tomara fuerza una idea que venía rondando hace algún tiempo en su cabeza: formar un nuevo movimiento político.
LA DISPUTA CON VAN RYSSELBERGHE
El punto de quiebre fue el 21 de agosto, fecha límite para la inscripción de las listas presidenciales y parlamentarias. Chile Vamos tenía dentro de sus planes llegar en horas de la mañana a las oficinas del Servel para inscribir a sus candidatos al Parlamento, pero un nudo de última hora hizo que los presidentes y secretarios generales llegaran cerca de las 23 horas a esas dependencias.
El retraso del esquema inicial fue por la cantidad de cupos que cada partido exigía en el distrito 19, correspondiente a Chillán. A pesar de que Piñera tuvo que intervenir y zanjó las discrepancias en varios de los distritos en disputa, el 19 fue la piedra de toque para concluir una negociación que todos recuerdan como “muy difícil”.
En Chillán, la pelea era por seis cupos. Hasta último momento la UDI insistió en que ellos debían llevar tres candidatos, RN pedía la misma cantidad de nombres y Evópoli era de la idea de que cada partido debía llevar dos. Finalmente, se impuso la idea de Van Rysselberghe y la UDI y RN se quedaron con todos los cupos de Chile Vamos, dejando fuera a las cartas de Evópoli.
A pesar de que se mantuvo a los tres candidatos UDI, Longueira no quedó satisfecho. Uno de los damnificados fue Juan Manuel Santa Cruz -una de las dos opciones que tenía Evópoli-, por quien el ex ministro realizó un fuerte “lobby”, tanto en su ex partido como en el piñerismo.
Santa Cruz, ingeniero comercial de profesión, trabajó desde 2012 a 2014 en el Ministerio de Economía junto a Longueira, quien asumió en esa cartera a mediados de 2011. Fue el propio ex ministro quien lo invitó a trabajar con él para que lo asesorara en temas relacionados con innovación, ciencia y tecnología, según se registra en la página de Gobierno Transparente.
Santa Cruz fue compañero de curso en el colegio Cumbres de José Tomás Longueira. hijo del ex senador. Además, varias fuentes señalaron que el ex presidente de la UDI hizo hincapié en que Santa Cruz -quien es miembro de la familia controladora de Lipigas- venía llegando de estudiar Administración Pública en las Escuela de Gobierno de Harvard.
Según fuentes de la UDI, el día de la inscripción de las candidaturas Longueira llamó insistentemente a dirigentes gremialistas -entre ellos al senador Juan Antonio Coloma y el jefe político de la campaña de Piñera, Andrés Chadwick- para que no se bajara a Santa Cruz.
Fue ahí cuando Longueira se enfrentó a la directiva de la UDI. Van Rysselberghe, con encuestas en mano, hizo ver a sus socios de Chile Vamos que el ex colaborador de Longueira no era competitivo y que no había razón alguna para nominarlo. Coloma respaldó a la ex intendenta del Biobío y, finalmente, se decidió por dejar fuera de la nómina a los candidatos de Evópoli. Sin embargo, otras fuentes cuentan que ninguno de los candidatos que postulaban marcaba en las encuestas; todos estaban en el margen de error.
Pero esa resolución no fue la única que incomodó a Longueira. Tres días después de que se cerró la lista parlamentaria de Chile Vamos, su hermano, José Luis Longueira, renunció a la UDI luego de que fuera bajado de la carrera parlamentaria por el distrito 9 de Conchalí, el mismo por el cual el ex ministro fue diputado.
La UDI optó por blindar allí a la actual diputada Claudia Nogueira. Incluso, fuentes que fueron parte de la negociación comentan que Nogueira llegó a amenazar con renunciar al partido si es que llevaban al hermano de Longueira, dada la fuerza del apellido en las huestes gremialistas. Desde el entorno de la diputada, en tanto, sostienen que el hermano de Longueira no aportaba votos nuevos a la lista UDI.
Como no tuvo chances en Conchalí, Longueira intentó que su hermano José compitiera en La Florida, pero tuvo un nuevo revés cuando el partido optó por el hermano del alcalde de la comuna, Rodolfo Carter, Álvaro Carter.
El mismo día que dejó de militar en la UDI, José Luis criticó duramente a la directiva del partido a través de mensajes vía WhatsApp que envió a sus cercanos, en los que enrostró la existencia de “egos” en las filas gremialistas.
Lo mismo ocurrió con Rubén Carvacho Sáez, un joven que Longueira apadrinó tras conocerlo en un campamento y que intentó postular como diputado al distrito 13 de Pedro Aguirre Cerda, pero no logró el apoyo de la UDI.
Otra carta que apoyaba Longueira era el ex subsecretario de Minería Francisco Orrego, quien intentó -sin éxito- ser candidato por el distrito 6 de Valparaíso. En todo caso, en esa zona la derrota del ex senador no fue tan amarga, porque también apoyaba a Gustavo Alessandri, quien hoy sí es candidato.
EL NUEVO MOVIMIENTO
Más allá de la grieta con su histórico partido, quienes han conversado con Longueira sostienen que está dedicado a atender sus negocios personales y al desarrollo del proyecto Parque Austral, que busca establecer una ruta de parques nacionales en la Patagonia. Además, ha seguido asistiendo a distintos directorios de empresas, donde realiza análisis político a empresarios.
Es en esas presentaciones precisamente donde la idea de un nuevo referente político se le ha ido haciendo más patente, a medida que describe el escenario actual y desarrolla teorías sobre lo que viene para la presidencial y parlamentaria de fin de año.
Quienes conocen a Longueira sostuvieron que este ha comenzado a tener una serie de conversaciones con figuras de la ex Concertación y de Chile Vamos, así como del mundo empresarial, con quienes ha estado socializando la idea de crear una nueva coalición política que “rescate” los principios que defendió la Concertación durante sus cuatro gobiernos y que, a ojos de Longueira, continuaron durante el primer gobierno de Piñera.
El análisis del ex senador apunta a que la centroderecha debe reemplazar a la ex Concertación y para ello ampliarse hacia el centro político, asumiendo un discurso “inclusivo, moderno y tolerante”. Según ha planteado, si es que Sebastián Piñera gana otra vez la presidencia, podría darse por primera vez que se crucen las veredas del Sí y el No, pues para él esta elección constituye un cambio político que simbolizaría el “término definitivo de la transición”.
El ex ministro ha transmitido en esas conversaciones que tras el gobierno de Michelle Bachelet hay un sector de la sociedad que se ha izquierdizado (en referencia a la Nueva Mayoría y al Frente Amplio), mientras otro sector quiere retomar las líneas de los gobiernos post régimen militar.
De hecho, Longueira promueve la idea de que el de Piñera sea un gobierno “de unidad nacional”, con fuerte presencia de la clase media emergente e incorporación del centro político.
Por otra parte, en su análisis se ha encargado de transmitir que el escenario que viene considera diversos factores que mejoran aun más el clima para una propuesta de esta naturaleza: es la primera elección parlamentaria sin sistema electoral binominal y habrá una posible oposición desarticulada, con una alianza cada vez más frágil entre la DC y el Partido Comunista.
Quienes han oído la idea del ex senador señalan que por estos días, incluso, está decidiendo el nombre de este nuevo movimiento o referente político. Una nueva aventura que no ha dejado indiferente sobre todo a quienes aún añoran los tiempos en que Longueira dirigía con mano de hierro la UDI y posibilitó entendimientos -por ejemplo- con el entonces gobierno de Ricardo Lagos. (La Tercera)