Una discusión en Twitter sobre el impuesto verde dejó en evidencia las profundas diferencias que existen entre el actual ministro de Medio Ambiente de la Presidenta Michelle Bachelet, Marcelo Mena, y su predecesor, Pablo Badenier.
La disputa se generó luego de que Mena afirmara que “diseñé el impuesto verde en función de emisiones de NOx. Como bien sabes, he sido un activista contra emisiones diésel siempre”, en respuesta a una crítica del ex director del Transantiago, Raimundo Cruzat, de que el criterio para aplicar la restricción a los autos catalíticos haya sido por año de fabricación y no por emisión.
Pero Badenier entró al debate y emitió una implacable y escueta afirmación contra Mena: “Tú no diseñaste el impuesto verde“.
Este impuesto se aplica por única vez a los automóviles nuevos, livianos y medianos, dependiendo de su rendimiento urbano, y tiene como objetivo incentivar el ingreso de vehículos que contaminen menos.
Según la autoridad, el impuesto verde ha reducido en un 29% la cantidad de contaminación por kilómetro que hay en un vehículo que se compró en el 2016 versus el 2015.
“Eso es una muy buena noticia para la calidad de aire de las ciudades de Chile”, dijo Marcelo Mena en diciembre del año pasado.
El liderazgo personalista del ministro Mena
El desmentido de Badenier a Mena dejó en evidencia no sólo la diferencia entre ambos, sino el personalismo que tiene el ministro “regalón” de Bachelet, quien impuso su postura de rechazar el proyecto minero Dominga, lo que generó la inédita renuncia de todo el equipo económico en agosto.
Y es que conocedores de la cartera de Medio Ambiente le atribuyen a Mena tener un liderazgo personalista, en que “los logros institucionales se los atribuye en términos personales”.
Ello, ya que, por ejemplo, el impuesto verde está contemplado en la reforma tributaria impulsada por el Ministerio de Hacienda en 2014, y no fue “diseñado” por Mena, tal como lo dijo. Fue un cambio que se trabajó durante meses en dicha cartera, asesorada por la Unidad de Economía Ambiental del Ministerio de Medio Ambiente, que entonces dirigía Pablo Badenier.
Pero hay otros cambios relevantes en que el ministro se ha vestido con “ropa ajena”, según relatan a este diario conocedores de su gestión, como las áreas marinas protegidas y las energías renovables no convencionales (ERCN).
Respecto de las áreas marinas protegidas, su impulsor durante este gobierno ha sido el canciller Heraldo Muñoz, quien en septiembre de 2014, en un evento en Viña del Mar de “Our Ocean”, prometió un avance importante en dicha materia.
“La Presidenta de la República, la Cancillería y el Ministerio del Medio Ambiente han cumplido con lo prometido hace casi dos años, cuando la Cancillería organizó el evento ‘Our Ocean’ en Viña del Mar y dijimos que íbamos a proteger nuestro océano. Hoy día tenemos un logro que es reconocido internacionalmente”, recordó el canciller en septiembre pasado.
“Vamos a tener 1.600.000 de Áreas Marinas Protegidas, que están entre las más grandes del mundo. Por eso se reconoce a Chile. Vamos a tener más Áreas Marinas Protegidas que territorio en el continente. Creo que eso va a quedar no sólo para estas generaciones, sino que para las generaciones futuras. Estamos contentos de que la Cancillería haya jugado un papel”, agregó el secretario de Estado.
La red de parques de Patagonia y la ley de fomento al reciclaje son aspectos que fueron aprobados antes de la llegada de Marcelo Mena. Además, lo cuestionan por no ir a las sesiones de la comisión de Medio Ambiente del Senado, que aprobó la creación del Servicio de Biodiversidad y áreas protegidas.
Las energías renovables impulsadas por Pacheco y difundidas por Mena
Las energías renovables también son mostradas por los críticos de Mena como otra área en que ha tratado de vestirse con ropa ajena.
Y es que el fuerte impulso que ha tenido se ha debido al cambio en las licitaciones que hizo el ex ministro de Energía, Máximo Pacheco, quien logró atraer millonarias inversiones en la industria energética, en un escenario donde la inversión privada en general lleva cuatro años con cifras rojas.
Pacheco valoró que el país “aún cuenta con un enorme potencial no aprovechado en ERNC, destacando la energía hidroeléctrica, solar y eólica”, y apuntó a que los avances tecnológicos en ERNC han permitido que los costos de producción se aproximen a los de las fuentes no renovables, como carbón y diésel.
Dicho éxito de gestión ha sido tomado por el ministro Mena, quien en su cuenta de Twitter ha destacado que “desde que cerramos la puerta a HidroAysén, la inversión en energía se ha duplicado, las ERNC (energías renovables no convencionales) quintuplicado y los precios bajado en 75%”.
En algunas entrevistas, sin embargo, el secretario de Estado ha señalado que “hay mucha gente que ha estado trabajando con la Presidenta en el tema medioambiental, a mí solamente me tocó llegar en la etapa final de consolidación de una cantidad de tareas que se iniciaron hace cuatro años y que ahora se están ejecutando. Es el caso del tema oceánico, los parques de la Patagonia, el tema de la descontaminación, la agenda climática. Esto no se inventó hace un par de meses”.
Y ante la pregunta concreta de si debe atribuirle varios logros a su antecesor, Pablo Badenier, señaló que “fui parte del programa de gobierno y fui subsecretario, por lo tanto, harto de lo que hoy tenemos tiene que ver con lo que yo impulsé y evidentemente hay un aporte importante del ex ministro Badenier”.
Mena, el “regalón” de Bachelet y Ana Lya Uriarte
Mena, quien se ha convertido en un “regalón” del bacheletismo, no proviene del mundo de la política, sino que del científico y académico, aunque tiene una especial cercanía con la jefa de gabinete de Bachelet y ex ministra de Medio Ambiente, Ana Lya Uriarte.
El ingeniero civil bioquímico, MS y Ph.D en ingeniería ambiental de la Universidad de Iowa y con un postdoctorado en el MIT, ha estado vinculado durante varios años al Centro de Sustentabilidad de la Universidad Andrés Bello, de la que era su director antes de asumir como subsecretario de Medio Ambiente en marzo de 2014.
En la campaña presidencial de 2013 apoyó a Andrés Velasco, pero tras las primarias se enroló en el comando de Bachelet: “Soy un agradecido de Andrés Velasco porque se la jugó por mí cuando nadie me conocía en el mundo político. Pero la verdad es que soy más de izquierda que él, absolutamente del equipo de la Nueva Mayoría y completamente fiel a la Presidenta”, dijo Mena en 2015.
Su anterior paso por el primer gobierno de la Mandataria fue muy breve, ya que la entonces ministra Uriarte le inventó el cargo de “gerente del aire” en diciembre de 2009, pero renunció tras 60 días y volvió a la Universidad Andrés Bello.
“Mi decisión de cambiarme a la universidad es algo personal, porque no creía poder lograr los objetivos del cargo”, dijo en esa ocasión; y Ana Lya Uriarte aseguró que seguían teniendo “una relación muy fluida” y que el científico había querido volver a su “verdadera vocación” académica.
El defensor de la “cero emisión” y el “comercio justo” que asesoró una termoeléctrica en el sur
Antes de asumir la subsecretaría en marzo de 2014, Mena se había convertido en un referente en temas de contaminación ambiental, del uso de la bicicleta, el reciclaje y del cambio climático.
“A mí me han amenazado en varias oportunidades. Son sectores que piensan que los afecto con mi trabajo al exponer los problemas medioambientales que causan”, dijo en una entrevista a una revista de la U. Andrés Bello en abril de 2013.
El café que le gusta tomar debe ser cultivado sin tala de bosques, “bajo el cobijo de árboles, con un proceso de comercio justo y orgánico”. En su Iphone le gusta escuchar música independiente, no comercial, y promueve dejar el auto en casa para evitar contaminar y hacer viajes cortos a pie en vez de usar el vehículo.
“La huella de una casa tiene mucho que ver con los patrones de uso del automóvil que se tiene en los hogares”, decía en una entrevista en septiembre de 2013.
Sin embargo, en ese mismo período fue duramente cuestionado por haber sido asesor ambiental de la termoeléctrica “El Campesino”, en la comuna de Bulnes, en el Biobío.
Mena trabajó para la compañía Australis Power que invertirá US$1.300 millones en dos centrales de gas natural licuado y un terminal flotante de regasificación.
“Quien se opone a esta central lo hace porque es fácil sembrar la duda, porque estamos en un momento ambiental particular donde la gente se acuerda de las imágenes del humo y las cenizas que han visto en las carboneras de la región, pero eso no es así, y la oposición se ha desinflado un poco cuando les decimos realmente en qué consiste esta central“, dijo en defensa del proyecto en agosto de 2013.
Incluso, los detractores del proyecto energético -que fue aprobado ambientalmente en agosto de 2016 con 10 votos a favor y uno en contra mientras Mena era subsecretario de Medio Ambiente-, acusaron que tenía “conflicto de interés” como autoridad y ex asesor. (Ver video)
También denostaron el informe de emisiones que hizo, ya que habría confundido la calidad del aire de Chillán, actualmente zona saturada, con la de Bulnes, que es una localidad rural.
“Además, queda en evidencia el fraccionamiento del terminal y la termoeléctrica, que fueron presentados por estudios de impacto ambiental separados al servicio de evaluación, lo que constituye una ilegalidad”, señaló la agrupación Bulnes sin Termoeléctricas.
En junio pasado, el Tercer Tribunal Ambiental de Chile, que sesiona en Valdivia, rechazó la reclamación presentada por el comité “Bulnes sin Termoeléctricas“, mediante la cual esta agrupación buscaba impugnar la aprobación de la central termoeléctrica.
El Líbero/Agencias