Un reproche elogioso

Un reproche elogioso

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Pareciera que la política duerme y solo se despereza por acción de terceros, ajenos a sus protagonistas. La Araucanía, Palma Salamanca, FF.AA. y Carabineros, etc. Pero hay corrientes profundas en movimiento. Quiero llamar la atención sobre una.

“(Si) hay algo que ya está determinado entre la Democracia Cristiana y el gobierno, bien poco tendríamos que hacer el resto de los partidos de oposición…”, dice el sábado Guillermo Teillier, Presidente del PC, en entrevista a El Mercurio.

¡Impresionante reconocimiento a la influencia de la DC en el actual Parlamento y a la impotencia opositora sin ella! Hoy la DC tiene menos parlamentarios, pero jamás en el gobierno de la Nueva Mayoría, alguien declaró que, una postura distinta de la DC, dejaba con “poco que hacer al resto”. Vivió la desconsideración a sus sensibilidades; el ninguneo a la centroizquierda, identificada despectivamente con la Concertación; y sobre todo, los oídos sordos a una clase media que se ha probado más moderada en sus preferencias que los ideólogos de “la calle” y el “cambio de modelo”. En fin, el número de parlamentarios influye, pero según como ejerza esa fuerza será el peso que tengan.

El titular periodístico a la entrevista a Teillier, fue su frase: “La DC y los radicales han actuado muy ligados apoyando al gobierno”. Contiene varias afirmaciones en una. Alerta que la DC está mostrando grados de autonomía crecientes respecto al resto de la oposición. Reconoce que en eso ha compartido posiciones con el PR. Devela que, para el entrevistado, toda postura de la DC distinta a aquella “genuina”, que sería la del resto de la oposición, o sea, la izquierda neomayorista y el Frente Amplio, transforma automáticamente a la DC en…¡aliado del gobierno! (habrán perdido el gobierno, pero no la soberbia). Oficializa algo sabido: el centro deja de estar subordinado, la centroizquierda fue muerta a golpes por la Nueva Mayoría, y para que renazca obliga a tratos distintos de aquellos que la mataron.

Hasta ahora, la resistencia de la izquierda oficial al cambio de la realidad, la hace debatirse entre el reproche a la DC y la búsqueda febril de convocatorias a un redil unificado de la oposición. Se idean encuentros varios, DD.HH., reforma tributaria, pensiones y por cierto, “el legado común”. Pero en este esfuerzo, prima la inercia atávica de persistir en el pasado reciente de centroizquierda y en la hipnosis frenteamplista, que la empujan más a alejarse del centro que a acogerlo.

La DC ha comenzado a redescubrir su importancia. Todos se preocupan de sus posturas. Todos buscan negociar con ella. Se da el gusto de aprobarle cosas al gobierno y propinarle derrotas, como la renuncia del intendente Mayol en La Araucanía.

La superficie de la política se aprecia adormecida, pero corrientes profundas se están moviendo; y la mayor autonomía DC es una de ellas. (La Tercera)

Oscar Guillermo Garretón

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