Bullying odioso

Bullying odioso

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Donald Trump provoca las más variadas reacciones, desde un repudio explícito hasta la adhesión incondicional. Por eso, no me sorprendió la crítica que recibí hace unos días de un airado lector, un empresario que vive en Inglaterra, que considera que mis duros comentarios sobre el mandatario norteamericano no son justos porque, me dijo, «Trump es el mejor Presidente de la historia de Estados Unidos».

En estos dos años de gobierno ha llevado al país de vuelta al rumbo económico y político para el cual está destinado, torcido por los demócratas. Además, concluía, el factor esencial de cualquier análisis es aquilatar la influencia de China.

Yo no puedo estar más de acuerdo con él en este aspecto, el de China, digo, y le reconozco también que lo del crecimiento del PIB de EE.UU. y el aumento del empleo son logros reales que impulsan no solo a los norteamericanos, sino que también al resto del mundo.

Mis críticas no van a los resultados de la administración Trump, sino a su estilo, a su carácter, a su falta de respeto por quien esté delante suyo, y por el maltrato a sus subalternos. Todo se puede hacer mejor, creo, con más elegancia, tino, negociando de buena fe, y no como si estuviera jugando al póquer en un bar del Far West. El objetivo de «hacer a América grande de nuevo» se podría lograr sin ofender, insultar, hacer bluffs o trampas por debajo de la mesa.

Pongo un ejemplo reciente: su reunión con dos importantes líderes demócratas para tratar la construcción del muro en la frontera con México. ¿Qué hace Trump? Los obliga a discutir frente a los periodistas y a las cámaras, una especie de cuartelazo, mostrando toda su arrogancia y soberbia.

Luego despide a su jefe de gabinete, el general John Kelly, y anuncia por Twitter a su sucesor. Cuando este rechaza el cargo, obliga a Kelly a quedarse.

Otro ejemplo, la guerra comercial con China. Trump ha pasado meses escalando la confrontación (lo mismo que hizo con México y Canadá antes de firmar un nuevo Nafta), anunciando aranceles, amenazando con represalias, una guerra verbal que tiene en vilo a la economía mundial. Cuando, finalmente, en la cumbre del G 20 parece haber llegado a una avenencia, a instancias de Washington, se detiene en Canadá a una importante empresaria china, con lo que todo vuelve a fojas cero.

¿Es la forma adecuada de manejar las relaciones internacionales, especialmente entre las dos mayores potencias mundiales? La política y la diplomacia requieren mayor sutileza. Trump prefiere el bullying, y eso es inaceptable en los intercambios entre las personas y también entre los Estados. (El Mercurio)

Tamara Avetikian

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