Es la mañana fría después del cambio de gabinete. La lluvia despejó el ambiente y la luz de la ciudad se ve distinta. Esto no es una metáfora del despertar de Andrés Chadwick del viernes pasado, pero se le parece.
Durante meses se dijo que el ministro del Interior pasaba un mal momento; que se había replegado. Fue en la cuenta pública del Presidente Sebastián Piñera cuando apareció un primer guiño a su favor: le encomendaba la tarea de modernizar y fortalecer las instituciones. Quedó medianamente claro que Piñera había optado por mantener a su primo y ministro. Y el jueves quedo prístinamente claro que, al no tocar el equipo político de La Moneda, el espaldarazo para Chadwick era total.
Quizá por lo mismo, el viernes 14 de junio el ministro andaba en mangas de camisa, desplegaba buen humor y señalaba: “El ánimo nunca lo he perdido”.
Muchos dicen que comienza una nueva etapa para Chadwick. Él precisa que lo nuclear del cambio de gabinete no fue un asunto político, sino que la necesidad de fortalecer el área económica del gobierno para sortear uno de sus peores momentos.
¿Cuál es la señal de fondo del cambio de gabinete?
Tiene distintas señales, pero hay una medular: fortalecer la acción económica. El 2018 crecimos al 4%; se reactivó la inversión, la productividad; se mejoraron los salarios, creamos 155 mil empleos. Pero este 2019 nos ha planteado un año más difícil, con un primer trimestre muy duro. La decisión fundamental del Presidente es potenciar, fortalecer, agilizar las acciones económicas para ayudar al crecimiento, a la inversión, a destrabar proyectos.
¿No hay un mea culpa? La gran promesa del gobierno era lo económico. ¿Se sobrealimentaron las expectativas?
Este no es un tema de mea culpa. Los gobiernos se enfrentan a situaciones difíciles de prever. Y aquí nos enfrentamos a una situación nueva que, básicamente, tiene que ver con la situación económica mundial. El mundo se contrajo, el mundo se estancó. Aun así vamos a crecer este año. Pero Argentina y Brasil están en recesión. Colombia y Ecuador están estancados.
Si el Presidente quería hacer un cambio de timón económico, ¿por qué no cambió a su ministro de Hacienda?
El Presidente quiere fortalecer Economía en una acción directa al mundo de las pymes y los emprendimientos, especialmente en destrabar proyectos y generar alternativas de crecimiento. Y esa no es una materia tan propia del ministro de Hacienda. Este cambio de gabinete busca fortalecer un accionar económico que incluye Obras Públicas, donde está la inversión del Estado en materias de infraestructura pública y la necesidad de convocar a los particulares. También está Energía, que ha pasado a ser un área extraordinariamente potente en materia de inversión. Por lo tanto, esos tres ministerios tienen la misión de entrar en acción.
¿Eso quiere decir que cambió el relato?
No. Quiere decir que nuestro gran desafío es conectar, de verdad, con la clase media. Hoy se abre la posibilidad de que nuestro sector político logre tener una real identificación con esas personas. En el pasado, la izquierda se “arraigó” en el mundo del trabajo, los sectores obreros o el viejo proletariado y creó un proyecto político, social y cultural, representando sus intereses y anhelos. Ahora el mundo de la clase media se identifica más con los principios y valores que representamos nosotros: mérito, esfuerzo, oportunidades, progreso…
La encuesta CEP debe haber sido muy dura para esa aspiración…
Hoy, la ciudadanía es más exigente y muchas veces las expectativas van más rápido que los resultados. Pero vamos a cumplir con lo que prometimos. El Presidente decidió hacer un cambio, enfocarse en lo económico para afianzar nuestro relato y que no pierda consistencia ni credibilidad. En ese sentido, la encuesta CEP nos reforzó la señal de que, a pesar de que la decisión ya estaba lista, teníamos que tomar estas acciones.
Muchos se preguntan por qué no hubo cambios en el comité político.
A veces las cosas son más simples. La señal es súper clara y dice relación con que el Presidente está conforme con su equipo político. Son personas que están trabajando con la eficacia que él quiere y con la confianza que él necesita. Pero eso no implica que estemos haciendo todas las cosas maravillosamente bien. No. Estamos exigidos al máximo.
Como jefe político, ¿qué rol estratégico va a jugar ahora?
Insisto: nuestro gran desafío es que los sectores medios se identifiquen con nuestro proyecto. Sin duda que aún pueden existir distancias e incredulidades. Y yo, como jefe de gabinete, quisiera lograr que todos en el gobierno aportemos para acortar esas distancias. Aquí radica el gran legado del Presidente Piñera: arraigarnos en la vida, dolores y esperanzas de las personas de clase media.
Hay quienes señalan que este nuevo gabinete esconde un riesgo: que fortalece más al piñerismo que a Chile Vamos.
Primero, los gobiernos son cortos y el Presidente hace los cambios en el momento oportuno. No espera. Actúa y busca un equipo que tenga una combinación de experiencia y de potencialidades para el tiempo que viene. Lo segundo es que el Presidente tiene un compromiso y una enorme gratitud con Chile Vamos, porque ha sido una coalición leal, jugada, comprometida.
La UDI, su partido, reclama que valen más las pataletas que la lealtad.
Es mi partido y lo conozco mucho. La UDI ha expresado legítimamente su aspiraciónde tener un grado de mayor participación y presencia. Pero sé que la UDI comprende que quien tiene que tomar las decisiones para elegir a sus colaboradores más directos es el Presidente de la República. Y eso lo respetamos todos.
¿No teme que la UDI se repliegue?
Estoy seguro de que más allá de estas expresiones legítimas, la UDI va a estar comprometida lealmente, porque es parte esencial de este proyecto.
Pero eso está por verse, ¿o no?
He sido UDI toda mi vida. La lealtad va más allá de las personas o de un cargo. Me equivocaría demasiado si ese no fuese el camino del partido.
En los momentos más duros
Ministro, ¿se siente más empoderado que hace dos semanas?
En lo personal, no veo ninguna diferencia. Como ministro del Interior siempre me he sentido con la confianza del Presidente y especialmente respaldado en los momentos difíciles. Él sabe que, al igual que cualquier otro ministro, cuenta con mi total disposición para hacer los cambios necesarios. Y sabe que siempre tendrá toda mi colaboración.
¿Y lo hablaron así de claro?
Con el Presidente uno puede hablar con total tranquilidad y franqueza.
¿Y usted le dijo: “Soy carta disponible si usted quiere cambiarme”?
Es que lo sabe de memoria. Nos conocemos mucho. Hemos trabajado intensamente en los últimos 10 años juntos. Él sabe cuál es mi disposición. Y siempre, siempre, he sentido la total confianza del Presidente, especialmente en los momentos más duros que me ha tocado vivir. Ahí he sentido más fuerte su apoyo.
Usted es un político avezado. Aunque diga que no ha cambiado nada, la muerte de Camilo Catrillanca lo dejó debilitado políticamente. Se retiró bastante de la esfera pública.
Obviamente, el caso Catrillanca fue muy duro… Fue muy duro en lo personal, porque murió un joven y su muerte fue en una operación de Carabineros fuera de todo protocolo, de una forma de actuar poco profesional, ilegal. Y yo soy ministro del Interior y Seguridad Pública, por lo tanto, está dentro de mi ámbito. Eso me duele en lo personal.
¿Y en lo político?
Como ministro del Interior me he empeñado en fortalecer y profesionalizar Carabineros. En el caso Catrillanca nada de eso se respetó. Y lo que más molesta, indigna, es que existió la pretensión de no solo mentirle al ministro -que ya es grave-, sino que mentirle al país, que es más grave.
La ciudadanía lo resintió…
Evidente. Y sé que he tenido una disminución en mi evaluación ciudadana, pero tengo la convicción de que estoy aquí mientras el Presidente confíe en mí para cumplir determinadas tareas y misiones. Y créame que tengo la fortaleza para resistir la adversidad, por dura que sea, por difícil que sea.
Entonces, ¿asume que ha estado más retraído políticamente? Se decía que andaba como bajoneado.
Gracias a Dios, yo no soy una persona olímpica. El caso Catrillanca me obligó a concentrarme, a prepararme, a ver qué es lo que ocurrió, cómo se puede tratar de evitar esos casos, a ver qué cosas se podrían haber hecho antes, o qué cosas se pueden reparar. No me da lo mismo. Me involucro.
¿Ahora hay un “Chadwick recargado”?
Con recargo de trabajo, sí.
¿Y de ánimo?
Es que el ánimo no lo he perdido.
“Lavín tiene una notable capacidad de sintonía y olfato”
¿Qué es lo que peligra en una sociedad cuando sus instituciones se debilitan?
La democracia.
¿Y qué significa que peligre la democracia en los tiempos actuales?
Que peligra la posibilidad de tener una convivencia sana, tranquila, con diferencias de ideas, y no de acciones, ni de populismos, ni de demagogias, ni de extremos.
¿Y Chile hoy día está más cerca de los extremos y del populismo?
Yo creo que está más lejano que otros países, pero no estamos ausentes de ese riesgo.
¿Y para usted José Antonio Kast sería un extremo o un populismo?
Si José Antonio Kast quisiera representar un extremo o un populismo, estaría condenado a ser una minoría poco relevante en el país. Yo creo que él está generando posiciones más duras, pero tiene la inteligencia necesaria para saber, y lo conozco, de que si se va por un lado de extremismos, demagogias y populismo, serán posiciones muy minoritarias.
Un personaje que parece tener hambre de mayoría es Joaquín Lavín, que crece en las encuestas. ¿Cuál es la fórmula de Lavín?
A Joaquín Lavín lo conozco mucho, igual como conozco a varios más. Porque lo interesante hoy es que dentro de Chile Vamos se está produciendo una cosa nueva. Somos la coalición donde sus figuras están siendo más destacadas.
Pero son figuras con una mirada más local…
Es que depende de los lugares, las circunstancias y los tiempos. Tienes alcaldes como Joaquín Lavín; figuras como Manuel José Ossandón, que es senador, o figuras que vienen irrumpiendo como la ministra Marcela Cubillos.
Antes le respondo lo de Joaquín Lavín. Él tiene una notable sintonía con los problemas ciudadanos. Sabe escucharlos. Sabe detectarlos. Sabe buscar respuestas novedosas y tiene una notable capacidad de sintonía y olfato. Por eso tiene esa evaluación. Dicho esto, déjeme decirle que para la elección presidencial faltan dos años y medio todavía.
¿Al gobierno le complica que surjan cartas presidenciales ahora?
Falta mucho tiempo, el gobierno está en pleno desarrollo. Mientras mejor le vaya al gobierno, mejor le va a ir a cualquiera de las figuras presidenciales de nuestro sector. Pero a mí me pone muy contento que existan muchas alternativas.
¿Ve a Marcela Cubillos con una proyección presidencial?
Bueno, está con una evaluación muy potente en uno de los ministerios más difíciles. Eso está indicando algo.
¿Qué?
Que ella está sintonizando, que está transmitiendo y haciendo una muy buena gestión como ministra de Educación. Con Lavín pasa lo mismo, pero en otra esfera. Andrés Allamand está empezando otro tipo de acción en el Senado. Está Manuel José Ossandón, que tiene una sintonía muy potente también en los mundos de clase media y populares. Lo bueno y lo nuevo es que tenemos un abanico de posibilidades.
La Tercera/Agencias