El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, impuso su estrategia en una tensa mesa de negociaciones al alcanzar un acuerdo con tres de las cuatro empresas privadas con las que renegociaba polémicos contratos de gasoductos, logrando un ahorro de 4.500 millones de dólares. Tras semanas de negociación, el Gobierno de México obtuvo un «buen acuerdo».
«Había diferencias, incluso se estaba a punto de acudir a tribunales internacionales por los contratos que se suscribieron en la construcción de gasoductos (…) pero hicimos un llamado a los empresarios para buscar un acuerdo», dijo López Obrador, quien no ocultó su felicidad por el acuerdo alcanzado. «Esto fue posible por la voluntad, la disposición al diálogo de los empresarios», añadió. «Evitamos una disputa que habría implicado ir a tribunales internacionales, una disputa que habría llevado años resolver y que habría generado una atmósfera de desconfianza hacia el gobierno y hacia México en un momento en que necesitamos inversión», dijo López Obrador.
La disputa involucra siete ductos, terminados unos y bloqueados, en algunos casos durante años, por apelaciones o protestas judiciales otros. México ya tenía fama de ser un lugar donde los derechos de paso son difíciles de garantizar, lo que hace que los proyectos de infraestructura en general sean más caros y complicados.
El mandatario recordó que legalmente ya se habían firmado los contratos y acordado las condiciones, que el Gobierno de López Obrador, consideró como «dañinas para la hacienda pública». Por ejemplo, obligaban a la administración a pagar recibieran gas o no. Y por eso acudió a los dueños de las empresas para que, haciendo a un lado los compromisos legales, se llegara a un acuerdo.
López Obrador destacó la participación desde el inicio del Grupo Carso, propiedad del magnate Carlos Slim, que fue el primero en llegar al acuerdo con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y para el que, resumió, fue «un gran gusto» concluir la negociación. «Esto marcó la pauta para lograr los acuerdos posteriores», apuntó el presidente, que había invitado a Slim a su conferencia de prensa diaria.
Entre las empresas participantes de la renegociación está TC Energy-TransCanada y las mexicanas IEnova, Fermaca y Carso Energy, un conglomerado industrial propiedad de Slim. El director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett, explicó este martes que en total se realizaron tres reuniones generales y 16 con cada una de las empresas con las que llegaron a acuerdos «razonables y equitativos».
Señaló que los resultados de la renegociación son tarifas de servicio de transporte de gas «transparentes y que reflejan costos reales» y tildó al acuerdo de «definitivo, razonable y equilibrado». Bartlett apuntó que el monto total contenido en los contratos tenía un costo para la CFE de 12.000 millones de dólares. Los gasoductos llevarán gas de Texas, uno de los más baratos del mundo, «a millones de mexicanos y la industria del país». (DW, efe/ap)