Sobre la injusticia se construye injusticia- Luis Hermosilla

Sobre la injusticia se construye injusticia- Luis Hermosilla

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El 22 de noviembre, en Arica, se produjo la funa a un senador socialista por el solo hecho de haber señalado públicamente que era partidario de “reprimir” a quienes habían vandalizado los validadores del metro. Lo trataron de “traidor” y lo acusaron de ser “cómplice” de las violaciones a los derechos humanos. Esta semana, lamentablemente para el país y para la democracia, la funa se trasladó al Senado de la República, donde se aprobó una injusta acusación constitucional contra el exministro del Interior y Seguridad Pública del gobierno del Presidente Piñera.

No voy a entrar en argumentaciones jurídicas, que las había, y eran muchas y muy sólidas. Tampoco voy a dar cuenta de la larga lista de acciones que Andrés Chadwick hizo, en el ejercicio de su cargo y desde el primer día, para que el actuar de nuestras policías fuera dentro del marco de la ley, los protocolos vigentes y el respeto a los derechos humanos. Y de todo lo obrado para llevar adelante la necesaria reforma para modernizar y profesionalizar a nuestras instituciones policiales. Entre otras cosas, porque ninguno de los que aprobaron la injusta acusación constitucional contra el exministro Andrés Chadwick estuvo dispuesto a escuchar nada de esto.

Peor aún, hubo quienes no estuvieron presentes en ningún momento en la sala cuando se plantearon los argumentos a favor y en contra del libelo. Algunos estaban en el extranjero. Sin embargo, no dudaron en pronunciarse con total desparpajo. Esto es lo mínimo que se puede esperar de honorables senadores que ejercen su rol como jurado. Votaron sin haber escuchado, vulnerando las garantías mínimas de un debido proceso. Porque, la verdad sea dicha, esta era una acusación política. Como dijo el mismo senador funado por su propio mundo en el norte: “quiero ser bien franco, aquí el castigado fue el Gobierno”.

Duele ver cómo se comete una injusticia de tal tamaño con un amigo de toda la vida, pero duele aún más cuando se observa este nivel de inquina y arbitrariedad respecto de un político de trayectoria intachable, de valores éticos y morales que todos reconocen, incluso aquellos que no dudaron en sentenciarlo el pasado miércoles a la muerte cívica. Todos saben que ha sido un político que solo ha buscado servir a Chile, que realizó una contribución indiscutible al diálogo y los acuerdos durante sus cuatro décadas, especialmente en momentos difíciles para el país y para la transición a la democracia. Incluso, asumiendo duros costos con su propio mundo al hacer pública su mirada crítica respecto de las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.

Por cierto que Andrés Chadwick nunca, jamás, habría omitido deliberadamente acción alguna que permitiera la vulneración de derechos humanos de ninguna persona.

Pero nada de eso importó.

El miércoles pasado, una vez que se aprobó esta injusta acusación, se produjo un inesperado silencio en la sala del Senado. Solo quedaban parlamentarios opositores. Cuando era de esperar celebración se produjo un profundo silencio, revelador, y muchas caras serias. Es probable que algunos de ellos estuvieran, un poco tarde, reflexionando en conciencia sobre la injusticia que habían cometido. La sensación que transmitían era la de aquellos que saben que han obtenido una victoria a lo Pirro.

Saben que sí, tuvieron su chivo expiatorio. Pero la figura de Andrés Chadwick, su coraje y estatura política, solo crecieron tras lo ocurrido y va a seguir siendo uno de los políticos más respetados de su generación. Como dijo mi amigo y exministro, no se puede construir justicia y dignidad sobre la injusticia. Sobre la injusticia solo se sigue construyendo injusticia. (El Mercurio)

Luis Hermosilla

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